Súplica ante el peligro

Súplica
Con frecuencia los salmos son oraciones de personas que se ven acorralados por enemigos y ponen su confianza en Dios que los va a sacar de los peligros que les acechan. El salmo 53 es un modelo de este tipo de oraciones. Las primeras frases son un buen ejemplo de ellas: “Oh Dios sálvame por tu nombre, sal por mí con tu poder. Oh Dios escucha mí súplica atiende a mis palabras; porque unos insolentes se alzan contra mi” (v 3-5).

En el instante que escribo estas líneas, me pregunto: ¿cuántas personas no se estarán dirigiendo al Señor una súplica semejante? Me siento cercana a ellas, pido a Dios Padre de misericordia que se apiade. No puedo hacer otra cosa porque no sé ni quienes son pero sé que en nuestro mundo hay mucho dolor y esto basta.

El salmista que es un fiel creyente dice: “Pero Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida” (v 6). ¡Qué confianza la de este israelita! En momentos de dificultad tener una gran confianza en el Señor nos es de gran ayuda.

Este salmo como todo el Antiguo Testamento se encuentra bajo la ley del talión: “Ojo por ojo” por ello dice: “Devuelve tú su maldad a mis contrarios y destrúyelos, por tu lealtad” (v 7). Pero Jesús vino a perfeccionar esta ley y antepuso la ley del amor a los enemigos: “Habéis oído que antes se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis a quien os haga algún daño. Al contrario, si alguien te pega en la mejilla derecha, ofrécele también la otra” (Mt 5,38). Y en unos versículos más adelante Jesús dice: “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, pues él hace que el sol salga sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos e injustos. Porque si amáis solamente a quienes os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¡Hasta los que cobran impuestos para Roma se portan así!".

El salmo termina con la promesa de ofrecer un sacrificio de acción de gracias confiando en que Dios escuchará su súplica: “Te ofreceré un sacrificio voluntario dando gracias a tu nombre que es bueno” (v 8). Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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