Mirar al Sur. Un ejercicio muy necesario, que no han hecho demasiado nuestros obispos, ni siquiera Roma, y que ahora cobra especial relevancia ante el cambio en la sede de la Nunciatura. Y es que uno de los primeros deberes del nuevo representante papal será la comenzar la 'reconquista' (en este caso, renovación) de la Iglesia en las diócesis del sur de España. Una serie de nombramientos (y algún cambio de cromos) podrían provocar una oportunidad de relevo para una región donde parece haberse impuesto, durante hace años, el sector más conservador.

Atrás quedaron los años de Amigo, Dorado Soto, Vilaplana o Ceballos, sustituidos por Asenjo, Catalá, Gómez Sierra o Zornoza, a los que habría que sumar a Demetrio en Córdoba o Rico Pavés en Jerez, sin olvidar a Chico en Jaén. Y es que, a excepción de Almería, la mayor parte de los obispos andaluces son netamente conservadores. Cuestión aparte es la de los dos metropolitanos, Sáiz Meneses (Sevilla) y Gil Tamayo (Granada), que gozan de predicamento tanto en Madrid como en Roma, y han sabido, con distintos matices, contemporizar con una feligresía mucho más 'progresista' que su clero. Y que su episcopado.

Lo cierto es que la Iglesia andaluza, de un tiempo a esta parte, se ha convertido en uno de los lugares para el episcopado español. Y, también, que se abre una ventana de oportunidad. Los obispos de Córdoba (el relevo de Demetrio Fernández está al caer), Málaga (la sucesión de Catalá ya se ha activado) o Cádiz (aunque en este caso el relevo de Zornoza parece más lejano) se encuentran en situación de renuncia, y ya han presentado su preceptiva carta al Papa. Algunos otros movimientos, como el de un auxiliar para Granada, o el 'ascenso' de algún otro obispo ya presente en la zona, podrían ser un buen botón de muestra para lo que Francisco quiere que sea la Iglesia andaluza.

Una Iglesia andaluza en la que juega un especial papel el arzobispo de Sevilla, que ha sabido ganarse el favor y la confianza de Bergoglio, y que ha logrado volver a colocar la religiosidad popular en la 'primera división' de la vida de la Iglesia, con la celebración del II Congreso de Hermandades y Cofradías y, ahora, con la organización del Jubileo de las Cofradías, que el 17 de mayo llevará a Roma, entre otras imágenes, al venerado El Cachorro.

A nadie se le escapa que Sáiz Meneses es un obispo conservador, que sin embargo siempre ha mostrado capacidad de encaje y de negociación. La 'pérdida' (momentánea) de un capelo que se daba por hecho puede servir, además, para 'encajar' los últimos años de su pontificado en un pleno aggiornamento con el movimiento de renovación que busca Francisco para España, y que con la llegada del nuevo Nuncio, y el papel que puedan seguir ejerciendo, con mayor libertad en este caso, los españoles miembros de la Congregación de Obispos, tiene que convertirse en realidad en el corto plazo. Aunque cada vez sea más difícil encontrar sacerdotes (o religiosos) que quieran ser obispos. En Andalucía, y en el resto de España. Otra tarea pendiente.