Hay quienes saben ver más allá de lo que ven, son personas para las cuales las cosas tienen un aspecto distinto del que se descubre con la simple mirada. Más allá de lo que ven, saben entrever algo más, algo de un valor mayor y mejor, algo que los demás quizás nunca podrán descubrir y precisamente por esto su visión se convertirá en su tesoro.

Había sin duda muchas personas en Belén cuando nació Jesús, para la mayoría había nacido simplemente un niño y no sabían o no podían descubrir en él más allá de cuanto podía ser contemplado a simple vista. Según el Evangelio, los pastores de Belén fueron y vieron al Niño con su Madre, pero en sus oídos resonaba cuanto habían oído a los ángeles anunciando la Gloria de Dios y la Paz en la tierra. No vieron simplemente a un niño, vieron Aquel que había venido para traer paz a la tierra.

Lo mismo ocurrió con los Magos, buscaron al Niño y cuando lo hallaron con su Madre, también vieron más allá de cuanto la vista humana podía dejar ver, y descubrieron al Rey de Reyes y le adoraron.

Estos días de Navidad pienso que muchas personas hacemos un esfuerzo para ver más allá de lo que vemos, tan simple y normal, como son las cosas de cada día, detrás de una sonrisa esperamos hallar un deseo de paz.Al recibir un regalo esperamos ver no sólo la entrega de un don, sino la demostración de un cariño deseado.

Es una gracia, no solo en Navidad sino siempre en nuestra vida, que en todos los detalles que la forman intentemos ver siempre un poco más allá de aquello que percibimos con la visión humana, para agradecer y sonreír ante el querer de Dios. Texto: Hna. Carmen Solé.