La vida... El cuidado de la vida
Cuidar la vida, no es sólo referente a la propia, sino que cuidar la vida es la de todos porque somos cooperadores y caminamos juntos.
| Gemma Morató / Hna. Conchi García
Parece un tema de moda, o simplemente da la sensación de que es algo de un grupo de personas que tienen una idea concreta y salen a defenderla con pancartas y manifestaciones. Pues, no se trata de eso, únicamente quiero centrarme en lo que es nuestro y nos atañe, algo que forma parte de nuestra vida personal y social, algo que solamente nos lleva a mejor vivir en nuestro mundo.
Cuidar la vida, no es sólo referente a la propia, sino que cuidar la vida es la de todos porque somos cooperadores y caminamos juntos. “La espiritualidad del cuidado es un reto a nuestro modo de ser, estar, hacer y relacionarnos en el mundo”, como decía Pepa Torres. Sin duda, sin el cuidado del que hablamos, podemos afirmar que la vida está amenazada; dice la “Laudato si”, 69, que “la vida está en peligro”. Por ello hemos de ser conscientes de la necesidad que tiene la vida en general para que podamos seguir viviendo, valga la redundancia.
Defender la vida, cuidar la vida… son dos aras de la misma realidad, ya que vivimos una vida nueva y la amamos. Para defender la vida hemos de situarnos en posición de defensa. Es decir, hemos de defender lo que es nuestro, defender la casa de cualquier intrusión, fuere la que fuere, y para eso hemos de desterrar lo que es negativo, hemos de despojarnos del “hombre viejo” para ser “hombres nuevos”. Nuestra mirada ha de ser distinta frente a la realidad de las cosas, no conformarnos con lo que se nos ofrece si no cuestionar lo que no es puro y sincero, lo que no nos aporte positividad. La defensa sucede cuando queremos cambiar algo, proteger lo que creemos válido… por eso, no nos conformemos con cualquier cosa y luchemos para llegar a lo bueno, y a lo que haga de nosotros personas más sensibles y verdaderas.
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