“Dijo Jesús a los judíos que habían creído en Él: Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8, 31-32).

Quería comenzar por estas palabras del Evangelio de Juan porque estamos llenos de declaraciones, justificaciones y más palabras referentes a la verdad, y lo único cierto de todo esto es que ya no sabemos qué creer.

No es necesario que busquemos todo ello fuera de nosotros, es verdad que parte de la sociedad ya está marcada por esta misma tendencia, es decir, hablamos de verdad cuando en realidad estamos intentando conseguir lo que queremos, los propios intereses, mi bien, mis cosas… olvidando que todos tenemos necesidades; y justificamos todo ello en ocasiones diciendo que no hacemos mal a nadie, aparentemente.

La verdad ha de estar por encima de todo, vivir en verdad implica mucho en nuestra vida, pero es la única forma de vivir en justicia, tranquilidad y sinceridad. Por ello, afirma la cita, que la verdad nos hará libres, porque sólo con esta actitud alcanzamos la libertad. Nadie es “libre” si está sometido a la mentira porque se ha esclavizado en una manera de vivir que no le dejará salir con facilidad.

Llama la atención que el ser humano apela mucho a su libertad, cuando la realidad es bien distinta, porque cuando llegamos a entrar en ese bucle de abandono de la verdad ya somos prisioneros. Por tanto, busquemos la verdad, no nos engañemos a nosotros mismos, seremos libres cuando no estemos atados a nada; por ello, actuemos con sinceridad y buscando siempre el bien común. Si conocemos la verdad estamos obligados a vivir en ella, y sólo esa verdad nos hará libres.