El cardenal portugués desafió a los 'influencers' católicos a rechazar el 'heroísmo solitario' Cardenal Mendonça: “No escuchen a los pesimistas profesionales que se alegran de vender ruinas y puestas de sol"
Ante una presencia "irreversible" en la cultura digital, la cuestión es "saber hacerlo" y en equipo, dijo el prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación
El prefecto del DCE alertó de la polarización y “tribalización del discurso” en las redes sociales, señalando que esta actitud es “muy diferente a la misión sinodal”
"La JMJ muestra la mundo que la guerra y la dictadura de la indiferencia y la desigualdad entre los seres humanos no son inevitables”
“El cristianismo contemporáneo necesita credibilidad existencial por parte de los cristianos. Pero también necesita credibilidad cultural, credibilidad comunicacional”
"La JMJ muestra la mundo que la guerra y la dictadura de la indiferencia y la desigualdad entre los seres humanos no son inevitables”
“El cristianismo contemporáneo necesita credibilidad existencial por parte de los cristianos. Pero también necesita credibilidad cultural, credibilidad comunicacional”
Por iniciativa del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede y la Comisión Episcopal que coordina el sector de las Comunicaciones Sociales en la Conferencia Episcopal Portuguesa, los influencers católicos se reunieron en la mañana del jueves 3 de agosto, para una celebración de la Eucaristía, uno de los momentos de encuentro con los evangelizadores digitales durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
La misa fue presidida por el cardenal portugués Tolentino Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación (DCE), quien en su homilía señaló que “hoy la pregunta ya no es si vamos o no a interactuar con la cultura digital, porque eso se ha convertido en un hecho irreversible. La cuestión es “saber cómo hacerlo”, dijo el prefecto.
El purpurado luso afirmó luego que la presencia digital, en el cristianismo, no pide “el heroísmo solitario”, sino que pide la “audacia de tejer relaciones de comunión”, afirmando que, en la Iglesia, “es una trabajo en equipo”.
El prefecto del DCE alertó de la polarización y “tribalización del discurso” en las redes sociales, señalando que esta actitud es “muy diferente a la misión sinodal”. Tenemos –dijo- que aprender a reconocer a nuestro prójimo, incluido nuestro vecino digital”.
El cardenal José Tolentino Mendonça subrayó que “la JMJ es un gran e inolvidable evento ya que conecta a más de un millón de jóvenes que se miran cara a cara, y millones más en el contexto digital, para mostrarle al mundo que la guerra y la dictadura de la indiferencia y la desigualdad entre los seres humanos no son inevitables” y desafió a los evangelizadores digitales a “caminar juntos”, en unidad en la Iglesia, con los obispos y el Papa Francisco.
“Ustedes, queridos jóvenes, hacen realidad el sueño del Papa Francisco, cuando nos habla de la necesidad de construir una cultura del encuentro y nos desafía a ser protagónicos juntos en el sueño misionero de llegar a todos”, señaló Mendonça y alertó sobre “la urgencia del diálogo y la misión en nuevos espacios”, indicando que ahora corresponde a los evangelizadores digitales “traducir culturalmente el mensaje de Jesús”.
“El cristianismo contemporáneo necesita credibilidad existencial por parte de los cristianos. Pero también necesita credibilidad cultural, credibilidad comunicacional”, dijo el cardenal y poeta portugués y alertó que lo “peor que puede pasar” es “reducir la experiencia de fe a una conversación cerrada al círculo de los que ya están convencidos, cerrados en un lenguaje que los hombres y mujeres de hoy no entienden”.
De ahí que “la misión de hoy les pide habitar el nuevo Areópago, pide imaginación, valor para proclamar la fe fuera de las puertas”, desafió el cardenal Tolentino.
“No escuchen a los pesimistas profesionales que se alegran de vender ruinas y puestas de sol. Es suficiente mirarlos a ustedes para sentir que el día amanece” y añadió: “Hagan sentir su capacidad de soñar, su deseo en el corazón de la Iglesia. Hagan sentir que son la Iglesia. Llénenla de su juventud, de su alegría. Actúen como corresponsales de ella y de su misión. Caminen juntos en unidad, en las diferentes Iglesias locales con sus obispos, y en la Iglesia Universal con el Santo Padre. Ayuden a convertir los inviernos en primaveras. Y a la llamada de Cristo, que hoy pasa por sus vidas, digan ‘presente’, ‘aquí estoy’. Este es también el ejemplo y la fuerza que nos da María Santísima. Y nos consagramos a su protección”, concluyó.
Al final de la celebración, el cardenal Luis Antonio Tagle, proprefecto del Dicasterio para la Evangelización, afirmó que solo Jesús hace posible que los influencers sean auténticos y desafió a los evangelizadores digitales presentes a ser auténticos y convocar a su comunidad y en particular a los obispos diocesanos.
Por su parte el prefecto del Dicasterio para la Comunicación, doctor Paolo Ruffini, agradeció la presencia de ambos cardenales, y animó a los comunicadores digitales a “construir en las redes sociales una comunicación verdaderamente diferente. Con humildad, sin vanagloria, sin narcisismo; con la conciencia de ser servidores inútiles, instrumentos de una misión que nos trasciende. Creando una red de testigos conscientes de la diferencia entre el Espíritu que nos une (entre nosotros y con Dios, como miembros unos de otros) y los algoritmos que (abandonados a sí mismos, privados del soplo divino que anima nuestras almas) no pueden percibir el amor en el que todo subsiste”.
“Sólo así –concluyó- nuestra red será diferente. Una red de libertad, que te libera no te captura. Una red animada, da una "buena inquietud": la que nos impulsa a ir más allá de la orilla, no para conquistar el mundo o para coger bacalao, sino para animar el mundo con el consuelo y la alegría del Evangelio. un anuncio de vida en el mar de la muerte, es un anuncio de libertad en los torbellinos de la esclavitud, de luz en el abismo de las tinieblas”.
“Una red tejida con paciencia. Capaz de prefigurar el reino de Dios. Una red dinámica, hecha de nudos que no son estáticos, solitarios, sino que expresan un núcleo de relaciones profundas, verdaderas. Nudos que se disuelven en abrazos a medida que el egoísmo y la vanagloria dejan paso al amor”.
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