Tagle se despide con una misa en la catedral de Manila Cardenal Tagle: cuando un amigo se va
El Nuncio, quien se va a Nueva York a la O.N.U. para suceder al nuncio filipino que es el inquilino actual en Madrid, subió al podio para anunciar lo que la gente ya sabía puesto que se había hecho público el nombramiento
Lloró el Cardenal sentado en su cátedra que pronto abandonará durante la bendición
Francisco está llevando una revolución, que es su revolución evangélica, de volver a las raíces con un espíritu auténticamente evangélico, quitando elementos que se han extraviado de este camino o que obstaculizan la realización de los propósitos de este camino
Francisco está llevando una revolución, que es su revolución evangélica, de volver a las raíces con un espíritu auténticamente evangélico, quitando elementos que se han extraviado de este camino o que obstaculizan la realización de los propósitos de este camino
| Marco Ofilada
Fue el 9 de diciembre de 2019, en la Catedral Basílica de Manila, durante la misa mayor de 12, 10 h. Presidía el Cardenal Luis Antonio Tagle, Arzobispo de Manila. Destacaban entre los concelebrantes el Cardenal Rainer Maria Woelki, Arzobispo de Colonia y el Arzobispo Gabriele Caccia, Nuncio Apostólico de S.S. a Filipinas.
Tagle en su homilía se centró en la vocación de María, recalcando que todos tenemos una vocación, una llamada como la Virgen. Incluso, como suelen hacer los predicadores populistas, pidió que cada uno de los asistentes dijera o recordara a las personas sentados a sus lado que "usted tiene una vocación". Menos mal que no nos pidió que nos abrazáramos o besáramos, como piden otros.
Después de la comunión y antes de la bendición, el Nuncio, quien se va a Nueva York a la O.N.U. para suceder al nuncio filipino que es el inquilino actual en Madrid, subió al podio para anunciar lo que la gente ya sabía puesto que se había hecho público el nombramiento del Cardenal Tagle como nuevo Prefecto de Propagando Fide el día anterior, por la tarde (a las 12.00 h. hora de Roma).
Mons. Caccia, llamado uno de los nuncios más queridos de Filipinas, dijo que ayer llegó el Ángel Gabriel y como la Virgen el Cardenal respondió generosamente a la Palabra, a la Llamada. Repitiendo el tópico de que Filipinas es una tierra de sonrisas (sin comprobar la sinceridad o la profundidad de este rasgo), dijo que Tagle recibió el nombramiento con una sonrisa aunque las procesiones van por dentro, como es el caso de los filipinos perennemente sonrientes incluso en medio de las grandes crisis, atributo este de los nativos de esta tierra que gusta tanto al Nuncio que se va. Pero como todos los que se van, apenas ha podido de verdad comprender del todo esta sonrisa filipina que resulta desconcertante incluso para los nativos, como el que suscribe estas líneas mal pergeñadas.
Concluyó la intervención del Nuncio con una bendición del Cardenal que se va por el pueblo, con la imposición de manos, gesto que evocaba la bendición del nuevo papa por el pueblo durante la primera aparición de Francisco tras su llegada al solio pontificio. Es también un gesto muy en boga entre el laicado filipino, empezando con los pentecostales y muy cuestionado por liturgistas y carcamales, pues según estos últimos son gestos sacerdotales que recuerdan la epíclesis.
Lloró el Cardenal sentado en su cátedra que pronto abandonará durante la bendición. Formado por los jesuitas en el seminario, tal vez sea heredero del don de las lágrimas ignaciano. Todavía muchos se acuerdan de cuándo lloró tras recibir el birrete cardenalicio de manos del entonces papa Benedicto XVI. De verdad, Tagle ha vivenciado momentos intensos y ha percibido en estos el don de Dios. Y ahora, en su persona, Manila tiene un don a la iglesia universal, a la Congregación de Propaganda Fide, como el papa rojo, el papa de los lugares de misiones. Un dicasterio importante, de primera fila.
Tagle, con su reputación internacional, es el hombre adecuado para este cargo. Siendo también presidente de Caritas Internacional, ha podido conjugar con mucha dificultad este cargo con el de Pastor de la Iglesia Manila, pues ha tenido que ausentarse por una duración considerable de su diócesis incluso hasta faltar a ciertas ocasiones o fiestas dentro de ella o incluso no ha tenido tiempo suficiente para atender con la detención merecida a su clero y a los laicos. Pero siempre sonriente, campechano y amable pero siempre con prisas, debido a sus incontables quehaceres y compromisos. A pesar de ello, y como era de esperar, su gestión no ha gustado a todos, sobre todo por grupos conservadores, por grupos consternados con la actuación de ciertos clérigos (algunos tildan a Tagle de tolerar que los curas tengan como máximo un hijo en vez de expulsarlos inmediatamente, junto con el Cardenal Gaudencio Rosales y Mons. Pablo Virgilio David y de ser tolerante con los sacerdotes homosexuales). En fin, todavía es pronto juzgar con la objetividad deseada el legado de Tagle en Manila y en Filipinas. Ahora se le abre otro camino, más universal, más internacional. Le deseamos todo lo mejor, con todas nuestras oraciones.
En aquella misa memorable en la Catedral, Tagle no lloró solo. Vi a seglares, sobre todo mujeres, y algunas religiosas derramar unas lágrimas. Tras la misa algunos de los seglares más atrevidos se le acercó al Cardenal para darle su enhorabuena, mientras este y otros vips y personal de la Archidiócesis y de la Catedral iban a una fiesta-comida en las instalaciones de la Catedral. Yo hubiera preferido una fiesta para todos, para los pobres con comida sencilla como el arroz caldo o caldoso de los filipinos con trocitos de pollo y carne pero asequible para todos.
Para muchos filipinos, la partida de Tagle a Roma es la de un amigo. De verdad, un amigo se va. Yo al menos no puedo considerar a Tagle como amigo personal porque solo he coincidido con él en celebraciones grandes y solo tuve oportunidad de saludarlo una o dos veces. Pero se nota que era un populista, debido en gran parte a su programa televisivo y que quiere proyectar la imagen de un pastor pro-pobre, pro-gente, pro-masa, respetuoso, sencillo, campechano. Y con toda la sinceridad de la que es capaz, dentro de las limitaciones inherentes a todo ser humano.
Claramente, Francisco está llevando una revolución, que es su revolución evangélica, de volver a las raíces con un espíritu auténticamente evangélico, quitando elementos que se han extraviado de este camino o que obstaculizan la realización de los propósitos de este camino. Francisco da oportunidades a todos de diversas corrientes a participar, entre ellos al Cardenal Müller, cuyo mandato al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe no renovó. Y últimamente al predecesor de Tagle al frente de la Propaganda Fide, quien había sido Nuncio a Filipinas de 2006-2007. También había sido funcionario en la misma Nunciatura de Manila en los años noventa. Claramente, Filoni fue defenestrado y trasladado para sustituir al Americano O´Brien, un cardenal que no comparte para nada el sentido evangélico de la revolución del papa.
La revolución franciscana es una llamada para todos. Da una oportunidad para todos, pues la iglesia es plural, con diversas corrientes pero con un camino común que es comunión hacia la realización del Reino de Dios en esta tierra. Los que no pueden seguir que bajen del tren. En esto ha sido muy claro, contundente y consecuente el papa Francisco.
Se le ve a Tagle como gran colaborador de Francisco para crear una iglesia pobre para los pobres. Incluso desde su elevación al cardenalato por Benedicto XVI ya era un prelado de gran proyección internacional. Con este nuevo nombramiento, no solo se hace un colaborador más cercano de Francisco sino que claramente este está preparando el próximo conclave. Se ha aumentado la chance de Tagle para suceder a Francisco. No sabemos si esto sucederá. Recuérdase que Bergoglio era el runner up en el conclave de 2005. Ya sonaba el nombre de Tagle, creado cardenal por Benedicto XVI en el segundo consistorio de 2012 que era la última tanda de cardenales creados por el papa alemán, en el de 2013. No se sabe si Tagle sucederá al papa Bergoglio. Lo que sí se sabe es que este nuevo nombramiento es un acto providencial y que honra de nuevo a la iglesia filipina.
Solo cabe recordar aquí que le cupo al Cardenal José Tomás Sánchez (fallecido en 2012) el honor de ser el primer filipino prefecto de un dicasterio romano, el para el Clero, de 1991 a 1996. Fue un destacado colaborador de Juan Pablo II. Sánchez también había sido secretario de Propaganda Fide de 1985 a 1991. Compartía la ideología del papa Wojtyla como puede verse en sus intervenciones y en aquel Directorio meritorio que publicó cuando era prefecto.
El nombramiento de Sánchez primero en 1985 y después en 1991 lo vieron muchos como un acto revolucionario. De hecho, lo fue. El papa Wojtyla estaba llevando a cabo su revolución a la polaca de la iglesia como cultura o contracultura en contra del mundo y de sus valores. Sánchez compartía la idea de una iglesia monolítica, sociedad perfecta sin tolerar oposición, diferencias, contradicciones.
Francisco, en cambio, en su sueño de una iglesia pobre para los pobres quiere dialogar con el mundo, acercarse al mundo más, para entenderlo, sin escaparse de él para refugiarse en el humo del incienso o en la verbosidad de discursos teológicos u oficiales. En esto, Francisco se parece mucho a Pablo VI quien vio, a la luz del Concilio, la realidad de una iglesia dentro de una sociedad plural, pluriforme, dialogal y no desafiante como la Wojytliana.
Para este reto, Francisco puede contar con Tagle, amigo que se va de los filipinos.