(SIR).- "Ayer vimos a niños enterrando a sus padres y a padres enterrando a sus hijos. Hay madres y padres que han enterrado a todos sus hijos". El párroco de la Sagrada Familia de Gaza, Gabriel Romanelli, reflexiona, desde el dolor, al día siguiente de los funerales por las 18 víctimas del ataque israelí a la iglesia greco-orgodoxa de San Porfirio.
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En conversación con Sir, el sacerdote sostiene cómo "en estas horas, toda la comunidad cristiana de Gaza llora a estos hermanos muertos y permanece cerca de los heridos". "Todos eran amigos nuestros, formaban parte de grupos parroquiales y asociaciones. Católicos y ortodoxos", subraya Romanelli, que añade que "somos todos miembros de un mismo cuerpo, el de Cristo. En Gaza todos somos vecinos, y todos o casi todos somos parientes. El bombardeo, por tanto, no sólo ha golpeado a la hermana Iglesia griega ortodoxa, sino que ha marcado en el corazón a todos los mil cristianos que viven allí'.
El pensamiento del clérigo se dirige también, "en este momento de dolor, a los miles de muertos musulmanes y judíos, a los heridos de ambos bandos y a todos los privados de libertad. Para todos pedimos la paz e instamos a un alto el fuego inmediato'.
Mientras tanto, el número de refugiados en la parroquia latina ha aumentado a 700. Muchos de los que habían encontrado refugio en el complejo de San Porfirio se han trasladado de hecho a la iglesia católica. "Entre los refugiados cristianos de nuestra estructura hay familias, niños, más de 50 personas gravemente discapacitadas, enfermos, ancianos postrados en cama, heridos en el bombardeo de anoche", concluye el padre Romanelli.
