Recibió una visita canónica en 2002, pero no hicieron caso de las recomendaciones Las razones de la disolución de la Comunidad Palabra de Vida
Tras la visita canónica efectuada entre enero y febrero de 2022, se constataron “disfunciones sistémicas”, entre las que estaban los “abusos espirituales, excesiva espiritualización, fenómenos de control, falta de realismo o abuso de poder”
“Daba la impresión de que las cosas no habían evolucionado y que la Iglesia no había velado lo suficiente por esta comunidad, a pesar de las 240 salidas de los últimos 30 años”, según el obispo que ahora gestiona el período previo a la disolución
El matrimonio de fundadores pidió a los miembros que “los reconocieran como padre y madre”, proponiendo una visión de la paternidad espiritual que “les hizo perder su autonomía, su libertad de expresión y en cierto modo los degradó"
El matrimonio de fundadores pidió a los miembros que “los reconocieran como padre y madre”, proponiendo una visión de la paternidad espiritual que “les hizo perder su autonomía, su libertad de expresión y en cierto modo los degradó"
| José Lorenzo La Vie
“Abusos espirituales, excesiva espiritualización, fenómenos de control, falta de realismo, abuso de poder”. Estas fueron algunas de las “disfunciones sistémicas” halladas tras la visita canónica, de enero a abril de este año, por las cuales el cardenal arzobispo de Bruselas, Jozef De Kesel, ordenó su disolución a partir del 1 de julio de 2023.
Así lo confirma, en entrevista con el semanario La Vie, François Touvet, obispo de Châlons-en-Champagne, nombrado administrador apostólico de esta realidad eclesial fundada en 1986 por un matrimonio, que a los tres años fue objeto ya de informes sobre sus actividades, a la que se le envió una visita canónica en 2002, donde ya se detectaron una serie de disfunciones y realizó algunas recomendaciones al respecto, pero que, salta a la vista, fueron ignoradas.
“Veinte años después, la nueva visita canónica, de enero a abril de 2022, encontró los mismos hechos, dando la impresión de que las cosas no habían evolucionado lo suficiente, y que la Iglesia no había velado lo suficiente por esta comunidad, a pesar de las 240 salidas de los últimos 30 años”, reconoce el obispo.
Imposible refundación
De ahí la decisión radical de decretar la disolución pues, como señala el pastor, “el cardenal Jozef De Kesel consideró que las fuerzas humanas eran demasiado débiles para proceder a una refundación, a causa del sufrimiento y del agotamiento moral y psicológico de los miembros”.
“Además -añade-, para volver a poner en marcha la máquina, habría sido necesario encontrar un buen equipo de administradores y un clima favorable, pero hay demasiadas divisiones, tensiones y sufrimientos”.
El obispo Touvet señala también otros rasgos inaceptables en el funcionamiento de la comunidad. Como las traiciones al secreto de confesión de quien en los inicios fue guía espiritual de la comunidad, el sacerdote Jacques Marin, acusado de abusos sexuales por varias mujeres.
Sin tener en cuenta la realidad de las personas
Igualmente critica el pastor el funcionamiento de las casas donde habitan los miembros de la comunidad, “que se contempla siempre de forma tan espiritual que no se tiene suficientemente en cuenta la realidad de la vida de las personas, su sufrimiento y sus preguntas”.
Además, el gobierno de la comunidad, añade el obispo de Châlons-en-Champagne, “se centralizó en la pareja fundadora de Marie-Josette y Georges Bonneval”, quienes pidieron a los miembros que “los reconocieran como padre y madre”, proponiendo una visión de la paternidad espiritual que “les hizo perder su autonomía, su libertad de expresión y en cierto modo los degradó. Puso a todos en un estado de sufrimiento”.
Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME
Etiquetas