Celebramos hoy con gozo la presencia de María, la mujer nueva, la última fiel del Antiguo Testamento y la primera creyente del Nuevo Testamento, además la primera y mejor discípula de Jesús, como lo demuestra en su canto profético del Magníficat.
Desde esta María nueva, pensaba en la oración de la mañana, el día de la Virgen de los Dolores, en el mensaje reciente del obispo de Roma, Francisco.
“El placer culinario beneficia la salud y el sexual sirve para que el amor sea más bello, porque el placer es simplemente divino. La Iglesia siempre ha aceptado el placer humano, sobrio, moral. También reconoce que la Iglesia al reprimir el placer ha causado enormes daños” (TemaFutura, diálogo con el Papa Francisco sobre la Ecología Integral de Carlo Petrini).
María es más revolucionaria de la que presenta la piedad popular. María en las bodas de Caná facilitó el vino de la fiesta. Hoy María quiere vernos no con cara de viernes Santo, acompañando a la Dolorosa, sino felices, alegres, con cara de resucitados en la mañana de Pascua.