Es conocido en Religión Digital el “poeta y cura” Jesús Mauleón, párroco de cuatro pueblecitos próximos a Pamplona. Su blog lo encontraréis descendiendo quince pisos en el ascensor familiar (mejor, pulsando aquí). Salta hoy el poeta navarro a este Nido de Poesía porque nos honra con la presentación, en primicia, de su último impresionante poemario “Apasionado adiós” (Ediciones Vitrubio 2013).
Hemos titulado el post de hoy “J. MAULEÓN SE DESPIDE DEL MUNDO”. ¿Qué quisimos escribir: que ingresa en un convento, que nos dice adiós porque le anunciaron pocos días de vida? La cosa en más sencilla: a sus 76 años, en plenitud mental, afectiva y existencial le gustaría hacer cosecha de lo vivido (“Porque he vivido tanto...”),disfrutar más y más el presente (“Todavía empezar. Venga aún la luz. / Dure y dure esta nueva / borrachera de sol...”), vivir aquí el amor hasta que Dios quiera (“Tendré que repetir eternamente: ‘Te amo’, / ‘Eternamente me amas’, hasta el día / en que la muerte bata con su pie mi puerta...”).
Consta la primera parte —"Apasionado adiós"— de 51 poemas, a los que se añaden, bajo el epígrafe de "Otros poemas", 21 títulos más de diversos temas líricos. El paso del tiempo, la mortalidad, han sido preocupación recurrente en toda su poesía. Recordemos el poemario "Este debido llanto"(Vitrubio 2010), 42 poemas escritos a raíz del fallecimiento de la madre del poeta (pulsar aquí)."Apasionado adiós" es un canto a la vida, vida en la tierra, vida en el cielo. Descubrimos, en esta última entrega, la creatividad de un nuevo epitafio: "Aquí yacen los restos de quien siempre / fue y se supo mortal. / Y supo bien que aquí o allí / también Dios besa y abraza nuestros huesos..."
PADRE DE LOS ASTROS CON QUIEN SOÑÉ MIL NOCHES
Versos escritos desde la fe, la esperanza y el amor, en horizonte de trascendencia y diálogo con el Señor del Amor y la Vida. Resuena en sus escritos la palabra revelada: "Porque ahora vemos por un espejo, pero entonces veremos cara a cara" (1 Corintios 13, 12). Y en el éxtasis de la Presencia, le recordará al Padre/Madre celeste que, a pesar de la poca luz, de la borrosidad de los espejos, le amó con fidelidad en la tierra, abrasado en su amor, hasta el fin de sus cenizas...
AMARTE A TI
Amarte a ti cuando por fin
beba y abrace eternamente, toque y haga mías
tu voz, tu dicha
viéndote cara a Cara, amor a Amor y vida a Vida,
será sencillo como encender mis ojos
en la luz de tus ojos, Madre
y Padre de los astros con quien soñé mil noches.
Pero aun entonces
me gustaría recordar contigo,
decírtelo al oído suavemente,
con el susurro claro del amor sin retorno,
que ya antes sin luz, casi sin voz, con mis caídos
brazos de tiempo, con mi cuerpo
de planeta apagado,
te amé hasta el fin de mis cenizas
y me dejé abrazar y hasta abrasar de ti,
vivo y querido, convertido en llama.
APOYARÁS MIS CANAS SOBRE TU PECHO...
No se despide todavía de Dios el poeta en sus versos. Le susurra, emocionado y balbuciente, lo que espera: palabras, luz, ternura, paternal cariño. Improvisa piropos como llamarle a Dios "mediodía del sí". Y permanece ardiendo en su calor, en la regalada fortaleza de su "abrazo eterno".
Y NO TE DIGO ADIÓS
Y no te digo adiós, sino hasta pronto,
hasta el todo, hasta ti, hasta tu siempre abierto.
Tú tocarás mis labios balbucientes,
harás tu luz sobre mis ojos ciegos.
Me besarás la frente, apoyarás mis canas
sobre tu pecho sin edad ni tiempo.
Y no te digo adiós, te digo Padre,
te digo Dios y se me va el aliento,
te digo
mediodía del sí, día total,
encendido de ti todo mi cuerpo.
Y te abro el alma de mi barro breve
a la medida de tu abrazo eterno.
HASTA LOS PÁJAROS HAN COMIDO EN MI MANO
La ancianidad es tiempo de balance, de recolección. Los versos de Mauleón están escritos en mediodía de sol y gracia. ¿Para qué golpearse el pecho y el alma con puñetazos de culpa? Contempla el anciano poeta franciscanamente el universo como una grandiosa familia de hermanos: la poesía, las edades, la naturaleza (nubes, lluvia, nieve, mar; astros y pájaros; y los niños...). Imagina sus manos rebosantes de mercedes recibidas: mereció la pena haber nacido, haber vivido... Y lo que le espera será mejor: el Sol, para siempre, en sus brazos.
PORQUE HE VIVIDO TANTO
Porque he vivido tanto
que llevo el mar conmigo,
las uvas de mi infancia,
la nieve de los Alpes...
Porque he vivido tanto
que ya las nubes o la lluvia mansa
me siguen como un perro. Hasta los montes
son ya de mi familia,
y las tardes de niebla
me estrechan en sus brazos.
Tanto, tanto he vivido que las mismas palabras
se sientan a mi mesa,
comen su pan conmigo, saboreo
los nombres que ellas ponen
a todas las delicias que la vida me sirve.
Tanto he vivido
que tengo la sonrisa de los niños por mía,
me apunto osadamente al vigor de los jóvenes
y hasta levanto en vilo
el peso al más allá de los ancianos
que arrastran sin afán los pies del alma
por una calle abierta y sin retorno.
Porque he vivido tanto que ya nadie
ni nada me es ajeno.
No se me escapa el cielo, hasta los pájaros
han comido en mi mano
y aun los astros me encienden por la noche
luces de afán y algunas gotas dulces de elevada
melancolía.
Mucho he vivido. Espero
llevar al más allá mis manos llenas
de abierta gratitud. Espero
que el Sol venga a mis brazos y los colme
de otra vida aún mejor donde sus filos-rayos
acuchillen la muerte para siempre.
JESÚS MAULEÓN, autor de "Apasionado adiós"
"El título muestra la ambivalencia de motivos poéticos del libro: por un lado, la despedida ("adiós") y, por otro, también el transcurrir alegre hacia un destino espiritual seguro y reconfortante ("a-Dios"), de amanecida".
