Nosotros los mayores, y la Poesía 41. CON ESTA DICHA DE SENTIRME VIVO

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Dentro del propósito de reproducir, comentar e ilustrar gráficamente poemas de Jesús Mauleón interesados por el envejecimiento y su final, la defunción, seleccionamos hoy tres nuevos títulos que podían relacionarse con tres estaciones de la naturaleza: la primavera, el verano y el invierno.

La actitud del poeta navarro, que escribe con pasión y sabio pulso sobre el tiempo y sus fenómenos cíclicos, expresa cierta autosuficiencia existencial: ¿retumba en primavera una tormenta de llamas y granizo? “El sol de mayo oculto / me asciende poderoso por el cuerpo.” ¿Se ha levantado el poeta, en invierno, más poderoso que la lluvia, los años, que las toses...? Afirma desafiante: “ yo pondré sol, ya que el invierno / pone la niebla...” Se identifica finalmente, en verano, con la vida que palpita por el corazón de su barrio y bate alas de alegría: “Cómo crece hacia arriba / la vida de la plaza...”

Nos acercamos ya a sus versos, a su diario del alma...

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PARA TI LAS FLORES DE ESTE MAYO LLUVIOSO

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Con fecha “Mayo de 2009” en su bitácora del corazón, evoca Mauleón cuando se levantó del lecho “señor de la mañana”, agradeciendo a la vida (“gracias, gracias”) su prolongada madurez, su “vejez contenida”, a pesar de algún achaque de edad (le falta a veces “un punto de precisa memoria”).

Gracias a la vida, gracias al Autor de la Vida (me quiso siempre “en alza con Él y para siempre vivo”). Este mayo lluvioso, enfurecido, descarga fuera una tormenta de granizo y de fuego, pero no me acobardo, “si el sol de mayo oculto / me asciende poderoso por el cuerpo...”

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GRACIAS, GRACIAS

Gracias, gracias, para ti las flores
de este mayo lluvioso, enfurecido.
Gracias por tanta
posada madurez o vejez contenida.
Les falta un punto
de precisa memoria a algunas tardes,
pero me afirmas en empuje alzado
mi despertar en pie cada mañana.
Gracias, vida, por ti y por quien me quiso
siempre en alza con Él y para siempre vivo.
¿Qué pasa aunque me mire roto
un cielo fosco de cenizas muertas,
si el sol de mayo oculto
me asciende poderoso por el cuerpo?
Fuera
retumba por oficio una tormenta
de llamas y granizo.
Pero yo venzo aún,
monte desde mi edad, agradecido, humilde
liturgo del vivir y en trance
de oficiar de señor de la mañana.


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BRINDA EL DÍA EN LAS COPAS DE LOS ÁRBOLES

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Si en “Gracias, gracias” reconoce, en primavera, el poeta creyente el gozo de la vida y de la Vida (“para siempre vivo”), ahora celebra, no solo la estación luminosa y cálida del verano, sino, sobre todo, el tiempo solidario de vacaciones y libertad, “pleno de luz, de voces, de sabores, de risas, / sorbos de sol, de sombra...”

La presente fotografía reproduce la plaza de los Castaños, en Barañáin, donde vive Jesús y desde donde eleva el pensamiento y el alma, en compañía de niños y de padres, de ancianos cautelosos que, como él, “se abren sin temor al día...”

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PLAZA DE LOS CASTAÑOS

De nuevo la mañana, de nuevo reiniciar
serenamente hacia el final sus pasos.
Y qué animado vuelo
cruzan los pájaros sobre su alta frente.
Cómo crece hacia arriba
la vida de la plaza.
Hierve de niños un bullir de aurora,
hierve de padres jóvenes, de ancianos
cautelosos que se abren sin temor al día.
Aún pleno de frescor
brinda el día en las copas de los árboles.
De nuevo reiniciar, gozar el rito
del tiempo renovado,
beber en esta fiesta de un banquete
pleno de luz, de voces, de sabores, risas,
sorbos de sol, de sombra, en un verano
casero, vecinal, que eleva y colma
más allá de sus bordes nuestra plaza.



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MÁS PODEROSO QUE LA LLUVIA, LOS AÑOS, QUE LAS TOSES...

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Finalmente, es el invierno quien protagoniza el calendario lírico que, aunque se empeñe en poner niebla, frío, lluvia, el voluntarioso septuagenario lucirá sol, encenderá alegría. No se corresponde exactamente esta reflexión con la sabiduría popular que sentencia “a mal tiempo buena cara”. La nueva formulación mauleoniana sonaría algo así como “a mal tiempo, buena paz interior, buena dicha”. Aunque no puede el poeta navarro olvidar fácilmente sus achaques de vejez (la tos, por ejemplo), sacudiéndose años decide sentirse tan joven como el día. No habrá estación que le secuestre la venturosa dicha de sentirse vivo.

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YO PONDRÉ SOL

Yo pondré sol, ya que el invierno
pone la niebla.
Yo pondré verdes, oros, ríos
y un cielo azul de voluntad radiante,
pese a la bruma que el invierno opone.
Me he levantado hoy más poderoso
que la lluvia, los años, que las toses
del autobús que rueda
por una calle oscura a la confianza
segura de mí mismo.
Sacudiendo mis años, hoy me he vuelto
tan joven como el día.
Y, de momento,
no llego a una estación de niebla, lluvia,
invierno, tos que pueda en la vejez muda y domada
con esta dicha de sentirme vivo.



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SOMOS MUTANTES PPS

Breve pero sugerente Presentación, muy elegante y provocadora. Algunas frases a meditar: “El proceso de envejecimiento puede ser neutralizado cada día.” Y en otro lugar: “La alegría y la actividad armoniosa nos mantienen saludables y prolongan la vida.” Pulsar primero aquí, y "marcar" después, en la página que se abre, la palabra “descargar”.

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NOSOTROS LOS MAYORES,
y la Poesía

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36. Regresar a ese limpio manantial

EL MANANTIAL, de Eloy Sánchez Rosillo
LA ESCONDIDA FUENTE, de Eloy Sánchez Rosillo
EL VIAJE, de Eloy Sánchez Rosillo
ÍNDICE DEL 25 al 36


37. Miro mis manos...

MEDITACIÓN SOBRE UNAS MANOS, de Eloy S. Rosillo
CERTIDUMBRE QUE QUEMA, de Eloy Sánchez Rosillo


38. El efecto mariposa

LA REPERCUSIÓN, de Leopoldo de Luis
VISITA AL MERCADO, de Leopoldo de Luis


39. Agnosticismo, viejo perro...

SANTOS RECINTOS, de Leopoldo de Luis
LOS AMANTES, de Leopoldo de Luis
POEMA DE AMOR LEYENDO A MACHADO, de L. de Luis


40. ¡Cómo amaba la vida!

ATARDECER EN BARAÑÁIN, de Jesús Mauleón
PISA ESTE PARQUE, de Jesús Mauleón
NUEVO EPITAFIO, de Jesús Mauleón


41. Con esta dicha de sentirme vivo

GRACIAS, GRACIAS, de Jesús Mauleón
PLAZA DE LOS CASTAÑOS, de Jesús Mauleón
YO PONDRÉ SOL, de Jesús Mauleón


42. Pero ésta no es mi casa

PERO ÉSTA NO ES MI CASA, de Jesús Mauleón
ESPERO, de Jesús Mauleón
ESTE POEMA NO FUE NUNCA ESCRITO, de Jesús Mauleón


43. Cuando mueren los otros

ESA MUERTE PEQUEÑA, de José María Fernández Nieto
RUDA FAENA, de Daniel de la Vega


44. Vendrás de noche o de mañana

CIRIOS, de José Emilio Pacheco
SÉ QUE VENDRÁS, de Joaquín Antonio Peñalosa
A VOCES, de Joaquín Benito de Lucas


45. Avísame, Señor

HERIDO VER, de Ramón de Garciasol
ENFERMO, de Luis Álvarez Lencero
CONVALECENCIA, de Juan Ramón Jiménez


46. El rostro que conjura ver al final

EL ROSTRO QUE CONJURA, de José Agustín de Goytisolo
ANNE MARIE, de Ricardo Paseyro
VER LLEGAR LOS INVIERNOS..., de Fernando Fortún


47. Descifrando sentidos a la muerte

SERÁN CENIZA, de José Ángel Valente
MUERTE VENIDERA, de Joaquín León


48. Amaré y amaré hasta el final

APRESURA, SEÑOR, TIENDE TU MANO, de T. Luca de Tena
ENAMORADO, de Roberto Cabral
LA MUERTE COMO EL AMOR, de Victor Manuel Arbeloa


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