Laudato si 13. CADA CRIATURA CANTA EL HIMNO DE SU EXISTENCIA
Nos aclara Pilar el sentido que para ella tiene la metáfora del ruiseñor: “Philomena es la palabra como oración, la escritura poética como oración, como medio que tiene el poeta para fundirse con todo lo creado.” Recordemos el título de la voluminosa antología de su poesía: “Ave de mí, palabra fugitiva”. Por cierto, que la bella portada de su obra lírica, de un ave reposando en el dedo índice de una elegante dama (pulsar) corresponde a un fragmento del cuadro de Mariano Salvador Maella, que retrata a la infanta de España Carlota Joaquina.
LA NATURALEZA ES UNA CONTINUA
REVELACIÓN DE LO DIVINO
"Dios ha escrito un libro precioso, «cuyas letras son la multitud de criaturas presentes en el universo». Bien expresaron los Obispos de Canadá que ninguna criatura queda fuera de esta manifestación de Dios: «Desde los panoramas más amplios a la forma de vida más ínfima, la naturaleza es un continuo manantial de maravilla y de temor. Ella es, además, una continua revelación de lo divino». Los Obispos de Japón, por su parte, dijeron algo muy sugestivo: «Percibir a cada criatura cantando el himno de su existencia es vivir gozosamente en el amor de Dios y en la esperanza»(Francisco, Laudato si, 85).
Y NO ERES RESPONSABLE
DE LA BELLEZA SINO DE SI HAS CANTADO CON AMOR
Explica Pilar, en entrevista realizada en su propia vivienda: “En el alba está el amanecer de los pájaros que, antes de nada, son los pájaros reales que escucho desde aquí, y luego es la palabra”. Se dirige la poeta al ruiseñor de “Philomena, tu cántico...”, y le pide que sea humilde y acepte que es instrumento de Quien está dentro de su trino, que valore que solo es una nota “dentro de la infinita belleza de Su Música“, que solo es Eco de la Voz Original. ¿Habla con el ruiseñor real que acude cada madrugada a su ventana, o se pregunta a sí misma acerca del verdadero autor de sus propios inspirados versos...? “Y no eres responsable de la belleza / sino de si has cantado con amor...”
[PHILOMENA, TU CÁNTICO]
Philomena, tu cántico
es un acorde más entre todos aquellos
que forman el concierto: oye la sinfonía.
Tu engreída garganta, inapreciable cítara,
levísima vihuela entre tanto instrumento,
toca a Su Son, mas tú no eres
quien pulsas ni conduces
pues todo lo que aporta tu gorjeo
es un breve añadido que apenas se percibe.
Tu canto es una nota; una nota entre tantas
de los innumerables pentagramas,
dentro de la infinita belleza de Su Música.
Advierto el gran esfuerzo, el pálpito ardoroso
de tu cuello por donde se te escapa
el corazón a sacudidas,
sus contracciones rápidas como si fueses tú
–y no Quien está dentro de tu trino¬–
la que llevara pauta de su propio sonido
o como si -qué cándida- por ti tuviera fuerza
mayor la sinfonía.
Philomena, sosiégate. La armonía es eterna,
estuvo hecha sin ti, estamos repitiendo,
alma mía, Su Eco,
porque el Original quiere escucharse
a través de Sí Mismo, de las constelaciones,
del ruido de los mares, del silencio y de todo
sonido de los ámbitos creados.
Toca Su Son porque no es tuyo
y no eres responsable de la belleza
sino de si has cantado con amor.
TODA LA NOCHE CANTANDO EL DOLOR DEL MUNDO
En estos días de octubre de 2015 estamos asistiendo al éxodo “bíblico” de centenares de miles de familias brutalmente desplazadas para sobrevivir al genocidio en su país. En “Toda la noche estuviste”, de Pilar Paz, un ave solidaria rompe a llorar, a gritar, a cantar los dolores de la tierra (”toda la noche el mundo gritó a través de ti)”. Misterioso relato sacrificial clausura el agitado tiempo del horror y la esperanza.
¿Qué se sabe del pájaro en agonía? “La brisa aventó plumas”. Flotaban por las ramas algodones de silencio. El poemario “Philomena” quedó finalista en el XIII Premio de Poesía Mística Fernando Rielo. Merecido reconocimiento.
TODA LA NOCHE ESTUVISTE
Toda la noche estuviste
cantando el dolor del mundo.
En el anterior crepúsculo
cuando cesó de bullir
el agua de los colores,
antes de fundir su gama
en la tinta de la noche,
comenzaste a cantar.
Tu esqueleto, oquedad habitada de aire,
ocarina emplumada, caramillo nocturno,
cómo pudo asumir la tarea, tan frágil,
de cantar los dolores, los tonos del dolor.
(Voces de Sarajevo, de Bosnia y Nicaragua,
de Somalia, de África, de Oriente y Occidente;
llantos de todo el mundo, suspiros de la tierra,
te pulsaron, tañeron por tu débil garganta,
toda la noche el mundo traspasó tu laringe,
toda la noche el mundo gritó a través de ti.)
Cuando el alba calzó sus sandalias mojadas
de relente y las ubres del cielo destilaron
las primeras lechosas gotas de luz, callaste.
La brisa aventó plumas -nadie sabe hacia dónde-,
y de ti no quedaba más que el eco en la rama
frente a la gran protesta vecinal y sombría:
"Ese pájaro anoche no nos dejó dormir".
LAUDATO SI, Y POESÍA
Encíclica del Papa Francisco sobre la ecología
1 a 12.Lugares personalísimos a recordar
MADRE MONTE CORONA, de Pilar Paz Pasamar
MAR DE MI INFANCIA, de Ángela Figuera
13.Cada criatura canta el himno de su existencia
PHILOMENA, TU CÁNTICO, de Pilar Paz Pasamar
TODA LA NOCHE ESTUVISTE, de Pilar Paz Pasamar
14.El universo muestra la inagotable riqueza de Dios
CASA VEGETAL, de Beatriz Mendoza
ALABADO SEAS, MI SEÑOR, de Francisco de Asis
LOS PAJAROS ANIDAN, de Gloria Fuertes
15.Recado a san Francisco
RECADO A SAN FRANCISCO, de Pilar Paz Pasamar
ORAC. A SAN FRANCISCO EN FORMA DE DESAHOGO, de Pedro Casaldáliga
16.Familia universal
CON ELLA EN LAS ORILLAS, de Pilar Paz Pasamar
EL NIÑO, de Antonio Porpetta
17.Amar la creación y amar al ser humano
LA REPERCUSIÓN, de Leopoldo de Luis
EL CORRO LUMINOSO, de Gabriela Mistral
LOS QUE NO DANZAN, de Gabriela Mistral
18.Dios creó el mundo para todos
BUENOS SON EL AIRE, EL AGUA, LA TIERRA, de J. Mauleón
SI CRISTO NACIÓ EN BELÉN, de Victor Manuel Arbeloa
19.El medio ambiente es un bien colectivo
EN EL NOMBRE DEL PADRE, de José Luis Prado Nogueira
EL HAMBRE, de Leopoldo de Luis
20.Relación paterna de Dios con todas las criaturas
CANCIÓN DEL POZO DEL TÍO RAIMUNDO, de R. Montesinos
AMANECER, de Bartolomé Mostaza
A UN PÁJARO QUE CANTABA... , de E. de Champourcin
21.Atentos a la belleza que hay en el mundo
ROMANCE DE LA FUTURA ALEGRÍA, de Rafael Alfaro
CRISTO EN LOS CAMPOS, de Carlos Bousoño
22.Hasta el viento y el mar le obedecen
VISIÓN, de Ernestina de Champourcin
FUE UN CARPINTERO, de Manuel Alonso Alcalde
LOS MILAGROS, de José Luis Martín Descalzo
23.Todo fue creado por Él y para Él
CEMENTERIO (MONASTERIO TRAPENSE), de E. Cardenal
EN TI ME MUEVO; EXISTO Y SOY, de Pilar Paz Pasamar
ALLÍ LA ROSA ES ROSA, de Jesús Mauleón