Laudato si, y Poesía 23. TODO FUE CREADO POR ÉL Y PARA ÉL
Cierra la entrega de hoy, con la página número 23, nuestro inicial propósito de ambientar gráfica y líricamente el Capítulo Segundo de la Encíclica “Laudato si” sobre “El Evangelio de la Creación”. Podría rotularse el ensayo presente “Jesús Alfa y Omega de la Creación”. Así nos transmite Francisco las últimas referencias bíblicas sobre el protagonista nuclear de la Encíclica: Jesús de Nazaret (Laudato si, 99): “Para la comprensión cristiana de la realidad, el destino de toda la creación pasa por el misterio de Cristo, que está presente desde el origen de todas las cosas: «Todo fue creado por él y para él» (Col 1,16).
Una segunda cita papal nos facilita luces de reflexión sobre el sagrado misterio de la Encarnación: “El prólogo del Evangelio de Juan (1,1-18) muestra la actividad creadora de Cristo como Palabra divina (Logos). Pero este prólogo sorprende por su afirmación de que esta Palabra «se hizo carne» (Jn 1,14). Una Persona de la Trinidad se insertó en el cosmos creado, corriendo su suerte con él hasta la cruz. Desde el inicio del mundo, pero de modo peculiar a partir de la encarnación, el misterio de Cristo opera de manera oculta en el conjunto de la realidad natural, sin por ello afectar su autonomía.” (Laudato si, 99).
DIOS QUISO QUE EN ÉL RESIDIERA
TODA LA PLENITUD
“El Nuevo Testamento no sólo nos habla del Jesús terreno y de su relación tan concreta y amable con todo el mundo. También lo muestra como resucitado y glorioso, presente en toda la creación con su señorío universal: «Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud. Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz» (Col 1,19-20).
Esto nos proyecta al final de los tiempos, cuando el Hijo entregue al Padre todas las cosas y «Dios sea todo en todos» (1 Co 15,28). De ese modo, las criaturas de este mundo ya no se nos presentan como una realidad meramente natural, porque el Resucitado las envuelve misteriosamente y las orienta a un destino de plenitud. Las mismas flores del campo y las aves que él contempló admirado con sus ojos humanos, ahora están llenas de su presencia luminosa”(Francisco, Laudato si, 100).
EN VUESTRO CUERPO RESUCITARÁ TODA LA TIERRA...
Ernesto Cardenal, en su etapa monacal de Gethsemani K.Y., escribió unos 29 poemas breves, apuntes a vuela pluma como el presente, “Cementerio”, que nos introduce en la fiesta de la vida a través de lo que algunos han llamado “agricultura de la muerte”: nuestro enterrado cuerpo se hará uno con la vegetación y las fuerzas minerales, y devolverá su energía a las plantas y al cosmos. No resucitaremos solos, como fuimos enterrados, sino que en nuestro cuerpo resucitará toda la tierra. En la danza de la integración todo quedará unificado y salvado. Todo: también la lluvia de anoche, y el nido del reyezuelo, la vaca Holstein, blanca y negra, en la colina, el amor del cardenal, y el tractor de mayo...
CEMENTERIO
Monasterio Trapense
Ha llegado al cementerio trapense la primavera,
al cementerio verde de hierba recién rozada
con sus cruces de hierro en hilera como una siembra,
donde el cardenal llama a su amada y la amada
responde a la llamada de su rojo enamorado.
Donde el reyezuelo recoge ramitas para su nido
y se oye el rumor del tractor amarillo
al otro lado de la carretera, rozando el potrero.
Ahora vosotros sois fósforo, nitrógeno y potasa.
Y con la lluvia de anoche, que desentierra raíces
y abre los retoños, alimentáis las plantas
como comíais las plantas que antes fueron hombres
y antes plantas y antes fósforo, nitrógeno y potasa.
Pero cuando el cosmos vuelva al hidrógeno original
-porque hidrógeno somos y en hidrógeno nos hemosde convertir-
no resucitaréis solos, como fuisteis enterrados,
sino que en vuestro cuerpo resucitará toda la tierra:
la lluvia de anoche, y el nido del reyezuelo,
la vaca Holstein, blanca y negra, en la colina,
el amor del cardenal, y el tractor de mayo.
ME PARIRÁS, DARÁS A LUZ...
Inspirada, sin duda, en el discurso de Pablo en Atenas (Hechos 17, 28) cuando afirmaba “en Él vivimos, nos movemos y existimos”, Pilar Paz Pasamar, varias veces madre, imagina la vida humana como tiempo de espera, de gestación, protegida por el amor del Padre (“en Ti me muevo, existo y soy”). Y sueña que, a la hora de su propio parto, llegará a ser uno con Dios, “de la luz misma, / de lo infinito y lo creado”.
EN TI ME MUEVO, EXISTO Y SOY...
En Ti me muevo, existo y soy
intrauterino y placentario,
nado en tu líquido y me nutro,
vivo y circulo en Tu regazo.
Advierto un mundo tras Tu piel,
escucho el ruido de los pasos,
siento el contacto en la turgencia
y la caricia de Tu mano.
Acomodado a la postura,
resguardecido y Tú guardándome,
en Ti me muevo, existo y soy
en el nidal embrionario.
Me parirás, darás a luz,
llegaré a ser -y no sé cuando-,
parte de Ti, de la luz misma,
de lo infinito y lo creado.
Seré, por fin, tu copartícipe
en la embriaguez de los espacios
no cara a cara o frente a frente
sino Tu vez, incorporado
al ritmo unísono, y al mismo
latido aquel de Tu presagio,
presente ahora, presentido
e interminable tras Tu abrazo.
EL PAN ES PAN, LA ROSA ROSA
En el espléndido poemario de Jesús Mauleón “Apasionado adiós” (Vitrubio, 2013), un “adiós” al mundo, a sus 75 años, y un confiado “a Dios”, de alegre esperanza en el amor del Padre, hemos descubierto los ilusionados versos de “Allí la rosa es rosa”.
Es tan hermosa y tierna la bondad y belleza del mundo que habitamos que nos resulta imposible imaginar una trasvida al margen de lo que conocemos, vivimos y soñamos en la temporalidad. Fantasea Mauleón, en la hora de las promesas, un universo trascendido... “¡Cuánto sol, qué triunfal / victoria de la luz / para el Amor alzado como un arco, / un portón hasta el trono! / Lo cantan a una gloria / los humanos felices: / allí se sienta Dios, ya para siempre / el pan es pan, la rosa rosa.”
ALLÍ LA ROSA ES ROSA
Allí la rosa es rosa,
el pan es pan, el tiempo ya no es oro,
que muerto quedó atrás
su brillo con la nada.
Allí abrirá sus pétalos la nieve
ante la dicha de la vida nueva.
Y cantarán las aves hacia arriba
cuando se hunda la noche sin retorno.
Se cavará
su cauce de violines transparentes
la pureza del agua,
y batirán el cielo sin caída
las alas de la lluvia.
El mar vendrá a nuestra llamada
azul y amigo
a rizar el perfume de las olas.
¡Cuánto sol, qué triunfal
victoria de la luz
para el Amor alzado como un arco,
un portón hasta el trono!
Lo cantan a una gloria
los humanos felices:
allí se sienta Dios, ya para siempre
el pan es pan, la rosa rosa.
LAUDATO SI, Y POESÍA
Encíclica del Papa Francisco sobre la ecología
1 a 12.Lugares personalísimos a recordar
MADRE MONTE CORONA, de Pilar Paz Pasamar
MAR DE MI INFANCIA, de Ángela Figuera
13.Cada criatura canta el himno de su existencia
PHILOMENA, TU CÁNTICO, de Pilar Paz Pasamar
TODA LA NOCHE ESTUVISTE, de Pilar Paz Pasamar
14.El universo muestra la inagotable riqueza de Dios
CASA VEGETAL, de Beatriz Mendoza
ALABADO SEAS, MI SEÑOR, de Francisco de Asis
LOS PAJAROS ANIDAN, de Gloria Fuertes
15.Recado a san Francisco
RECADO A SAN FRANCISCO, de Pilar Paz Pasamar
ORAC. A SAN FRANCISCO EN FORMA DE DESAHOGO, de Pedro Casaldáliga
16.Familia universal
CON ELLA EN LAS ORILLAS, de Pilar Paz Pasamar
EL NIÑO, de Antonio Porpetta
17.Amar la creación y amar al ser humano
LA REPERCUSIÓN, de Leopoldo de Luis
EL CORRO LUMINOSO, de Gabriela Mistral
LOS QUE NO DANZAN, de Gabriela Mistral
18.Dios creó el mundo para todos
BUENOS SON EL AIRE, EL AGUA, LA TIERRA, de J. Mauleón
SI CRISTO NACIÓ EN BELÉN, de Victor Manuel Arbeloa
19.El medio ambiente es un bien colectivo
EN EL NOMBRE DEL PADRE, de José Luis Prado Nogueira
EL HAMBRE, de Leopoldo de Luis
20.Relación paterna de Dios con todas las criaturas
CANCIÓN DEL POZO DEL TÍO RAIMUNDO, de R. Montesinos
AMANECER, de Bartolomé Mostaza
A UN PÁJARO QUE CANTABA... , de E. de Champourcin
21.Atentos a la belleza que hay en el mundo
ROMANCE DE LA FUTURA ALEGRÍA, de Rafael Alfaro
CRISTO EN LOS CAMPOS, de Carlos Bousoño
22.Hasta el viento y el mar le obedecen
VISIÓN, de Ernestina de Champourcin
FUE UN CARPINTERO, de Manuel Alonso Alcalde
LOS MILAGROS, de José Luis Martín Descalzo
23.Todo fue creado por Él y para Él
CEMENTERIO (MONASTERIO TRAPENSE), de E. Cardenal
EN TI ME MUEVO, EXISTO Y SOY, de Pilar Paz Pasamar
ALLÍ LA ROSA ES ROSA, de Jesús Mauleón