Elizalde sienta las bases pastorales de la Diócesis teniendo a la familia como objeto prioritario.
El 11 de octubre ha sido la fecha escogida por el obispo de Vitoria, monseñor Juan Carlos Elizalde, para dar a conocer su primera Carta Pastoral con motivo del inicio de curso. Este documento lleva por título “La familia, sujeto agente de evangelización” que es el tema sobre el que el Consejo Episcopal ha decidido poner el acento en este curso.
El desarrollo de esta carta tiene un esquema fijo en el que cada punto comienza con unas palabras del Papa Francisco, pertenecientes al discurso que el Santo Padre pronunció el pasado 16 de septiembre ante los participantes en el curso de formación para nuevos obispos. De hecho los cinco puntos de la carta se corresponden prácticamente con los del discurso de Francisco. Tras la transcripción de algunos párrafos de las palabras del Papa, Elizalde hace una reflexión incardinada para la diócesis y su momento actual. Así, por ejemplo: desde la expresión “pescados para el servicio” de Francisco, Elizalde recuerda la tarea pendiente de renovación de los órganos de gobierno de la Diócesis; y también anuncia que “Será un curso de discernimiento diocesano, consultas, diálogos y oración en el que verá la luz el Plan Pastoral.” Es consciente de que “Actitudes de resignación, pesimismo, desánimo e insatisfacción no ayudan pero están ahí.” Y concluye afirmando que es el “momento de plantearnos ante Dios de dónde proviene nuestra Esperanza.”
La Misericordia de Dios, protagonista de este Año Santo Jubilar que culminará el próximo 13 de noviembre tiene su apartado importante, en el discurso de Francisco, “Hacer pastoral la Misericordia no es otra cosa que hacer de las Iglesias a vosotros confiadas casas donde se alberguen santidad, verdad y amor.” y en la carta Pastoral, donde Elizalde se compromete personalmente: “Todos los pastores en todas las parroquias estamos disponibles también para el Sacramento de la Penitencia con horarios a disposición de los fieles que garanticen la atención como mínimo media hora antes de las Eucaristías. En Vitoria es algo que se puede asegurar fácilmente y donde haya dificultades yo personalmente trataré de subsanarlas.”
El tercer punto recoge las palabras del Papa donde advierte del riesgo «de curas “a la moda” o de obispos “a la moda”». En este punto Elizalde repite esa llamada a la participación de todos que ya expondría el día de su ordenación y toma de posesión: “No sobra nadie, todos nos necesitamos y nos necesitan. Más allá de las parroquias, también los foros públicos de la cultura, el barrio o el entramado social de nuestros pueblos es nuestro sitio”. Y recuerda una de las indicaciones que les dieron a los nuevos obispos en Roma: “se nos animaba a ser pastores en contacto directo con la gente liderando encuentros de oración y de diálogo con los jóvenes, las familias y los mayores”.
La formación y el acompañamiento como elementos claves de la pastoral quedan recogidos en el cuarto punto, en donde, del Papa Francisco, se recogen indicaciones como esta: “Pensad en la emergencia educativa, en la transmisión, sea de contenidos o de valores, pensad en el analfabetismo afectivo, en los recorridos vocacionales, en el discernimiento en las familias, en la búsqueda de la paz: todo ello reclama iniciación y recorridos guiados, con perseverancia, paciencia y constancia, que son los signos que distinguen el buen pastor del mercenario...” Elizalde añade la siguiente reflexión: “El diálogo constante, la cercanía en el trato, nuestra fácil accesibilidad, el tiempo y espacio para la acogida, tienen que ser el caldo de cultivo de esos procesos de iniciación de la vida cristiana”.
El quinto punto abunda en esto mismo pero centrado en la familia, como centro de interés particular en la pastoral de la Iglesia de hoy. Francisco les dijo: “Reservad un especial acompañamiento a todas las familias, gozando con su amor generoso y alentando el inmenso bien que prodigan en este mundo. Seguid sobre todo a aquellas más heridas. No “paséis de largo” ante su fragilidad. Deteneos para dejar que vuestro corazón de pastor sea atravesado por la visión de su herida. Acercaos con delicadeza y sin miedo. Poned ante sus ojos la alegría del amor auténtico y de la gracia con la que Dios lo eleva a la participación del propio Amor. Muchos tienen necesidad de redescubrirla, otros no la han conocido nunca, algunos esperan a rescatarla, no pocos deberán llevar encima el peso de tenerla irremediablemente perdida. Os ruego que les acompañéis en el discernimiento y con empatía.” El obispo de Vitoria recoge la propuesta y junto con el Consejo Episcopal le da prioridad para este curso: “Sin obstaculizar los temas programados por cada realidad eclesial creemos que trabajar el tema de la familia puede ayudarnos a todos en estas circunstancias. Lógicamente la Delegación de Familia está especialmente receptiva a todas vuestras sugerencias y está trabajando intensamente en los distintos formatos de esta propuesta para este curso 2016-2017.”
Non solum sed etiam
El obispo de Vitoria ha dado a conocer su primera carta pastoral, que aunque para algunos por su dimensión y falta de citas bíblicas, de documentos eclesiales y de reflexiones pasadas, les resulte pretencioso llamarla “carta pastoral”, el hecho es que así se encabeza, porque es una carta del pastor. Además, vivimos ya tiempos en que lo bueno si breve dos veces bueno y breve y, a buen entendedor con pocas palabas es suficiente.
Pero, diferencias sobre su extensión aparte, lo importante es el contenido. Y del mismo me quedo, en una primera lectura, con tres detalles:
El primero, que las palabras del obispo se apoyan desde el principio, y en cada punto, en las palabras del Papa: sintonía con la Iglesia Universal.
El segundo: Que durante su discurso, el del obispo, no predica solo para los demás, se moja y se implica en primera persona: ora et labora.
Y tercero: Que consciente de que nunca llueve a gusto de todos, nos presenta un programa diocesano por hacer y al que todos estamos llamados a aportar: Muchos son los llamados, a ver cuántos son los decididos.
TEXTO INTEGRO
CARTA PASTORAL DE INICIO DE CURSO
La familia, sujeto agente de evangelización
Queridos diocesanos:
Mi saludo a principio de curso culminando las Jornadas Pastorales. Eliztar guztioi, bihotzez, nire agurrik beroena kurtso hasiera honetan. Me llegaron al corazón las palabras del Papa Francisco a los nuevos obispos el 16 de septiembre. Como tratan de describir el tipo de pastor, el tipo de comunidad y el tipo de Iglesia que todos necesitamos nos pueden servir como líneas programáticas para nuestra Diócesis en este curso pastoral 2016-2017. Creo que todos, absolutamente todos, podemos sentirnos retratados personal y comunitariamente en este proyecto que traza el Papa y que yo he completado con las aportaciones de estos días en nuestras Jornadas. Cinco rasgos nos podrían caracterizar:
1.- "Pescados" para el servicio
Veo ante mí a quienes han sido “pescados” por el corazón de Dios para guiar su pueblo santo...El escalofrío de haber sido amados por adelantado.
¡Sí! ¡Dios os precede en su amorosa consciencia! Él os ha “pescado” con el anzuelo de su sorprendente misericordia... Sé bien que un escalofrío os recorre con el recuerdo de su llamada llegada a través de la voz de la Iglesia, Su Esposa. No sois los primeros a quienes les ha recorrido ese escalofrío... Dios os libre de hacer vano ese escalofrío, de domesticarlo y vaciarlo de su potencia “desestabilizante”. Dejaos “desestabilizar”: eso es bueno para un obispo.
La palabra “escalofrío” se repite abundantemente. Es la toma de conciencia emocionada de lo que somos: los hijos muy amados. Con el principio de curso pastoral refrescamos nuestra identidad. Todos hemos sido “pescados” por el Señor y todos tenemos una misión. ¿Vivo mi identidad con alegría, estupor, sorpresa y agradecimiento? ¿Me acompaña una comunidad que me acoge y me envía?
Nos espera un curso muy sinodal. Previsiblemente en estos meses tendrá lugar la renovación de cada uno de los Consejos: episcopal, presbiteral y pastoral. Será un curso de discernimiento diocesano, consultas, diálogos y oración en el que verá la luz el Plan Pastoral. La renovación de nuestra Diócesis deberá tener su origen en la renovación personal. Es una ocasión privilegiada para revivir este escalofrío. Actitudes de resignación, pesimismo, desánimo e insatisfacción no ayudan pero están ahí. Es momento de plantearnos ante Dios de dónde proviene nuestra Esperanza.
2.- Misericordiosos como el Padre
Es consolador saber que Él de verdad sabe quiénes somos y no se asusta de nuestra pequeñez. Es reconfortante conservar en el corazón la memoria de su voz que nos ha llamado precisamente a nosotros, a pesar de nuestras insuficiencias...Preguntad a Dios, que es rico en misericordia, el secreto para hacer pastoral su misericordia en vuestras diócesis. Es necesario, de hecho, que la misericordia forme e informe las estructuras pastorales de nuestras Iglesias. No se trata de reducir las exigencias o malven-der nuestras perlas... No tengáis miedo de proponer la Misericordia como resumen de cuanto Dios ofrece al mundo, porque a nada más grande puede el corazón humano aspirar... Hacer pastoral la Misericordia no es otra cosa que hacer de las Iglesias a vosotros confiadas casas donde se alberguen santidad, verdad y amor.
Pronto culminaremos el Jubileo Extraordinario de la Misericordia. Los arciprestazgos, delegaciones, comunidades y demás realidades eclesiales que no hayan podido atravesar la Puerta Santa tienen oportunidad de hacerlo antes de que en la Catedral Santa María el domingo 13 de noviembre tenga lugar la Clausura del Jubileo Extraordinario de la Misericordia.
Hemos redescubierto las Obras de Misericordia corporales y espirituales que nos acompañarán en nuestra andadura y renovarán nuestras obras diocesanas. Refrescar las motivaciones de la caridad cristiana, la justicia social y la paz y la reconciliación son frutos de este año jubilar.
Hemos experimentado la liberación que supone el Sacramento de la Penitencia, fuente de misericordia. Verle al Papa confesar y confesarse nos anima a incorporar el sacramento de la reconciliación como parte habitual de la pastoral parroquial y diocesana. Sólo el diálogo personal de confesor y penitente con absolución individual es la forma ordinaria de recibir y administrar este sacramento aunque la preparación y celebración pueda ser comunitaria. Todos los pastores en todas las parroquias estamos disponibles también para el Sacramento de la Penitencia con horarios a disposición de los fieles que garanticen la atención como mínimo media hora antes de las Eucaristías. En Vitoria es algo que se puede asegurar fácilmente y donde haya dificultades yo personalmente trataré de subsanarlas.
3.- Capaces de encantar y atraer
No se trata de atraer a sí mismos: ¡esto es un peligro! El mundo está cansado de encantadores mentirosos. Y me permito decir: de curas “a la moda” o de obispos “a la moda”. La gente “huele” —el pueblo de Dios tiene el olfato de Dios— la gente “huele” y se aleja cuando reconoce a los narcisistas, los manipuladores, los defensores de las causas propias, los vendedores de vanas cruzadas… Veo el mundo hoy como un confuso Samuel, necesitado de quien pueda distinguir, en el gran ruido que turba su agonía, la secreta voz de Dios que lo llama. Hacen falta personas que sepan hacer emerger de los desacompasados corazones actuales el humilde balbucear: “Habla, Señor” (3, 9). Hacen falta aún más quienes sepan favorecer el silencio que hace que esta palabra se pueda escuchar... ¡Dios no se rinde jamás! Somos nosotros quienes, habituados a rendirnos, a menudo nos acomodamos prefiriendo dejarnos convencer que verdaderamente han podido eliminarlo e inventamos discursos amargos para justificar la pereza que nos bloquea en el sonido inmóvil de los lamentos vanos. Los lamentos de un obispo son cosa fea".
Capaces de encantar y atraer... todos estamos llamados a esta misión contagiosa que denota alegría, entusiasmo y ánimo. No es cuestión de edad o de carácter sino de experiencia de Dios. No somos una "simple administración" sino una Iglesia en salida hacia las periferias, llena de creatividad y con un mensaje integrador e incluyente. No sobra nadie, todos nos necesitamos y nos necesitan. Más allá de las parroquias, también los foros públicos de la cultura, el barrio o el entramado social de nuestros pueblos es nuestro sitio. ¿Nuestras comunidades atraen? ¿En qué Dios hacemos pensar?
En Roma, en el Curso de formación de obispos nuevos se nos animaba a ser pastores en contacto directo con la gente liderando encuentros de oración y de diálogo con los jóvenes, las familias y los mayores. Gracias a Dios he podido acudir en estos meses a todos los sitios donde me habéis invitado. Con el principio de curso comenzaré con ilusión una visita más sistemática por toda la diócesis. Intensificaré también las acciones que ya he comenzado en sintonía con la mayoría de las diócesis del mundo: encuentros de adoración y evangelización, ejercicios espirituales y promoción vocacional. A estas primeras convocatorias para los jóvenes iré añadiendo los próximos meses las dirigidas a las familias y a los mayores.
4.- Capaces de iniciar a los que se os ha confiado
Una vez aferrados a la Misericordia, ésta exige un recorrido introductorio, un camino, una senda, una iniciación... Hoy se pide demasiado fruto de árboles que no están suficientemente cultivados. Se ha perdido el sentido de la iniciación, más aún a las cosas verdaderamente esenciales de la vida se accede sólo mediante la iniciación. Pensad en la emergencia educativa, en la transmisión sea de contenidos que de valores, pensad en el analfabetismo afectivo, en los recorridos vocacionales, en el discernimiento en las familias, en la búsqueda de la paz: todo ello reclama iniciación y recorridos guiados, con perseverancia, paciencia y constancia, que son los signos que distinguen el buen pastor del mercenario... “Después [Jesús] dejó a la multitud y entró en casa; sus discípulos se acercaron para decirle: Explícanos…” (13, 36). Salía a la multitud, pero tenía la libertad de regresar. Os recomiendo cuidar la intimidad con Dios, fuente del poseer y de la entrega de sí, de la libertad de salir y regresar. Sed pastores capaces también de regresar a casa con los vuestros, de suscitar esa sana intimidad que les permite acercarse, de crear esa confianza que permite la pregunta: “Explícanos”. No se trata de cualquier explicación, sino del secreto del Reino. Es una pregunta hecha a vosotros en primera persona. No se puede delegar a otro la res-puesta.
Sí, la vida es camino, proceso e historia y por tanto tenemos que ser maestros en el arte de iniciar, sugerir, animar y alentar para ir más allá, para fiarse y caminar, para entrar juntos más adentro en el misterio de Dios. El diálogo constante, la cercanía en el trato, nuestra fácil accesibilidad, el tiempo y espacio para la acogida, tienen que ser el caldo de cultivo de esos procesos de iniciación de la vida cristiana. ¿Hacemos una propuesta de crecimiento en la fe o nuestras comunidades valen sólo para ciertas edades? La pastoral habitual de nuestras parroquias es la forma ordinaria de vivir los sacramentos de la iniciación cristiana, sus catequesis, sus grupos de profundización y sus pequeñas comunidades. Cada principio de curso se retoma lo mejor del pasado y se incorporan las novedades que han ido madurando durante el verano.
Arciprestazgos, parroquias, centros de enseñanza y de salud, delegaciones y secretariados, todos reiniciamos un nuevo curso y todos somos conscientes de que nos vamos completando, haciendo y ayudándonos mutuamente a mejorar. Contad también con mi pobre aportación. En la Conferencia Episcopal Española donde elegí la Comisión de Migraciones me corresponde presidir la Sección de Trata de Personas. Cuento con el respaldo de la labor pionera de nuestra Diócesis en temas sociales.
5.- Capaces de acompañar
Querría detenerme en uno de los verbos conjugados por el Samaritano. Él acompaña a la posada al hombre encontrado por casualidad, se hace cargo de su suerte. Se interesa de su curación y de su mañana. No le basta lo que ya había hecho. La misericordia, que había partido su corazón, necesita verterse y derramarse. No se puede retener. No se consigue detener...Reservad un especial acompañamiento a todas las familias, gozando con su amor generoso y alentando el inmenso bien que prodigan en este mundo. Seguid sobre todo a aquellas más heridas. No “paséis de largo” ante su fragilidad. Deteneos para dejar que vuestro corazón de pastor sea atravesado por la visión de su herida. Acercaos con delicadeza y sin miedo. Poned ante sus ojos la alegría del amor auténtico y de la gracia con la que Dios lo eleva a la participación del propio Amor. Muchos tienen necesidad de redescubrirla, otros no la ha conocido nunca, algunos esperan a rescatarla, no pocos deberán llevar encima el peso de tenerla irremediablemente perdida. Os ruego que les acompañéis en el discernimiento y con empatía.
El Consejo Episcopal y yo proponemos para este curso La familia, sujeto agente de evangelización como eje principal de la actividad diocesana de este curso. En el transcurso de este año de renovación diocesana y previo al nuevo Plan de Pastoral, la exhortación apostólica Amoris laetitia sobre la familia brinda una oportunidad única de trabajo diocesano. Presentamos los materiales antes del verano y ahora es el momento de trabajarlos a todos los niveles. Las guías de lectura que se pueden descargar en la página web de la diócesis y que en soporte de papel las están solicitando de tantas otras diócesis son los recursos óptimos para poder profundizar en la realidad familiar a todos los niveles. Son muchas las posibilidades: trabajo del documento entero o alguno de sus capítulos, revisión y enriquecimiento de la pastoral familiar y de los cursillos prematrimoniales y seminarios de trabajo para sacerdotes y agentes pastorales para acompañar, discernir e integrar la fragilidad. Sin obstaculizar los temas programados por cada realidad eclesial creemos que trabajar el tema de la familia puede ayudarnos a todos en estas circunstancias. Lógicamente la Delegación de Familia está especialmente receptiva a todas vuestras sugerencias y está trabajando intensamente en los distintos formatos de esta propuesta para este curso 2016-2017.
Zure otoitza nire alde eskatzen dizut.
Vitoria-Gasteiz, 6 de octubre de 2016
Juan Carlos ELIZALDE ESPINAL
Obispo de Vitoria
El desarrollo de esta carta tiene un esquema fijo en el que cada punto comienza con unas palabras del Papa Francisco, pertenecientes al discurso que el Santo Padre pronunció el pasado 16 de septiembre ante los participantes en el curso de formación para nuevos obispos. De hecho los cinco puntos de la carta se corresponden prácticamente con los del discurso de Francisco. Tras la transcripción de algunos párrafos de las palabras del Papa, Elizalde hace una reflexión incardinada para la diócesis y su momento actual. Así, por ejemplo: desde la expresión “pescados para el servicio” de Francisco, Elizalde recuerda la tarea pendiente de renovación de los órganos de gobierno de la Diócesis; y también anuncia que “Será un curso de discernimiento diocesano, consultas, diálogos y oración en el que verá la luz el Plan Pastoral.” Es consciente de que “Actitudes de resignación, pesimismo, desánimo e insatisfacción no ayudan pero están ahí.” Y concluye afirmando que es el “momento de plantearnos ante Dios de dónde proviene nuestra Esperanza.”
La Misericordia de Dios, protagonista de este Año Santo Jubilar que culminará el próximo 13 de noviembre tiene su apartado importante, en el discurso de Francisco, “Hacer pastoral la Misericordia no es otra cosa que hacer de las Iglesias a vosotros confiadas casas donde se alberguen santidad, verdad y amor.” y en la carta Pastoral, donde Elizalde se compromete personalmente: “Todos los pastores en todas las parroquias estamos disponibles también para el Sacramento de la Penitencia con horarios a disposición de los fieles que garanticen la atención como mínimo media hora antes de las Eucaristías. En Vitoria es algo que se puede asegurar fácilmente y donde haya dificultades yo personalmente trataré de subsanarlas.”
El tercer punto recoge las palabras del Papa donde advierte del riesgo «de curas “a la moda” o de obispos “a la moda”». En este punto Elizalde repite esa llamada a la participación de todos que ya expondría el día de su ordenación y toma de posesión: “No sobra nadie, todos nos necesitamos y nos necesitan. Más allá de las parroquias, también los foros públicos de la cultura, el barrio o el entramado social de nuestros pueblos es nuestro sitio”. Y recuerda una de las indicaciones que les dieron a los nuevos obispos en Roma: “se nos animaba a ser pastores en contacto directo con la gente liderando encuentros de oración y de diálogo con los jóvenes, las familias y los mayores”.
La formación y el acompañamiento como elementos claves de la pastoral quedan recogidos en el cuarto punto, en donde, del Papa Francisco, se recogen indicaciones como esta: “Pensad en la emergencia educativa, en la transmisión, sea de contenidos o de valores, pensad en el analfabetismo afectivo, en los recorridos vocacionales, en el discernimiento en las familias, en la búsqueda de la paz: todo ello reclama iniciación y recorridos guiados, con perseverancia, paciencia y constancia, que son los signos que distinguen el buen pastor del mercenario...” Elizalde añade la siguiente reflexión: “El diálogo constante, la cercanía en el trato, nuestra fácil accesibilidad, el tiempo y espacio para la acogida, tienen que ser el caldo de cultivo de esos procesos de iniciación de la vida cristiana”.
El quinto punto abunda en esto mismo pero centrado en la familia, como centro de interés particular en la pastoral de la Iglesia de hoy. Francisco les dijo: “Reservad un especial acompañamiento a todas las familias, gozando con su amor generoso y alentando el inmenso bien que prodigan en este mundo. Seguid sobre todo a aquellas más heridas. No “paséis de largo” ante su fragilidad. Deteneos para dejar que vuestro corazón de pastor sea atravesado por la visión de su herida. Acercaos con delicadeza y sin miedo. Poned ante sus ojos la alegría del amor auténtico y de la gracia con la que Dios lo eleva a la participación del propio Amor. Muchos tienen necesidad de redescubrirla, otros no la han conocido nunca, algunos esperan a rescatarla, no pocos deberán llevar encima el peso de tenerla irremediablemente perdida. Os ruego que les acompañéis en el discernimiento y con empatía.” El obispo de Vitoria recoge la propuesta y junto con el Consejo Episcopal le da prioridad para este curso: “Sin obstaculizar los temas programados por cada realidad eclesial creemos que trabajar el tema de la familia puede ayudarnos a todos en estas circunstancias. Lógicamente la Delegación de Familia está especialmente receptiva a todas vuestras sugerencias y está trabajando intensamente en los distintos formatos de esta propuesta para este curso 2016-2017.”
Non solum sed etiam
El obispo de Vitoria ha dado a conocer su primera carta pastoral, que aunque para algunos por su dimensión y falta de citas bíblicas, de documentos eclesiales y de reflexiones pasadas, les resulte pretencioso llamarla “carta pastoral”, el hecho es que así se encabeza, porque es una carta del pastor. Además, vivimos ya tiempos en que lo bueno si breve dos veces bueno y breve y, a buen entendedor con pocas palabas es suficiente.
Pero, diferencias sobre su extensión aparte, lo importante es el contenido. Y del mismo me quedo, en una primera lectura, con tres detalles:
El primero, que las palabras del obispo se apoyan desde el principio, y en cada punto, en las palabras del Papa: sintonía con la Iglesia Universal.
El segundo: Que durante su discurso, el del obispo, no predica solo para los demás, se moja y se implica en primera persona: ora et labora.
Y tercero: Que consciente de que nunca llueve a gusto de todos, nos presenta un programa diocesano por hacer y al que todos estamos llamados a aportar: Muchos son los llamados, a ver cuántos son los decididos.
TEXTO INTEGRO
CARTA PASTORAL DE INICIO DE CURSO
La familia, sujeto agente de evangelización
Queridos diocesanos:
Mi saludo a principio de curso culminando las Jornadas Pastorales. Eliztar guztioi, bihotzez, nire agurrik beroena kurtso hasiera honetan. Me llegaron al corazón las palabras del Papa Francisco a los nuevos obispos el 16 de septiembre. Como tratan de describir el tipo de pastor, el tipo de comunidad y el tipo de Iglesia que todos necesitamos nos pueden servir como líneas programáticas para nuestra Diócesis en este curso pastoral 2016-2017. Creo que todos, absolutamente todos, podemos sentirnos retratados personal y comunitariamente en este proyecto que traza el Papa y que yo he completado con las aportaciones de estos días en nuestras Jornadas. Cinco rasgos nos podrían caracterizar:
1.- "Pescados" para el servicio
Veo ante mí a quienes han sido “pescados” por el corazón de Dios para guiar su pueblo santo...El escalofrío de haber sido amados por adelantado.
¡Sí! ¡Dios os precede en su amorosa consciencia! Él os ha “pescado” con el anzuelo de su sorprendente misericordia... Sé bien que un escalofrío os recorre con el recuerdo de su llamada llegada a través de la voz de la Iglesia, Su Esposa. No sois los primeros a quienes les ha recorrido ese escalofrío... Dios os libre de hacer vano ese escalofrío, de domesticarlo y vaciarlo de su potencia “desestabilizante”. Dejaos “desestabilizar”: eso es bueno para un obispo.
La palabra “escalofrío” se repite abundantemente. Es la toma de conciencia emocionada de lo que somos: los hijos muy amados. Con el principio de curso pastoral refrescamos nuestra identidad. Todos hemos sido “pescados” por el Señor y todos tenemos una misión. ¿Vivo mi identidad con alegría, estupor, sorpresa y agradecimiento? ¿Me acompaña una comunidad que me acoge y me envía?
Nos espera un curso muy sinodal. Previsiblemente en estos meses tendrá lugar la renovación de cada uno de los Consejos: episcopal, presbiteral y pastoral. Será un curso de discernimiento diocesano, consultas, diálogos y oración en el que verá la luz el Plan Pastoral. La renovación de nuestra Diócesis deberá tener su origen en la renovación personal. Es una ocasión privilegiada para revivir este escalofrío. Actitudes de resignación, pesimismo, desánimo e insatisfacción no ayudan pero están ahí. Es momento de plantearnos ante Dios de dónde proviene nuestra Esperanza.
2.- Misericordiosos como el Padre
Es consolador saber que Él de verdad sabe quiénes somos y no se asusta de nuestra pequeñez. Es reconfortante conservar en el corazón la memoria de su voz que nos ha llamado precisamente a nosotros, a pesar de nuestras insuficiencias...Preguntad a Dios, que es rico en misericordia, el secreto para hacer pastoral su misericordia en vuestras diócesis. Es necesario, de hecho, que la misericordia forme e informe las estructuras pastorales de nuestras Iglesias. No se trata de reducir las exigencias o malven-der nuestras perlas... No tengáis miedo de proponer la Misericordia como resumen de cuanto Dios ofrece al mundo, porque a nada más grande puede el corazón humano aspirar... Hacer pastoral la Misericordia no es otra cosa que hacer de las Iglesias a vosotros confiadas casas donde se alberguen santidad, verdad y amor.
Pronto culminaremos el Jubileo Extraordinario de la Misericordia. Los arciprestazgos, delegaciones, comunidades y demás realidades eclesiales que no hayan podido atravesar la Puerta Santa tienen oportunidad de hacerlo antes de que en la Catedral Santa María el domingo 13 de noviembre tenga lugar la Clausura del Jubileo Extraordinario de la Misericordia.
Hemos redescubierto las Obras de Misericordia corporales y espirituales que nos acompañarán en nuestra andadura y renovarán nuestras obras diocesanas. Refrescar las motivaciones de la caridad cristiana, la justicia social y la paz y la reconciliación son frutos de este año jubilar.
Hemos experimentado la liberación que supone el Sacramento de la Penitencia, fuente de misericordia. Verle al Papa confesar y confesarse nos anima a incorporar el sacramento de la reconciliación como parte habitual de la pastoral parroquial y diocesana. Sólo el diálogo personal de confesor y penitente con absolución individual es la forma ordinaria de recibir y administrar este sacramento aunque la preparación y celebración pueda ser comunitaria. Todos los pastores en todas las parroquias estamos disponibles también para el Sacramento de la Penitencia con horarios a disposición de los fieles que garanticen la atención como mínimo media hora antes de las Eucaristías. En Vitoria es algo que se puede asegurar fácilmente y donde haya dificultades yo personalmente trataré de subsanarlas.
3.- Capaces de encantar y atraer
No se trata de atraer a sí mismos: ¡esto es un peligro! El mundo está cansado de encantadores mentirosos. Y me permito decir: de curas “a la moda” o de obispos “a la moda”. La gente “huele” —el pueblo de Dios tiene el olfato de Dios— la gente “huele” y se aleja cuando reconoce a los narcisistas, los manipuladores, los defensores de las causas propias, los vendedores de vanas cruzadas… Veo el mundo hoy como un confuso Samuel, necesitado de quien pueda distinguir, en el gran ruido que turba su agonía, la secreta voz de Dios que lo llama. Hacen falta personas que sepan hacer emerger de los desacompasados corazones actuales el humilde balbucear: “Habla, Señor” (3, 9). Hacen falta aún más quienes sepan favorecer el silencio que hace que esta palabra se pueda escuchar... ¡Dios no se rinde jamás! Somos nosotros quienes, habituados a rendirnos, a menudo nos acomodamos prefiriendo dejarnos convencer que verdaderamente han podido eliminarlo e inventamos discursos amargos para justificar la pereza que nos bloquea en el sonido inmóvil de los lamentos vanos. Los lamentos de un obispo son cosa fea".
Capaces de encantar y atraer... todos estamos llamados a esta misión contagiosa que denota alegría, entusiasmo y ánimo. No es cuestión de edad o de carácter sino de experiencia de Dios. No somos una "simple administración" sino una Iglesia en salida hacia las periferias, llena de creatividad y con un mensaje integrador e incluyente. No sobra nadie, todos nos necesitamos y nos necesitan. Más allá de las parroquias, también los foros públicos de la cultura, el barrio o el entramado social de nuestros pueblos es nuestro sitio. ¿Nuestras comunidades atraen? ¿En qué Dios hacemos pensar?
En Roma, en el Curso de formación de obispos nuevos se nos animaba a ser pastores en contacto directo con la gente liderando encuentros de oración y de diálogo con los jóvenes, las familias y los mayores. Gracias a Dios he podido acudir en estos meses a todos los sitios donde me habéis invitado. Con el principio de curso comenzaré con ilusión una visita más sistemática por toda la diócesis. Intensificaré también las acciones que ya he comenzado en sintonía con la mayoría de las diócesis del mundo: encuentros de adoración y evangelización, ejercicios espirituales y promoción vocacional. A estas primeras convocatorias para los jóvenes iré añadiendo los próximos meses las dirigidas a las familias y a los mayores.
4.- Capaces de iniciar a los que se os ha confiado
Una vez aferrados a la Misericordia, ésta exige un recorrido introductorio, un camino, una senda, una iniciación... Hoy se pide demasiado fruto de árboles que no están suficientemente cultivados. Se ha perdido el sentido de la iniciación, más aún a las cosas verdaderamente esenciales de la vida se accede sólo mediante la iniciación. Pensad en la emergencia educativa, en la transmisión sea de contenidos que de valores, pensad en el analfabetismo afectivo, en los recorridos vocacionales, en el discernimiento en las familias, en la búsqueda de la paz: todo ello reclama iniciación y recorridos guiados, con perseverancia, paciencia y constancia, que son los signos que distinguen el buen pastor del mercenario... “Después [Jesús] dejó a la multitud y entró en casa; sus discípulos se acercaron para decirle: Explícanos…” (13, 36). Salía a la multitud, pero tenía la libertad de regresar. Os recomiendo cuidar la intimidad con Dios, fuente del poseer y de la entrega de sí, de la libertad de salir y regresar. Sed pastores capaces también de regresar a casa con los vuestros, de suscitar esa sana intimidad que les permite acercarse, de crear esa confianza que permite la pregunta: “Explícanos”. No se trata de cualquier explicación, sino del secreto del Reino. Es una pregunta hecha a vosotros en primera persona. No se puede delegar a otro la res-puesta.
Sí, la vida es camino, proceso e historia y por tanto tenemos que ser maestros en el arte de iniciar, sugerir, animar y alentar para ir más allá, para fiarse y caminar, para entrar juntos más adentro en el misterio de Dios. El diálogo constante, la cercanía en el trato, nuestra fácil accesibilidad, el tiempo y espacio para la acogida, tienen que ser el caldo de cultivo de esos procesos de iniciación de la vida cristiana. ¿Hacemos una propuesta de crecimiento en la fe o nuestras comunidades valen sólo para ciertas edades? La pastoral habitual de nuestras parroquias es la forma ordinaria de vivir los sacramentos de la iniciación cristiana, sus catequesis, sus grupos de profundización y sus pequeñas comunidades. Cada principio de curso se retoma lo mejor del pasado y se incorporan las novedades que han ido madurando durante el verano.
Arciprestazgos, parroquias, centros de enseñanza y de salud, delegaciones y secretariados, todos reiniciamos un nuevo curso y todos somos conscientes de que nos vamos completando, haciendo y ayudándonos mutuamente a mejorar. Contad también con mi pobre aportación. En la Conferencia Episcopal Española donde elegí la Comisión de Migraciones me corresponde presidir la Sección de Trata de Personas. Cuento con el respaldo de la labor pionera de nuestra Diócesis en temas sociales.
5.- Capaces de acompañar
Querría detenerme en uno de los verbos conjugados por el Samaritano. Él acompaña a la posada al hombre encontrado por casualidad, se hace cargo de su suerte. Se interesa de su curación y de su mañana. No le basta lo que ya había hecho. La misericordia, que había partido su corazón, necesita verterse y derramarse. No se puede retener. No se consigue detener...Reservad un especial acompañamiento a todas las familias, gozando con su amor generoso y alentando el inmenso bien que prodigan en este mundo. Seguid sobre todo a aquellas más heridas. No “paséis de largo” ante su fragilidad. Deteneos para dejar que vuestro corazón de pastor sea atravesado por la visión de su herida. Acercaos con delicadeza y sin miedo. Poned ante sus ojos la alegría del amor auténtico y de la gracia con la que Dios lo eleva a la participación del propio Amor. Muchos tienen necesidad de redescubrirla, otros no la ha conocido nunca, algunos esperan a rescatarla, no pocos deberán llevar encima el peso de tenerla irremediablemente perdida. Os ruego que les acompañéis en el discernimiento y con empatía.
El Consejo Episcopal y yo proponemos para este curso La familia, sujeto agente de evangelización como eje principal de la actividad diocesana de este curso. En el transcurso de este año de renovación diocesana y previo al nuevo Plan de Pastoral, la exhortación apostólica Amoris laetitia sobre la familia brinda una oportunidad única de trabajo diocesano. Presentamos los materiales antes del verano y ahora es el momento de trabajarlos a todos los niveles. Las guías de lectura que se pueden descargar en la página web de la diócesis y que en soporte de papel las están solicitando de tantas otras diócesis son los recursos óptimos para poder profundizar en la realidad familiar a todos los niveles. Son muchas las posibilidades: trabajo del documento entero o alguno de sus capítulos, revisión y enriquecimiento de la pastoral familiar y de los cursillos prematrimoniales y seminarios de trabajo para sacerdotes y agentes pastorales para acompañar, discernir e integrar la fragilidad. Sin obstaculizar los temas programados por cada realidad eclesial creemos que trabajar el tema de la familia puede ayudarnos a todos en estas circunstancias. Lógicamente la Delegación de Familia está especialmente receptiva a todas vuestras sugerencias y está trabajando intensamente en los distintos formatos de esta propuesta para este curso 2016-2017.
Zure otoitza nire alde eskatzen dizut.
Vitoria-Gasteiz, 6 de octubre de 2016
Juan Carlos ELIZALDE ESPINAL
Obispo de Vitoria