¡Por Dios! algo digno y multireligioso El Hospital de Txagorritxu de Vitoria ofrece una consulta en desuso del sótano del centro hospitalario para hacer de capilla

El Hospital de Txagorritxu de Vitoria ofrece una consulta en desuso del sótano del centro hospitalario para hacer de capilla
El Hospital de Txagorritxu de Vitoria ofrece una consulta en desuso del sótano del centro hospitalario para hacer de capilla

No es una cuestión de creencias religiosas, de confesionalidad o aconfesionalidad, sino de respeto y trato digno a las creencias del pueblo, es una cuestión de dar una respuesta en consonancia a una sociedad democrática

“El Hospital de Txagorritxu reabrirá su capilla tres años después en una consulta del sótano.” Así nos contaba en su titular El Correo la chapuza, componenda, o concesión que al hecho religioso pretende dar Osakidetza habilitando una vieja consulta con capacidad para una docena de personas y habilitada para los fieles de la Iglesia católica. 

El mismo diario reconoce la precaria solución que se le ha dado a este espacio destinado a encontrar paz, que lo primero que dificulta es encontrar el espacio en sí mismo, ubicado en el sótano, junto a la cafetería, al final de un pasillo, sin ventanas…vamos en las catacumbas como sugiere el periodista. 

Esta referencia volvió a salir ayer en la bendición que de la capilla hizo el obispo con el espacio a full, doce personas, aforo máximo de la capilla.

Creo que la pluralidad religiosa de nuestra sociedad y la trascendencia del hecho religioso en torno a la salud y a la enfermedad, a la vida, y a la muerte, en particular, merece un tratamiento más digno por parte de las autoridades sanitarias. 

En el marco de la mega obra de Txagorritxu bien podría pensarse en un espacio digno, amplio, multiconfesional como tienen otros centros hospitalarios en el Estado y en el mundo civilizado. 

Un espacio donde se cuide la orientación, la iluminación, el mobiliario, el decorado, con criterios teológicos, sí con el asesoramiento de representantes de las diversas creencias que cohabitan en nuestra ciudad.

La capellanía hospitalaria, al frente de la cual se encuentra un nuevo responsable, Alfonso Urbiola, acepta con resignación cristiana, como no puede ser de otra manera, la limosna de las autoridades sanitarias.Pero quienes somos los potenciales usuarios de este espacio no podemos callar ante esta cutrez, que es digna porque quienes la van atender y la van a usar  la hacen digna, pero no por el mimo ni el cariño que demuestran haber puesto los responsables y gestores de Txagorritxu.

Y no es una cuestión de creencias religiosas, de confesionalidad o aconfesionalidad, sino de respeto y trato digno a las creencias del pueblo, es una cuestión de dar una respuesta en consonancia a una sociedad democrática. 

Esperamos (porque no es esta una opinión personal e individual sino que comparten muchos otros) que esta no sea la solución final que Txagorritxu de para la atención espiritual y que, más allá de los servicios que cada confesión religiosa ofrezca a sus fieles, las instituciones públicas ofrezcan unos espacios dignos y que permitan tener de verdad un momento de paz y de interioridad para cuando nos sentimos más vulnerables.

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