Jornadas Pastorales de Inicio de Curso de la Diócesis de Vitoria El rol del sacerdocio común y ministerial en una tierra lista para el Primer Anuncio, con la Eucaristía como liturgia de referencia

El rol del sacerdocio común y ministerial en una tierra lista para el Primer Anuncio, con la Eucaristía como liturgia de referencia
El rol del sacerdocio común y ministerial en una tierra lista para el Primer Anuncio, con la Eucaristía como liturgia de referencia DV

Los ministros ordenados no reemplazan a Cristo solo lo hacen presente”; “De entre los miembros de este pueblo (sacerdotal) algunos son llamados para que sean servidores de sus hermanos”; “la única condición para acceder al sacerdocio ministerial es ser cristiano”; “existe para servir al pueblo sacerdotal”; y entre sus misiones están “anunciar el Evangelio; Santificar al pueblo; y como pastores garantizar la comunión”

si hoy la Iglesia tuviese admitidas al sacerdocio ministerial a las mujeres ninguna de las frases dichas en el discurso precisarían cambiarse ni una sola coma

La riqueza comunicativa de la liturgia que se expresa en códigos: “visuales, gustativos, olfativos, auditivos, cinéticos y cromáticos”

Vivimos en una sociedad abonada para el Primer Anuncio

“a veces caemos en intentar hacer entrar a la gente en un proceso de catequesis cuando falta el Primer Anuncio”

Con gran acierto, según el parecer de algunos de los asistentes, las Jornadas Pastorales de Inicio de curso en Vitoria se han celebrado dentro del mes de septiembre a diferencia de otros años que caía en el mes de octubre, con muchas actividades ya en marcha en la diócesis.  

Como no podía ser de otra manera el Sínodo que está protagonizando la historia de la Iglesia Católica en estos tiempos sobrevuela las jornadas.

La primera charla que tuvo lugar el martes 19 tenía como cabecera: 'Sacerdotes servidores en el cambio de época'. Ha corrido a cargo de D. Gabriel Richi Alberti, sacerdote. Decano de la Facultad de Teología de la Universidad Eclesiástica San Dámaso (Madrid) y catedrático de Eclesiología. D. Gabriel recordó lo que la Iglesia dice a día de hoy sobre el sacerdocio común de los fieles y sobre el sacerdocio ministerial. Señaló como ambos son una “participación del Sacerdocio de Cristo y en él tienen sentido”. Los documentos de referencia fundamentales son los emanados en el seno del Concilio Vaticano II, del que dice Richi aún nos queda mucho por desarrollar aunque hayan pasado 60 años. 

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Sobre el sacerdocio ministerial Richi dijo que “es un don que Dios da a su Iglesia”; “que los ministros ordenados no reemplazan a Cristo solo lo hacen presente”; “De entre los miembros de este pueblo (sacerdotal) algunos son llamados para que sean servidores de sus hermanos”; “la única condición para acceder al sacerdocio ministerial es ser cristiano”; “existe para servir al pueblo sacerdotal”; y entre sus misiones están “anunciar el Evangelio; Santificar al pueblo; y como pastores garantizar la comunión”. 

Estas fueron algunas de las afirmaciones que se dieron en la charla. 

En el turno de preguntas se le hizo ver que su discurso tuvo un detalle curioso, fue absolutamente inclusivo, si hoy la Iglesia tuviese admitidas al sacerdocio ministerial a las mujeres ninguna de las frases dichas en el discurso precisarían cambiarse ni una sola coma. Por ello se le preguntó si tras el sínodo este aspecto del acceso de la mujer a los ministerios ordenados podrá ser revisado. D. Gabriel manifestó su adhesión a la postura que la Iglesia defiende hoy y niega el acceso al sacerdocio ministerial a las mujeres “La Iglesia tiene muy claro que lo que no puede ser no puede ser”.  El problema es que en esta frase el sujeto “La Iglesia” hoy ya no recoge a “todos” como pretende el Sínodo por lo que esta cuestión del sacerdocio femenino o bien queda zanjada como lo afirmó San Juan Pablo II o se pone sobre la mesa como es el deseo de una parte de la Iglesia cada vez más creciente. 

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No sé si esta es una cuestión para que se aplique la máxima de “Roma locuta, causa finita” o más bien para que en lugar de sustentar las argumentaciones en el pasado se empiecen a sustentar en el futuro de la Iglesia que queremos. 

'El arte de vivir hoy la Eucaristía'. expuesto por D. Félix María Arocena Solano, sacerdote y escritor. Profesor de Teología Litúrgica en las universidades de Navarra y San Dámaso (Madrid). Miembro de la Pontificia Academia Theologica (Roma). fue el segundo tema de estas jornadas. 

Teniendo como base un libro del que es coautor, “El arte de celebrar la Eucaristía”  y que se puso a la venta aprovechando la ocasión, Arocena expuso la importancia de la formación en las dos vertientes de las que habla el Papa Francisco, “formación para la liturgia y desde la liturgia”. Si bien expuso una vertiente de vivencia intelectual de la eucaristía también incidió en la importancia de vivir la eucaristía, por eso argumentó que hay que huir de expresiones como ir a misa, acudir, oir, escuchar, y se decanta por el término “entrar” en la misa. 

Como dijo, “la Eucaristía es donde Dios acontece”. 

Uno de los problemas que hoy hay en la Iglesia respecto de la asistencia y vivencia de la misa es que no se entiende la riqueza simbólica que se desarrolla en la misma. Arocena considera que “el hombre de hoy, a diferencia del hombre medieval, no sabe leer todos los signos que se ofrecen en torno a la liturgia. Entonces, quizá por la falta de alfabetización, pero veían lo que celebraban y celebraban lo que veían. Hemos perdido la inteligencia simbólica”. 

¿Cómo recuperar esa falta de capacidad de captar los símbolos de la misa? para ello propone el término “entrar” y eso “exige concelebrar”.

Luego se refirió a esa riqueza comunicativa de la liturgia que se expresa en códigos: “visuales, gustativos, olfativos, auditivos, cinéticos y cromáticos”.

Si bien, como dijo el conferenciante, el fiel está capacitado para traspasar y ver más allá del pan y  el vino, y la palabra a Cristo Vivo y a su Palabra, la realidad hoy es otra muy diferente y sobre ese tema Arocena no entró. 

La realidad hoy es que el misterio de Jesús Eucaristía sigue siendo eso, misterio, difícil de creer y raro el haberlo experimentado salvo aquellas personas tocadas con la gracia de tener la certeza de la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Y este es un sentimiento que afecta no solo a los fieles laicos carentes de formación litúrgica y teológica, no. Esta falta de certeza invade también a sacerdotes y religiosos, a consagradas que no pasan de ser lo que somos la mayoría, creyentes que queremos creer.  

Y por último, 'El primer anuncio, desde un laicado responsable' a cargo de  D.ª M.ª Teresa Valero i Melgosa, miembro del Área de Primer Anuncio (CEE). Directora de Autem (Instituto de liderazgo pastoral). Delegada de Primer Anuncio y de Apostolado Seglar (Diócesis de Solsona).

Valero estructuró su exposición en tres bloques: la Misión de la Iglesia; el Primer Anuncio; y La Corresponsabilidad - Sinodalidad.

En la primera parte hizo una comparativa de la realidad que se vivía hace años y la que se vive hoy día, focalizada en tres espacios: la familia, la escuela y el barrio/pueblo. 

Evidentemente en la comparación se podía ver perfectamente cómo la familia ha cambiado de ser el ámbito del primer anuncio a perder toda referencia religiosa, de ser un espacio seguro y protegido a estar en crisis; la escuela otro tanto, de ser un espacio en donde se podía hablar y se debía hablar de la fe a estar casi perseguida cualquier referencia religiosa; y el barrio o el pueblo de ser espacios públicos que acogían en masa los actos religiosos a celebrarlos casi a escondidas. 

La parroquia era luego el lugar donde se cuidaba y alimentaba toda esta religiosidad familiar y social. 

Pero hoy la realidad es otra y aunque hablamos de crisis Valero prefiere hablar de oportunidad. Vivimos en una sociedad abonada para el Primer Anuncio. 

Y ¿Qué es el Primer anuncio? Pues es un primer momento hacia el encuentro con el Resucitado. Como reconoció en el momento de las preguntas del público este Primer anuncio precisa de una actitud inicial de observación y escucha del otro antes de decirle nada, hay que saber a quién hablamos y cuáles son sus circunstancias “a veces caemos en intentar hacer entrar a la gente en un proceso de catequesis cuando falta el Primer Anuncio” señaló Valero. 

Este primer anuncio precisa de gente preparada para ello, “no cualquiera vale” ni se trata de un “agujero que tapar”. Y el primer anuncio no solo está pensado para las periferias, también para la pastoral ordinaria, para aquellos bautizados que no viven las exigencias de su bautismo, y por supuesto para quienes no conocen a Cristo o incluso lo rechazan.

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Si bien para esta misión del primer anuncio todos los bautizados estamos llamados a sentirnos corresponsables con nuestro testimonio, sin embargo Valero matizó que cada cual debe encontrar su don, su carisma para desarrollar su misión, y ahí repitió que no cualquiera vale, que no se trata de tapar agujeros y que hay que huir del hombre/mujer orquesta, un personaje que se da tanto entre sacerdotes como entre laicos, el que “vale para todo y lo hace todo”. En el caso de los sacerdotes recordó la frase de un obispo que decía que “el párroco es responsable de todo pero no de todos”. Si bien es un arte el delegar por eso es más importante que en lugar de hombres/mujeres orquesta nos sepamos rodear de directores de orquesta, personas que sepan sacar lo mejor de cada instrumento tocado por otros y del sonido conjunto en armonía. 

En un momento de su exposición relató algunas pinceladas de su proceso personal de conversión y como llegó a ser liberada por la Iglesia para ocuparse de esta misión del primer anuncio en su diócesis de Solsona. Un testimonio valiente, bonito y cercano. 

Otro momento especial a mi juicio es cuando propuso otorgar un "Oscar" a toda la gente que lleva años haciendo cosas en la Iglesia. Una idea a desarrollar, no estaría mal que a l largo del año litúrgico el obispo concediese, sin necesidad de una entrega física ni personalizada, unos "oscar" a aquellos que han hecho lo que mejor han sabido por la diócesis durante el curso. 

Al comienzo de su exposición y tras rezar un Ave María dijo que esta tierra de Vitoria le había encantado y que la veía preparada para un Primer Anuncio. Lo que entiendo que a las generaciones presentes nos toca sembrar y soñar que otros cosechen. 

Las jornadas se desarrollaron en dos sesiones, la de la mañana en el Seminario Diocesano pensada más para los sacerdotes que tienen actividad pastoral por las tardes y la sesión de la tarde en el Aula San Pablo a la que acudieron más laicos. 

Non solum sed etiam

Aun cuando parte de esos comentarios que suelen formar parte de esta segunda parte de mis textos ya han sido incluidos entre la información no me resisto a hacer una valoración global en la que destaco sobre manera la última conferencia, creo que fue la única que pisó la arena del ruedo y acabó con los merecidos aplausos. Y por seguir con la terminología taurina, las otras dos conferencias, y a una se lo pude decir personalmente, se limitaron a dar unos elegantes pases de pecho, unas chicuelinas, pero no entraron a matar ni poniéndoles el toro en la suerte de preguntas. Calidad académica sí, pero utilidad práctica para el día a día solo la última conferencia se ha salvado.  

Y un último detalle que se repitió en dos de las conferencias respecto del inminente Sínodo. Las dos personas expresaron su convencimiento de que mucha gente quedará defraudada con el Sínodo por crearse expectativas de cambio que no se producirán. Pero esto lo dejo para una reflexión exprofeso. 

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