Un finde con los monjes de Silos Silos, un espacio "anclado" en el pasado para proyectarse al futuro viviendo el presente

Silos, un espacio "anclado" en el pasado para proyectarse al futuro viviendo el presente
Silos, un espacio "anclado" en el pasado para proyectarse al futuro viviendo el presente Vicente Luis Garcia Corres

si bien las estadísticas reflejan un descenso de la práctica religiosa y un recelo social hacia religiones e iglesias como espacios de referencia espiritual individual, la realidad es que el ser humano sigue buscando a Dios, necesitando de Dios, relacionarse con Dios

Tenía pendiente vivir esta experiencia y ahora he tenido la oportunidad: un finde con los monjes de Silos. Ya los conocía desde que de niño nos traían del colegio en excursión y comprábamos la postal del ciprés con el poema de Gerardo Diego en el reverso, que por cierto se sigue vendiendo. Luego, a lo largo de los años y por diversos motivos he ido visitando Silos, para escuchar a los monjes el rezo de Vísperas o para visitar a un amigo que tomó este camino. 

20240825_085837

En esta ocasión la experiencia era distinta. Ahora tenía hasta mi propia llave para poder deambular por las zonas permitidas a los que nos hospedamos y vetadas a los turistas. Podía ir desde mi celda, bueno digamos para ser más justos, cómoda y agradable habitación, hasta la iglesia pasando por el famoso claustro románico. 

Me ha gustado la experiencia, no tanto por el modo de vida, que no es para mí, como para el P. Moisés no lo es la mía, como bien me dijo. 

Confieso que lo que más me ha costado es seguir los rezos al ritmo de monje, un recitar “paaaaaauuuuuuussssaaaaaadooooo” y donde para segir con la siguiente estrofa hay que esperar “una eternidad”. Yo siempre acababa diciendo “Amén” antes de tiempo. 

20240825_132615

Pero, y lo digo de corazón, me ha encantado ver y comprobar que sigue habiendo hombres (no solo mujeres) que son felices de esta manera, que la Iglesia sigue palpitando a ritmo lento, suave, pausado, pacífico y pacificador. 

Tuve la dicha de coincidir mi estancia en Silos con la fiesta de renovación de los votos del P. Roberto. La misa a las 11 de la mañana fue sencilla, emotiva e intensa también. El P. Roberto renovaba sus votos al cumplir los 25 años de sus primeros votos, cuyo texto volvimos a escuchar:

“En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo. Amén. 

En el año de su nacimiento de 1999, el día 5 del mes de septiembre, yo, Fray Roberto Gayubo Hernando, natural de Bilbao, diócesis de Bilbao, prometo para tres años estabilidad, conversión de costumbres y obediencia según la regla de San Benito, en este monasterio de Santo Domingo de Silos de la Congregación de Solesmes, delante de Dios y de sus santos, cuyas reliquias aquí se conservan, en presencia de Dom Clemente Serna Gonzalez abad, y de los monjes de este monasterio.”

Seguidamente renovó sus votos:

“Los votos que hice y prometí hace 25 años, los renuevo ahora, en presencia del reverendísimo padre Dom Lorenzo Maté Sadornil, …”

Tras la lectura de este sencillo texto de renovación estampó su firma en el documento que lo acreditaba sobre el altar. 

Además esta historia tenía un contrapunto que solo algunos de los asistentes conocían: Yo no pude evitar pensar durante toda la celebración en el P. Roberto, en su madre allí presente, en su hermano y en el resto de la familia que lo acompañaba y vivían con gozo la renovación de sus votos, pero con el corazón partido, porque desde hacía días sabían que la vida de su padre tenía un final cercano, incluso el desenlace podría coincidir con la misma celebración. (cuando el domingo abandoné el convento aún no se sabía nada sobre el desenlace del padre de fray Roberto).

Hay coincidencias, “diosidencias” que otros llaman difíciles de entender. 

Para mí fue toda una lección de vida de esta familia que estaba sabiendo dejar los acontecimientos en manos de Dios. 

20240825_150930

Pero volvamos a mi experiencia de unos días (un finde no más) con los monjes de Silos.

El sábado pude comer con la comunidad como el resto de hombres que nos hospedábamos allí. 

Reconozco que el servicio de la comida es lo más ágil que he vivido en este finde. La comida se llevó a cabo en silencio, escuchando una meditación y una selección de cantos que a mí me transportaron a Taizé. 

En el refectorio estábamos más hospedados que monjes, y confirmé que la hospedería siempre tiene clientela. Lo que me llevó a pensar que si bien las estadísticas reflejan un descenso de la práctica religiosa y un recelo social hacia religiones e iglesias como espacios de referencia espiritual individual, la realidad es que el ser humano sigue buscando a Dios, necesitando de Dios, relacionarse con Dios. Y para muchos los monasterios siguen siendo ese oasis en el desierto donde poder llenarse de “Algo” o de “Alguien”. 

Non solum sed etiam

Estamos viviendo un momento social y eclesial apasionante, donde se está cumpliendo la profecía de Benedicto XVI de una iglesia de minorías, pero no por ello ha de dejar de ser la levadura en la masa. 

Ha llegado la hora de repensar las vocaciones, el papel de las parroquias, la presencia activa de los laicos, en particular de las mujeres, en la evangelización. Y para darle vueltas a todo esto bien vale un finde en un monasterio de monjes, como puede ser Silos.

20240825_103715

20240825_104123

Volver arriba