Formación del voluntariado de Berakah Sor Lucía Caram: “El pobre es un lugar teológico, un lugar donde Dios se manifiesta y nos llama al servicio”
“Dios nos llama a cada uno por nuestro nombre y nos dice, como a Moisés que no puede soportar el clamor de su pueblo”
“Los pobres nos sacan de nuestra zona de confort:” Y ese cambio es el que anda buscando el papa Francisco “una Iglesia servidora al servicio de los pobres”
"El gran reto que hoy tenemos es humanizar a una sociedad deshumanizada"
“La única religión válida es la del Amor que se hace servicio”
“Mucha gente que trabaja con nosotros y no es creyente. Pero también hay otra mucha a la que nuestra labor y cómo hacemos las cosas les acaba cuestionando"
"El gran reto que hoy tenemos es humanizar a una sociedad deshumanizada"
“La única religión válida es la del Amor que se hace servicio”
“Mucha gente que trabaja con nosotros y no es creyente. Pero también hay otra mucha a la que nuestra labor y cómo hacemos las cosas les acaba cuestionando"
“Mucha gente que trabaja con nosotros y no es creyente. Pero también hay otra mucha a la que nuestra labor y cómo hacemos las cosas les acaba cuestionando"
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
Sor Lucía Caram ha estado en Vitoria-Gasteiz invitada por el programa Berakah para ofrecer su testimonio dentro del programa de formación de los casi 300 voluntarios que tiene esta iniciativa de las parroquias del Casco Viejo de Vitoria que nacida en el año 2006 hoy cuenta con más de 30 proyectos solidarios en marcha atendiendo a los pobres y vulnerables, a los descartados de la sociedad y de las instituciones públicas.
Así mismo por la noche fue invitada del Foro Ciudad de Vitoria que reúne en torno a mesa y mantel a un variopinto grupo de librepensadores de la sociedad vitoriana.
En el acto que tuvo lugar en Berakah Caram hizo una primera intervención. Tras la misma la periodista de Onda Cero Vitoria, Susana Marqués y el voluntario de Berakah, el dr. Asier López fueron los encargados de trasladar algunas preguntas a Sor Lucía.
Empezó Sor Lucía agradeciendo la invitación para compartir esa pasión por los pobres que ella como los voluntarios de Berakah pueden sentir y evocó la escena de Moisés viendo arder la zarza que no se consumía y que en su interior siente la voz de Dios. “Dios nos llama a cada uno por nuestro nombre y nos dice, como a Moisés que no puede soportar el clamor de su pueblo” el clamor de los pobres y a ese clamor de Dios es al que respondemos con nuestro voluntariado.
La primera en preguntar a Sor Lucía fue Susana Marqués quien recordando una frase de Sor Lucía “ya no solo pido a Dios, sino a todo dios” quiso saber cómo le está respondiendo la gente en el tema de Ucrania y una guerra que corre el riesgo de quedar en el olvido.
Sor Lucía señaló que todo cambia cuando las historias empiezan a tener rostro y nombres, en ese momento es más difícil olvidar, cuando evitamos poner rostro y nombres entonces es más fácil olvidar la guerra de Ucrania y cualquier otra guerra. La guerra es cruel, es injusta, impide dar soluciones a cosas que por ejemplo aquí sí podemos dar. Recordó el caso de un niño que no podía ser operado en Ucrania y logró traerlo a España para practicarle la intervención.
Asier tomó la palabra para preguntarle: Muchos acusan a la Iglesia de ser rica y poderosa, con esa imagen encima ¿Son los pobres realmente el centro de la Iglesia?
No, fue la rotunda respuesta de Sor Lucía. “Si la Iglesia está en crisis es precisamente porque hemos desplazado el centro de interés y lo hemos colocado en otras cosas.” “Si Dios regresará al mundo no conocería a su propia Iglesia”. Caram está convencida de que el día que esa opción por los pobres sea real las cosas serán distintas. Hoy a muchos los pobres les molestan, les estorban. “Los pobres nos sacan de nuestra zona de confort:” Y ese cambio es el que anda buscando el papa Francisco “una Iglesia servidora al servicio de los pobres”. Sor Lucía recordó que cuando hablamos de pobreza no solo nos referimos a una pobreza económica sino a otras pobrezas como la soledad, la enfermedad, los abusos, … todas esas pobrezas han de estar en el centro de la Iglesia. No obstante también hay que reconocer, “con orgullo” dijo Caram, que para muchos la Iglesia es su único hogar. Y recordó que en situaciones de conflicto los únicos que permanecen al lado de las víctimas y de los pobres son gente creyente. Así mismo denunció la utilización que de los pobres hacen algunos colectivos para sus intereses ideológicos particulares.
Susana Marqués intervino para preguntarle a Sor Lucía si estaba desengañada de la política. Respondió que sí. Que en todos los sectores hay gente buena pero que en la política, algo que tendría que ser una herramienta para el servicio alguno, bastantes, se aprovechan para beneficio propio.
Marqués le volvió a preguntar si ese desencanto se extendía también a la jerarquía de la Iglesia. Caram reconoce que ciertamente para algunas personas la Iglesia ha sido un espacio para medrar o para tener poder. Durante un tiempo esas actitudes le han amargado mucho, ahora ya le dan igual, y reconoce que como dice el papa Francisco en esta Iglesia cabemos todos. Además cuando estás al lado de los pobres y tienes cosas más importantes que atender esas cuestiones pasan a ser secundarias, relativizas. A ella centrarse en buscar recursos para ayudar a las personas afectadas por la guerra le ha ayudado a todo eso.
Nuevamente Asier tomó la palabra: Tú eres una mujer que ha apostado por entregar su vida a los pobres, ¿tomar esa decisión te ha cambiado la vida? Y a los que somos voluntarios en Berakah, ¿crees que esta experiencia nos tiene que cambiar la vida, cómo?
A ella sí le ha cambiado la vida. Recordó que cuando durante la crisis del 2008 funcionarios que colaboraban en la atención social les comentaban lo importante de no implicarse en los problemas, no excederse en la empatía para que los problemas no os afecten “no podéis llevaros los problemas de la gente a vuestra casa”.
Pero el gran reto que hoy tenemos es humanizar a una sociedad deshumanizada. ¿Y cómo hacerlo? desde la proximidad, esa que nos decían evitar los funcionarios. Hay que ponerse en la piel del otro, sino estamos “jugando a ayudar al otro”. No se trata solo de calzar los zapatos del otro, también de andar con él su camino, de llorar sus lágrimas. Y practicar esa proximidad es lo que te acaba cambiando la vida.
Susana volvió a tomar la palabra para preguntarle si hoy la “única religión válida es el servicio”.
Sor Lucía matizó: “la única religión válida es la del Amor que se hace servicio”. Recordó el pasaje del lavatorio de los pies como el ejemplo del Maestro. Recordó que debemos ser conscientes que ese mismo Espíritu Santo que aparece en los Evangelios es el que nos inspira en nuestra labor del voluntariado. Y siguiendo con la misma escena animó a partirnos y repartirnos como hizo Jesús con el Pan. Puso énfasis a la hora de reafirmar que el mismo Espíritu que alentó a Jesús es el que alienta nuestro voluntariado.
Esta fue la tercera pregunta que le lanzó Asier como voluntario de Berakah: A veces nos encontramos con una crítica hacia quienes dedicamos parte de nuestro tiempo a los pobres, nos acusan de “activistas” de convertir la iglesia en una ONG sin espiritualidad. ¿Crees que eso es así, se corre ese riesgo?
Nosotros podemos crear unos espacios donde las personas puedan descubrir la fuerza y el valor del servicio. Es bueno trabajar el servicio desde el silencio. Lo que no se puede hacer es matar al Espíritu, es importante hacer el ejercicio de regresar al corazón de donde nace nuestro voluntariado. Es importante que nos preguntemos en algún momento sobre el sentido de nuestras acciones, no quedarnos en la superficie. Frente a la frase de que “es más feliz el que da que el que recibe” Sor Lucía propone otra frase, “es más feliz el que comparte”.
"El pobre es un lugar teológico, un lugar donde Dios se manifiesta y nos llama al servicio." sentenció Sor Lucía.
En su última pregunta Susana Marqué le preguntó si todos estos postulados sirven para el no creyente pero que se siente llamado a ayudar a los demás.
Sor Lucía confirmó que efectivamente hay “mucha gente que trabaja con nosotros y no es creyente. Pero también hay otra mucha a la que nuestra labor y cómo hacemos las cosas les acaba cuestionando. Recordó la frase de Hechos de los apóstoles en los que a la comunidad cristiana se la reconocía por cómo se amaba. En el servicio muchas personas encuentran el sentido de su vida. Y no es necesario identificarse con el cristianismo para ello. Al final qué es Dios: pues Dios es el Bien, la Bondad, la Gratuidad, el Servicio,... Lo importante es que lo que haces te impacte en el corazón.
En su última pregunta Asier reconocía una realidad cotidiana: Trabajar con los más pobres no es fácil. Además de la pobreza económica, que seguramente es la más fácil de solucionar porque se trata de dinero, pero está la pobreza de valores, de educación, de planificación de la vida, los choques culturales, …¿Cómo afrontas tú todas estas circunstancias? y si puedes darnos algunas pautas que nos ayuden a nosotros a afrontarlas.
“A veces nos pasa que frente a algunas reacciones culpabilizar a la víctima, que mal educado, que falta de respeto, encima de que le estoy ayudando, … no somos conscientes de que esas actitudes son parte de su pobreza.” Para entender todo esto es preciso una gran dosis de empatía. Por otro lado esas reacciones que a veces nos sacan de nuestras casillas, lo que sirven es de espejo de nosotros mismos, y ahí descubrimos que el problema no es él, sino yo y mi falta de paciencia, de tolerancia, …
Tras el turno de preguntas de los entrevistadores se dio la opción a los asistentes de hacerle alguna pregunta a Sor Lucía. Intervinieron cinco personas y sus preguntas ayudaron a profundizar sobre algunos temas como la falta de solidaridad que a veces se produce entre los pobres, o el abuso de las mafias que se aprovechan de los migrantes.
A los poco más de cien voluntarios que asistieron en directo a la sesión de formación hay que añadir alguno más que se sumó a la retransmisión en Instagram.
Non solum sed etiam
Por la noche fue invitada a la cena que cada mes organiza el Club de los Iguales. Foro Ciudad de Vitoria-Gasteiz. Es costumbre que lo que sucede durante en esa cena se queda en la sala. Pero sí puedo comentar que tanto la veintena de comensales como Sor Lucía estuvieron a gusto con el menú y con el diálogo. El interés de los asistentes abarcó varios temas y muchos de ellos relacionados con el papel de la Iglesia en el orden social. La relación con el mundo del ateísmo o de la increencia también estuvo muy presente durante la cena.
Al final se le impuso el pin símbolo de este colectivo vitoriano, la flor del "no me olvides".
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