"Ser oportunista encierra otra intencionalidad" Alberto Roselli: "Ser oportuno es estar lo suficientemente atento para aprender de los hechos mismos de la realidad"

Francisco advierte contra el dinero, la vanidad y las habladurías
Francisco advierte contra el dinero, la vanidad y las habladurías

"En Brasil, mientras la gente insiste en profundizar los cuidados, desde el gobierno se minimizan las consecuencias del Covid 19 en defensa de la producción"

"En la Iglesia, mientras numerosísimos cristianos ejercen esa calidad utilizando la creatividad para acompañar, consolar, crecer, hacer crecer; otros, que ostentan títulos romanos y diplomas de instituciones renombradas, se ocupan de denostarlos con argumentos doctrinales"

En tiempos de pandemia se agudizan los sentidos que en épocas, digamos, normales ya tienen un ejercicio en esto de que cada día no sea como el anterior, sino que ofrezca la novedad del crecimiento; que sea una oportunidad de ir más allá.

Lo que proponemos aquí es definir la diferencia entre ser oportunos o ser oportunistas. Ser oportuno es estar lo suficientemente atento para aprender y crecer de los hechos mismos de la realidad, en beneficio propio y del resto, sabiendo que lo que gané, aprendí o aquello en lo que conseguí crecer podrá ser puesto al servicio del bien común, de una vida mejor para todos, o al menos para la mayoría.

Ser oportunista encierra otra intencionalidad. Es la actitud básicamente egoísta y artera que no se detendrá ante nada para, ante la mínima posibilidad, de sacar un provecho personal.

El oportunismo no reconoce límites éticos, humanos, sociales y mucho menos de justicia; sino que echará mano de todo aquello que considere beneficioso a costa de quienes sea o lo que sea. Y más de una vez se refugia en la legalidad.

Caritas Internationalis. Ayuda humanitaria en la prevención del coronavirus
Caritas Internationalis. Ayuda humanitaria en la prevención del coronavirus

En Argentina, por caso, mientras algunos intentan –con aciertos y con errores- sostener la paz social y garantizar la salud pública con el aislamiento social preventivo por ejemplo, otros no cesan en sus intentos de sabotear cualquier instancia, aún en nombre de la libertad.

En Brasil, por caso, es al revés. Mientras la gente insiste en profundizar los cuidados, desde el gobierno se minimizan las consecuencias del Covid 19 en defensa de la producción. No se trata de buenos contra malos. Es peor: se trata de, sin importar la gravedad de la circunstancia, aprovechar para sacar el mayor provecho individual o sectorial posible, prescindiendo de cualquier tipo de propuesta concreta. Sólo crítica vacía y oportunista.

Algo parecido puede verse que sucede puertas adentro de la Iglesia. Mientras numerosísimos cristianos ejercen esa calidad utilizando la creatividad para acompañar, consolar, crecer, hacer crecer; otros, que ostentan títulos romanos y diplomas de instituciones renombradas, se ocupan de denostarlos con argumentos doctrinales, priorizando precisamente la doctrina al Evangelio. Si la doctrina no está enraizada en el Evangelio, es nociva y, por tanto, no es cristiana.

"Si la doctrina no está enraizada en el Evangelio, es nociva y, por tanto, no es cristiana"

Quienes sostienen que la divinidad de Cristo es superior a su humanidad, no han entendido que ante el mayor misterio de Amor de Dios sólo hay que rendirse y disponerse.

Quienes desafían las normas sanitarias exigiendo apertura de templos y celebraciones donde sea posible acceder a la confesión, a la Unción o a la celebración sacramental de la Eucaristía con el argumento de que es tan vital como el aire, no han comprendido el misterio del Poder maternal de Dios, que llega a todos, sin excepción de manera total y plena con sólo disponerse.

Aquellos que ante la Eucaristía valoren sólo a quien allí está contenido sin advertir que el continente fue pan y vino, es porque prefieren aferrarse a un dios –con minúscula- personalista. No al encarnado en Jesucristo.

Poco se ve en los líderes del mundo, aun de las organizaciones internacionales, tomar medidas específicas para afrontar la pospandemia. En cambio, el Papa Francisco no ha dejado de poner en manos del Señor cada día en Santa Marta a las personas concretas que trasponen con dudas, temores y mucha vocación humana, este desierto del coronavirus.

Francisco
Francisco

En este grupo hay no sólo personas de fe, sino también agnósticos, ateos y de toda condición, que en su servicio nos dan ejemplo de la más cristiana projimidad.

Además Francisco ya ha puesto en marcha una comisión especial dependiente del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, a fin que trabaje en enfrentar los desafíos concretos que traerá el tiempo que viene.

No abundará aquí pasar en limpio los propósitos de los cinco grupos de trabajo:

1 – Escuchar y apoyar a las iglesias locales en coordinación con Cáritas, por ejemplo.

2 – Investigar y reflexionar sobre el mundo post pandemia y sus nuevas realidades.

3 – Afrontar los desafíos comunicacionales.

4 – Profundizar las relaciones entre países para compartir métodos de salida de la crisis.

5 – Crear y descubrir métodos que permitan financiar estas tareas.

Nada más concreto. Y es iniciativa del Papa Francisco. No de ningún organismo mundial ni multilateral. El Papa Francisco una vez más nos provoca con ideas claras y concretas. Entiende y enseña con el ejemplo, que Dios no castiga con una pandemia, sino que brinda una oportunidad y, por tanto, ofrece el chance de ser oportunos. No oportunistas.

Movimientos restringidos  ante la epidemia de coronavirus en Argentina
Movimientos restringidos ante la epidemia de coronavirus en Argentina ANSA

Más bien éstos quedan en evidencia por el propio peso. Francisco no teme en ofrecer flancos doctrinales de interpretación política, sino que prefiere ejercer el Evangelio, es decir, priorizar el servicio. Y nos invita a hacer lo mismo.

Todo debe ser revisado, también los sistemas económicos y financieros mundiales. Nada está exento de ser re-mirado, re-descifrado, modificado. Incluso el lugar que cada uno ocupamos en la sociedad y en la Iglesia. Y no sólo en tiempos de pandemia. Siempre. Es signo de crecimiento. Porque la vida misma es una oportunidad. Defender los propios derechos olvidando a los más vulnerables en nombre de la libertad no nos hace libres. Nos define necios.

Favelas
Favelas

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