"En tinieblas, ni se es, ni se puede ejercer de cristiano o cristiana" Antonio Aradillas: "Menos dogmas y más discernimiento"
"Con piedad y con la mejor de las intenciones, teólogos, moralistas y biblistas se empeñan en realizar toda clase de esfuerzos por adoctrinar al personal acerca de algunas declaraciones efectuadas recientemente por el papa Francisco"
"Con la luz no se juega. Ni se administra a gusto del consumidor y menos, de los distribuidores o concesionarios Dios"
Los "dogmas" proclamados en conformidad, y a la medida, de unos cuantos beneficiarios –también eclesiásticos-, no edifican la Iglesia. Cierran sus templos y los dedican a otros menesteres
El mismo lenguaje de "dogmático" no ha lugar en ninguna proyecto de convivencia y menos en los que aspiren a ser y a tenerse como "religiosos"
Los "dogmas" proclamados en conformidad, y a la medida, de unos cuantos beneficiarios –también eclesiásticos-, no edifican la Iglesia. Cierran sus templos y los dedican a otros menesteres
El mismo lenguaje de "dogmático" no ha lugar en ninguna proyecto de convivencia y menos en los que aspiren a ser y a tenerse como "religiosos"
Con piedad y, por supuesto, con la mejor de las intenciones, teólogos, moralistas y biblistas, doctos de por sí y avalados por sus títulos y escritos correspondientes, se empeñan en realizar toda clase de esfuerzos por adoctrinar al personal acerca de algunas declaraciones efectuadas recientemente por el papa Francisco. La sexualidad ha sido, y es, tema-eje y principal, como si de verdad cuanto con ella se relaciona fuera el exhaustivo y permanente mensaje contenido en los evangelios, necesitado siempre de interpretaciones oficiales u oficiosas.
Otros temas diferentes del sexo, diseñados y desarrollados “heterodoxamente” por el papa, apenas si han producido rupturas de vestiduras episcopales eclesiásticas -hábitos talares y hasta “trajes de calle” de los fervientes –ellos y ellas- católicos, apostólicos y romanos de toda la vida”. Por la gracia de Dios, aseveran no ser posibles interpretaciones diferentes a las de “al pié de la letra”, coincidentes mayoritariamente con anatemas en la pluralidad de dicasterios y versiones y, en definitiva, con condenas al fuego del infierno, como destino eterno.
Sumamente agradecido, y remunerado, el pueblo de Dios por las “nuevas”-renovadas- enseñanzas “franciscanas” del papa y por la catequesis del grupo de teólogos de referencia, aún reducido, la intención de este comentario no es otra que la de alentarlos en la tarea-ministerio tan cristiana y en fiel consonancia con las demandas del pueblo, que cada día, y siguiendo las singladuras “doctrinales” prevalentes relacionadas con la Iglesia tradicional, se ausenta de sus principios y hasta rehúye los lugares sagrados en los que es proclamada, incapaces de digerir preceptos, normas y “dogmas” con los que se les sigue adoctrinando, como si la vocación de la puerilidad religiosa, y no la adultez, habrían de acompañar al cristiano, como tal y de por vida.
Con mención especial para los “dogmas” –planteamiento y doctrina como parte esencial de lo que es la Iglesia en conformidad con el Evangelio y el mensaje y testimonio de Jesús, es de cultura elemental advertir que no todos los “dogmas” –“que exigen plena rendición del entendimiento y de la voluntad, con inexcusable actitud de rendición y propósito firme de llevar a la práctica sus consecuencias”- , es lícito aseverar que sean de verdad teológicos.
Comentaristas muy serios, muy “profesores” y expertos en la materia, colaboradores de RD. y otros, han apuntado y subscrito una y otra vez estas aseveraciones, apuntando, por ejemplo, a comentaristas de la Sagrada Escritura muy alejados de creer en la historicidad de sus Libros, mientras que oficialmente se sigue adoctrinando al pueblo fiel en la literalidad de cuanto refieren, con la única solución cristiana de tener que proclamar AMÉN o, en última instancia, refugiarse bajo las alas del inerte e infantil principio de “doctores tiene la Iglesia”, “en paz y en gracia de Dios” y “punto redondo”
Muchas verdades “dogmáticas” precisan ser revisadas a la luz cenital de interpretaciones bíblicas, teológicas y antropológicas. Con la luz no se juega. Ni se administra a gusto del consumidor y menos, de los distribuidores o concesionarios Dios –Jesús- es LUZ. Precisamente por y para eso se encarnó y se hizo “uno de los nuestros”. A la carencia de luz, se le llama tinieblas y, en tinieblas –“ignorancia o falta de conocimiento”- ni se es, ni se puede ejercer de cristiano o cristiana, y mucho menos, en cualquiera de los grados de la jerarquía….
Los “dogmas” cristianos precisan también de un buen repaso “franciscano”. Con el Evangelio en la mano, algunos de ellos y multitud de aditamentos canónicos, litúrgicos o para-litúrgicos y ético-morales, podrían –deberían- ser desahuciados, tal y como a veces aconteció a lo largo de la historia eclesiástica, en la que no pocos se impusieron con justificaciones puramente terrenales…
Dando otro paso más, y si fuera menester, en el caso hipotético de que algún “dogma” no fuera formulado, ni su contenido respondiera a las demandas legítimas del pueblo, habría de ser silenciado en la predicación y en la catequesis, siempre y cuando esta no perdiera su condición de salvadora de todo y de todos.
Los “dogmas” proclamados en conformidad, y a la medida, de unos cuantos beneficiarios –también eclesiásticos-, no edifican la Iglesia. Cierran sus templos y los dedican a otros menesteres. El mismo lenguaje de “dogmático” no ha lugar en ninguna proyecto de convivencia y menos en los que aspiren a ser y a tenerse como “religiosos”. La “catequesis del encuentro” administra con discreción y discernimiento sacramentales todos los “dogmas”.
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