La luz y el testimonio de Carlos Mugica a 50 años de su martirio "Carlos Mugica sigue siendo un cristiano libre de los poderosos, libre por Cristo y liberado por los pobres"
"Carlos era un apasionado por Jesús y ese apasionamiento por Jesús lo llevó a comprometerse hasta el extremo"
"Carlos era un apasionado en la defensa de los pobres"
"Hoy Carlos Mugica nos ilumina y compromete, nos desafía y nos interpela por nuestra militancia, nuestro compromiso, nuestra fidelidad"
"¡Que Carlos Mugica, cura y pastor, militante y mártir nos ilumine y nos guíe en estos tiempos difíciles en los que reina la injusticia y la patria está en peligro!"
"Hoy Carlos Mugica nos ilumina y compromete, nos desafía y nos interpela por nuestra militancia, nuestro compromiso, nuestra fidelidad"
"¡Que Carlos Mugica, cura y pastor, militante y mártir nos ilumine y nos guíe en estos tiempos difíciles en los que reina la injusticia y la patria está en peligro!"
| Grupo de curas en opción por lxs pobres
El 11 de mayo de 1974, ¡hace ya 50 años!, caía asesinado Carlos Mugica; víctima de las “balas homicidas de quienes sienten amenazados sus injustos privilegios por todo aquel que defiende el derecho de los pobres” (J. Vernazza). Carlos, para muchos, fue y es vida y mensaje.
Su vida de compromiso militante por la vida y la justicia ilumina e impulsa a cientos de militantes, cristianos o no, y también a muchos curas.
I.- Carlos era un apasionado por Jesús. “El cristianismo no es ni una doctrina ni una moral, ¿qué es el cristianismo? El cristianismo es una persona, es Cristo”; es seguimiento de Cristo. “Tenemos que llevar una vida religiosa muy honda, muy fuertemente unida a Cristo, y también fundada en la realidad, por supuesto. Si tenemos esa profunda relación con Él, vamos a cumplir hasta las últimas consecuencias su mandamiento, que es amar” a los seres humanos.
Acá radica la raíz de toda la vida de Carlos, y de su militancia, de su compromiso hasta el extremo en favor de los pobres. “Cristo fue un permanente signo de contradicción”. “Temamos a quienes nos pueden anestesiar el alma y el corazón. Tengamos miedo a esta sociedad en la que vivimos, que algunos llaman de consumo, aunque sólo sea de consumo para algunos y de hambre para muchos”.
Ese apasionamiento por Jesús lo llevó a comprometerse hasta el extremo: “Solamente los que ignoran por conveniencia, para mantener sus privilegios, el sufrimiento del pueblo argentino, pueden negar el estado de violencia institucionalizada en que vivimos”; “minorías se han enriquecido a costa del sufrimiento del pueblo argentino y pretenden seguir usufructuando sus privilegios. En la medida en que un hombre de la Iglesia viva unido a Cristo, al misterio de Cristo, más dispuesto estará, como Cristo, a dar su vida por la causa del pueblo”.
Por eso “tengo que amar a los seres humanos y amar las estructuras que contribuyen a que los seres humanos se realicen como hombres, a que vivan creadoramente. Y debo tratar de destruir o modificar las estructuras que les impiden vivir de esa manera”.
II.- Carlos era un apasionado en la defensa de los pobres. “Hoy la única apologética posible para las iglesias es abrazar la causa de la liberación del hombre, la justicia social e internacional, la fraternidad y la paz. Los teólogos y el Concilio creen que obispos, sacerdotes y creyentes sólo podrán emprender semejante revolución desde la pobreza, la sencillez y el leal servicio al prójimo. La experiencia demuestra que, en cambio, la riqueza y la connivencia con el poder contribuyen a la postración y no a la liberación de los pueblos”.
“No basta ya luchar para que desaparezcan los individuos ricos y pobres, sino que se trata de acabar con los países ricos y los países pobres. No se trata de que los pueblos ricos ayuden a los pueblos pobres sino de que los pobres dejen de ser pobres”. “Jesús anuncia, por un lado, que a la luz del Reino que vendrá, la diferencia entre ricos y pobres es contraria a la voluntad divina”. “El rico se hace pobre. Jesús no le dijo nada, pero Zaqueo, simplemente, comprende que no puede haber amistad con Cristo si no es en el cambio radical de la vida”. “El rol del que es ministro de Cristo es asumir la defensa del hombre, y sobre todo del pobre, del oprimido”.
“El cristiano tiene que mirar la realidad desde la óptica de los pobres. Jesús no era oligarca ni militar, era un humilde carpintero. Era pobre y los suyos eran los pobres”. “Nos tenemos que preocupar por la salvación de los ricos, que según el Evangelio son los que más difícilmente se van a salvar. Es nuestra obligación hacerles ver que, si no ponen sus bienes al servicio de la comunidad, no se van a salvar. Pero no sólo con palabras, se lo tenemos que decir con el ejemplo”.
Estas, y muchas cosas más nos enseñó Carlos Mugica como cura y como cristiano, con su palabra y con su ejemplo.
Los tiempos que vivimos son muy diferentes a los que él vivió, “es imperioso que la mayoría de (… quienes) se proclaman cristianos, con una oreja puesta en el Evangelio que nos traza un programa de vida duro, exigente, heroico y con otra puesta en el pueblo, en los grasas y descamisados” sepamos afrontar nuestra actual y dura realidad.
Hoy se nos invita a un individualismo feroz, a una libertad sin compromiso con los demás, a desentendernos del sufrimiento, de la injusticia provocada por “ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres” (Juan Pablo II), hoy asistimos al insulto y la agresión a los demás particularmente pronunciadas desde las máximas instancias del poder político, a la indiferencia frente al dolor de quienes padecen la pobreza desde las máximas instancias del poder económico, a la indiferencia y ajenidad a todo lo justo desde las máximas instancias del poder judicial, a la mentira sistemática desde las máximas autoridades del poder mediático…
Hoy Carlos Mugica nos ilumina y compromete, nos desafía y nos interpela por nuestra militancia, nuestro compromiso, nuestra fidelidad. Y si es cierto que hay quienes pretenden aparecer como verdaderos intérpretes de su persona y palabra, o quienes pretenden domesticarlo para que no incomode, hoy lo miramos sabiendo que a Carlos no lo ha secuestrado nadie, porque Carlos sigue siendo un cristiano libre, libre frente a su clase social, libre de los poderosos, libre por Cristo y liberado por los pobres.
¡Que Carlos Mugica, cura y pastor, militante y mártir nos ilumine y nos guíe en estos tiempos difíciles en los que reina la injusticia y la patria está en peligro!; ¡y que todos, curas, laicos, religiosos, simples cristianos, y no cristianos apasionados por la humanidad y la vida tomemos su ejemplo como bandera y testigo fiel de que otra patria es posible!
[*] los textos entre comillas pertenecen a diferentes escritos de Carlos Mugica.
Grupo de curas en opción por lxs pobres
11 de mayo 2024
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