El 'padre coraje' del caso Gaztelueta responde a Alfredo Dagnino Cuatrecasas, a Cremades: "A día de hoy ustedes no tienen ni credibilidad ni respeto"
"Échense a un lado y permitan que los demás sigamos con un trabajo serio, profesional y más que digno"
"Guarden respeto a todas las víctimas y supervivientes de abusos sexuales y a las instituciones del Estado porque respetar al prójimo es la mejor herramienta para ganarse el respeto propio de los demás. A día de hoy ustedes no tienen ni credibilidad ni respeto"
"La hora ha llegado y en lo que a esta investigación sobre la pederastia en la Iglesia pasada, presente y futura se refiere, hacen falta personas con más catadura ética, que sepan trasladar hechos y no palabras, razones y no delirios, mucha empatía y no re victimizadoras sensaciones que dañan una y otra vez a la sensible fragilidad de las víctimas, esas a las que el despacho de Javier Cremades calificaba de “afectados” en un gélido formulario de inicial contacto"
"La hora ha llegado y en lo que a esta investigación sobre la pederastia en la Iglesia pasada, presente y futura se refiere, hacen falta personas con más catadura ética, que sepan trasladar hechos y no palabras, razones y no delirios, mucha empatía y no re victimizadoras sensaciones que dañan una y otra vez a la sensible fragilidad de las víctimas, esas a las que el despacho de Javier Cremades calificaba de “afectados” en un gélido formulario de inicial contacto"
| Juan Cuatrecasas Asua Miembro fundador de ANIR- Asociación Nacional Infancia Robada
Leyendo la gran obra literaria Fortunata y Jacinta del inmortal Benito Pérez Galdós, maestro del realismo, corriente que busca la reproducción exacta, completa, sincera, del ambiente social y de la época en que vivimos, reproducción que debe ser lo más sencilla posible para que todos la comprendan, y además diputado a Cortes por Madrid entre 1907 y 1914, entresaco estas líneas:
Fortunata le vio entrar sobre las diez, pálido como la cera, convaleciente de la jaqueca, que le dejaba mareos, aturdimiento y fatiga general…
Muchos preguntarán cómo encajar estas palabras en el contexto de este escrito redactado con mala gana pero con el firme impulso que la miseria y la mentira le ocasionan a quienes solo están pidiendo empatía y verdad y a cambio solo reciben martingalas y provocaciones más propias de hordas malevajes que de gente seria y profesional que conoce de que y quienes está hablando antes de cometer la osadía de juzgar y calificar.
Convalecientes de la enfermedad del orgullo, del no asumido fracaso en una gestión viciada de raíz desde el minuto uno, eso sí adornada con el boato de la prepotencia y de los movimientos orquestales en la oscuridad de un despacho, convalecientes de no saber cumplir con un mandato de una débil y a ratos también perversa Conferencia Episcopal de España cuyo presidente se ve obligado a recibir a un grupo de víctimas, una representación de ANIR casi pidiendo perdón a sus compañeros de bancada, montando un circo mediático con la incertidumbre de los medios presentes que no fueron convocados en Añastro más que por las propias víctimas y supervivientes de pederastia, convaleciente de ese ejercicio sibilino, hipócrita e insustancial de cometer el gravísimo agravio de calificar al Congreso de Diputados de racista, en lo que es un delirante e intolerable ejercicio de agresión sin precedentes en este Estado Social y Democrático de Derecho a una de las más altas instituciones de nuestra Democracia, su convalecencia es ya una situación de paliativos.
Lo que los señores que dirigen y coordinan la auditoría de la Conferencia Episcopal para depurar, presuntamente, responsabilidades en el tema de la pederastia de la Iglesia española, han ejecutado en un acto de esta pasada semana en Madrid, es un acto, siendo bien pensante y liviano, desafortunado, siendo mal pensante y razonable, intolerable. Porque más allá de lo que él personaje galdosiano, Fortunata, veía como convalecencia con palidez, jaqueca, mareo, aturdimiento y fatiga, en ellos se ha demostrado impotencia, arte y engaños, absoluta incoherencia matemática en números y datos e insolencia degradante para quien la vierte en público. Motivos personales, dicen que dijeron.
En ANIR ninguna decisión se toma por motivos personales de nunguna de las personas que forman parte ni de su asociación ni de la junta directiva de la misma. Plantear algo así ofende a todas las víctimasy supervivientes de una asociación algunos de cuyos miembros llevan muchos años tirando del carro común de todos y todas, cuando estos señores aún no habían dado un solo paso, ni siquiera en corto, en el reconocimiento y reparación de estos seres humanos.
Cuando alguien utiliza mensajeros y no su propia identidad para intentar convencer de la necesaria participación de alguien en algo tan serio como una auditoría, deja muy claro que esconde vergüenza y cobardía. Pero más allá salir en ruedas de prensa consecutivas solo o acompañado faltando al respeto de una víctima y superviviente de abusos sexuales continuados a manos de un pederasta numerario del Opus Dei condenado en sentencia firme del Tribunal Supremo sin ser capaz siquiera de reconocerlo públicamente, siguiendo la línea editorial del crucifijo de cristal que le marca su pertenencia a la delirante santa compaña del brillo externo y la oscuridad interna, el Opus Dei, le retrata y delata porque alguien que así actúa con un caso no es de esperar que actúe siquiera solo algo mejor en el resto.
Citando a la Catedrática de Psicopatologia en el Area de Personalidad, Evaluacion y Tratamiento de la Universidad de Valencia, Amparo Belloch Fuster, especialista en el tema, el delirio de grandeza es un tipo de delirio en el que el contenido implica una valoración exagerada de la importancia, el poder, el conocimiento o la identidad personales. Puede ser de naturaleza religiosa, corporal u otras. También se denomina idea delirante de grandeza o megalomanía (Manual de Psicopatología,2010).
Quiero creer que las cosas no son tan graves ni llegan tan alto pero a veces y partiendo de unos hechos objetivos, las actuaciones humanas, me da la sensación de estar delante de personas, que más allá de delirios, solo faltan a alguno de los siete pecados capitales, aquellos que Santo Tomás de Aquino definió como aquellos a los que la naturaleza humana está principalmente inclinada. Cave, cave, Deus vídet?.
La hora ha llegado y en lo que a esta investigación sobre la pederastia en la Iglesia pasada, presente y futura se refiere, hacen falta personas con más catadura ética, que sepan trasladar hechos y no palabras, razones y no delirios, mucha empatía y no re victimizadoras sensaciones que dañan una y otra vez a la sensible fragilidad de las víctimas, esas a las que el despacho de Javier Cremades calificaba de “afectados” en un gélido formulario de inicial contacto.
Las sesenta víctimas que se han puesto en contacto con ese despacho gozan de todo el afecto, empatía y consideración por parte de la Asociación Nacional Infancia Robada, lo curioso, lo peculiar, es que pasados meses desde que el despacho madrileño iniciara su andadura sea ahora cuando nos enteremos que solo treinta son víctimas de pederastia en el seno de la iglesia y que según el señor Dagnino ellos presuman de tener un contacto estable con cuatro asociaciones. ¿Tal vez quiera dar a entender que el número de víctimas es muy minoritario, o tal vez las medias verdades son mentiras piadosas?
Saliendo de la calidez sombría del confesionario, y tras contemplar cómo estos señores tienen una obsesión malsana con ANIR a la que han intentado llegar hasta cuatro veces mediante mensajeros y emisarios, dejen de molestar, se echen a un lado y permitan que los demás, incluso los que ellos califican de racistas en un ejercicio intolerable de falta de respeto al Congreso de Diputados y Diputadas y también a la figura del Defensor del Pueblo, Alto Comisionado para Cortes Generales, sigamos con un trabajo serio, profesional y más que digno.
Ese Congreso de Diputados, que aprobó en Junio de 2021 una ley de protección integral a la infancia y la adolescencia y hace bien poco una proposición no de ley para un mandato a Ángel Gabilondo y su equipo, de investigación de la pederastia eclesiástica en España. El término “racista” no es solo inapropiado, improcedente y absurdo, es una ofensa directa a nuestra Democracia, al pueblo español en su conjunto y a los valores y principios constitucionales.
Tal vez sea mucho pedir peras al olmo, lo sabemos, pero por su propia imagen personal tal vez sería recomendable que estos señores, alzados en un altar imaginario al estilo Villa Tevere, pidieran público perdón y rectificaran además de acudir al diccionario de nuestra lengua para comprobar en persona cuál es el significado real del término que ellos han eructado sin rubor. Cada cual es dueño de sus palabras y ahí quedan escritas a mayor gloria de Dios.
Así como de la noche nace el claro del día, de la opresión nace la libertad, galdosiana reflexión que ellos, estos ilustres señores, no parecen conocer a juzgar por sus hechos, declaraciones y patetismo humano e intelectual.
Finalizando y revolcándome a gusto en el legado de mi admirado Pérez Galdós inderogable y presente, incluyo una aseveración que lanzó en el año 1913 :
“Respecto a la cuestión religiosa, distinguimos entre el aspecto espiritual y el aspecto positivista que en dicha frase se encierran. Lo concerniente al puro ideal religioso es digno del mayor respeto; lo que atañe al clericalismo, que es un partido político inspirado en brutales egoísmos y en el ansia de dominación sobre las conciencias y aún sobre los estómagos, no podemos por menos de manifestar todos nuestros odios con tan ruin secta”.
Cambiando “odio” por “desprecio” nosotros y nosotras no odiamos porque pese a todo ese sentimiento lo tenemos dormido y desactivado en lo más profundo de nuestro corazón y si alguno o alguna tuviera tentación de despertarlo y sacudirlo, los y las demás correríamos en su ayuda, alerta, buscando siempre el bien común que nunca puede incluir odio, pero sí desprecio, el párrafo de Don Benito queda suscrito y compartido en fondo y forma.
Reaccionen, pidan perdón de fondo y forma, recapaciten, reconozcan y reparen, aún están a tiempo de convertir su convalecencia y sus paliativos en una bella rosa roja recién bañada de matinal rocío, la misma que algunos y algunas intentamos que figure como faro de nuestras vidas, pese a todo el daño que recibimos en el pasado y que seguimos recibiendo a causa de su, pensando bien, miopía, pensando mal, mala fe y absoluta falta de actitud y de voluntad por depurar responsabilidades, las que acarrean estos terribles delitos cometidos por curas y religiosos contra niñas y niños.
Y sobre todo guarden respeto a todas las víctimas y supervivientes de abusos sexuales y a las instituciones del Estado porque respetar al prójimo es la mejor herramienta para ganarse el respeto propio de los demás. A día de hoy ustedes no tienen ni credibilidad ni respeto. Tal vez debieran haber comenzado por ahí antes de acabar en paliativos y en un clamoroso y objetivo fracaso de gestión.