Las palabras del Papa, válidas para la liturgia en valenciano “El Evangelio se trasmite en la lengua materna”
"Estas son unas palabras que el papa podría haber dicho, pensando en la situación tan anómala de la jerarquía valenciana, que no solo no transmite el Evangelio en la lengua materna de los valencianos, (excluida de los templos en pleno siglo XXI), sino que hace lo contrario de lo que dice el papa, ya que se celebra la liturgia en castellano"
"Los cristianos valencianos, cansados que se nos ignore como valencianos, esperemos (aun, porque no perdemos la esperanza) del arzobispo Enric y del obispo Sergi, (porque los otros dos obispos, el de Oriola-Alacant y el de Sogorb-Castelló no tienen ningún interés por nuestra lengua), que hagan los pasos necesarios, de una vez por todas, para introducir el valenciano (o catalán) en la Iglesia"
Como un deseo y a la vez también como una exhortación que nos hace el obispo de Roma, estas son las palabras que el papa Francisco dirigió a los fieles que participaron en la audiencia del miércoles 23 de agosto, en el Vaticano (Religión Digital, 23 de agosto de 2023).
Estas son unas palabras que el papa podría haber dicho, pensando en la situación tan anómala de la jerarquía valenciana, que no solo no transmite el Evangelio en la lengua materna de los valencianos, (excluida de los templos en pleno siglo XXI), sino que hace lo contrario de lo que dice el papa, ya que se celebra la liturgia en castellano, cuando la lengua propia del País Valenciano es el valenciano, según dice el Estatut d’Autonomia. Y es que nuestros obispos y sacerdotes, como colonizadores, trasmiten el Evangelio, no en la lengua de Sant Vicent Ferrer, sino en la de San Isidro, que es una lengua preciosa, pero que no es la lengua propia de los cristianos valencianos.
Desidia y falta de interés
En su catequesis del miércoles 23 de agosto, el papa, haciendo referencia a la aparición de la Virgen de Guadalupe al indígena, Cuauhtlatoqtzin, conocido comoJuan Diego, destacaba la importancia que ha de tener en la Iglesia la “inculturación, frente al camino forzado de trasplantar e imponer modelos preconstituidos, que faltan al respeto de los pueblos indígenas, como se hizo en la primera etapa de la evangelización de América”. Y que es como lo continúan haciendo (cabe recordarlo), la gran mayoría de las parroquias del País Valenciano, debido a la desidia y a la falta de interés por nuestra lengua, por parte de los obispos y de los presbíteros valencianos.
Ante de actitudes colonialistas y antivalencianas por parte de la jerarquía del País Valenciano, el papa, en sucatequesis, decía que “la Virgen de Guadalupe aparecevestida con la ropa de los indígenas, habla su lengua yacoge y ama la cultura local”. Y es que, a diferencia de lo que piensan y hacen los obispos y la mayoría de los sacerdotes valencianos, “María anuncia a Dios en la lengua más adecuada, la lengua materna”. Por eso el papa elogiaba a las madres y a las abuelas, que trasmiten la fe asus hijos y a sus nietos en la lengua de sus antepasados.
Como María hablaba arameo con José y con Jesús, la Virgen de Lurdes le habló a Bernardita en la variante gascona del Occitano, que es lo que hablaba aquella niña. No en francés. Y a Cuauhtlatoqtzin, la Virgen de Guadalupe le habló en náhuatl, la lengua indígena de aquel hombre, no en castellano. Y en el Miracle, la Virgen Niña habló a los dos hermanos de la masía de la Cirosa, Celdoni y Jaume, en catalán, no en castellano.
Por eso el papa (para que lo recuerden los obispos y los sacerdotes valencianos, pero también algunos mossens catalanes), decía que “la Virgen nos habla en la lengua materna, en la lengua que nosotros comprendemos bien”.Y por eso el papa defendía la necesidad de “inculturar el Evangelio y evangelizar las culturas”.
En 1965, en la carta dirigida al P. Gregori Estrada, monje de Montserrat, el Sr. Vicent Miquel i Diego narraba la maniobra del arzobispo de València, Marcelino Olaechea, para no introducir el valenciano en la Iglesia, a pesar de que más de 20000 valencianos firmaron un documento, pidiendo que la lengua de Sant Vicent Ferrer se utilizase en la liturgia y en la catequesis.
Ese 1965, el Sr. Vicent Miquel i Diego le decía al P. Gregori Estrada, las palabras que el arzobispo de València dijo en una reunión con sus arciprestes: “Gracias a Dios, aquí no tenemos el problema de Cataluña por lo que no hará falta introducir el valenciano. Yo voy a decir en Roma que mi clero me ha pedido que no se introduzca el vernáculo en la liturgia”. Y el arzobispo Olaechea, añadía aún: “Eso del valenciano es una maniobra política”, él que fue procurador en Cortes (1955-1967) y defendió la “Cruzada”. Y el arzobispo continuaba así: “¿En sus parroquias entienden el castellano? ¿Sí? Pues no hay nada más que hablar”. Y desde el arzobispo Olaechea,todos los otros obispos del País Valenciano, a excepciónde los obispos Pont i Gol y Cases Deordal, han seguido la misma línea de Olaechea: despreciar, ignorar, arrinconar excluir y prohibir el valenciano en la Iglesia.
Como el santuario del Miracle y de Montserrat, como el de Queralt y Puiggraciós, como el santuario dels Àngels y de Rocaprevera, como el de la Mare de Déu d’Agres y la Pietat de Ulldecona, como Núria y Meritxell, como la Mare de Déu de la Serra y la Balma, como los santuarios del Toro y de Lluc, como la Cova Santa y el Sant Crist de Balaguer, los cristianos, como decía el papa en la audiencia del miércoles 23 de agosto, “tenemos necesidad de venir a estos oasis de consuelo y de misericordia, donde la fe se expresa en la lengua materna” y dondepodemos depositar “la fatiga de la vida entre los brazos de la Virgen Mare” para volver “a la vida con la paz en el corazón, es decir, con la paz de los niños”.
Es eso lo que ofrecemos los que estamos en los santuarios y en especial los monjes y las monjas que intentamos acoger con solicitud a todos aquellos que llaman a la puerta de nuestras hospederías, para que recibidos como si fuesen Cristo, encuentren en los monasterios unosespacios de silencio, de oración, de acogida y de esperanza, en medio del vértigo y del estrés de la vida de cada día.
Los cristianos valencianos, cansados que se nos ignore como valencianos, esperemos (aun, porque no perdemos la esperanza) del arzobispo Enric y del obispo Sergi, (porque los otros dos obispos, el de Oriola-Alacant y el de Sogorb-Castelló no tienen ningún interés por nuestra lengua), que hagan los pasos necesarios, de una vez por todas, para introducir el valenciano (o catalán) en la Iglesia y de esta manera, los cristianos valencianos podamos celebrar nuestra fe en la lengua de Sant Vicent Ferrer, proscrita de los templos del País Valenciano, “in saecula saeculorum”.
El arzobispo de València habría de tener la audacia y la valentía del papa Francisco que, contra viento y marea, está reestructurando y renovando la Curia, a pesar de las dificultades y obstáculos que encuentra.
Un genocidio lingüístico
Por eso la Iglesia valenciana, o mejor dicho, la jerarquía valenciana (y también los religiosos), habrían de pedir perdón algún día al Pueblo valenciano, por el genocidio lingüístico que des de tiempo inmemorial ha perpetrado contra el País Valenciano y su cultura, con el intento de exterminar nuestra lengua.
Los cristianos valencianos queremos ser cristianos sin dejar de ser valencianos. Queremos ser cristianos y vivir como cristianos, sin que hayamos de dejar nuestra lengua en las puertas de los templos o encerrada en las sacristías. Porque por los siglos de los siglos, con los obispos y los arzobispos que hemos sufrido, actualmente para ser cristiano en el País Valenciano, es necesario renunciar a nuestra lengua y utilizar el castellano. Y ya estamos casados, porque no queremos que por más tiempo se continúe marginando ni arrinconando el valenciano en las parroquias valencianas, cosa que no pasa en ninguna otra Iglesia del mundo, que valora y defiende la lengua y la cultura propia. La lengua que es como el alma de un pueblo.
Por eso pido al Senyor que los obispos Enric y Sergi tengan la audacia y la valentía de los profetas, paradefender y favorecer nuestra lengua en la Iglesia, a pesar de la oposición que seguro que encuentran, incluso en los otros obispos valencianos y dentro del cabildo de la catedral de València. Y que sin miedo, como el papa se enfrenta a los que le ponen palos en las ruedas, los obispos Sergi y Enric defiendan los derechos lingüísticos (que forman parte de los Derechos Humanos), de los valencianos, tantas veces pisoteados. Amén.
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