"¿Qué podemos decir con palabras y con hechos?" Poder creer y poder no creer en París
"Macron habló escuetamente y con mesura. Condenó firmemente la violencia terrorista, animó como mejor pudo a todas las personas implicadas en las tareas de la educación de ciudadanos libres, distintos, pero unidos en unos valores comunes"
"¿Qué significan hoy para los franceses las bonitas palabras de igualdad, libertad y fraternidad?"
"¿Serán los franceses, seremos nosotros, capaces al menos de pasar al diálogo con otras culturas, con otras creencias religiosas, con otras ideologías sociales y políticas?"
"¿Serán los franceses, seremos nosotros, capaces al menos de pasar al diálogo con otras culturas, con otras creencias religiosas, con otras ideologías sociales y políticas?"
| Javier Zudaire Morrás, jesuita educador
A las 10 de la noche del viernes, día 16, pocas horas después del cruel atentado que tuvo lugar en una localidad cercana a París, el Presidente de la República Emmanuel Macron se hizo presente en el lugar del crimen para solidarizarse con las personas allí presentes y pronunció una declaración pública a todo el país, en directo, valiente, que sin duda provocará comentarios y reacciones importantes. La casualidad quiso que, sin saber nada de aquel suceso que acababa de tener lugar a unos 30 kms. de París, pude verlo y oírlo todo al instante en un canal de la TV francesa.
Por motivos obvios de prudencia el presidente Macron fue muy parco en relatar el núcleo de la noticia, cuya investigación apenas había comenzado: un hombre había sido degollado, al parecer en un atentado terrorista, de carácter yihadista. La víctima sería un profesor de historia en un centro de enseñanza secundaria que habría mostrado en clase unas caricaturas de Mahoma, como ejemplo de lo que es la libertad de expresión. Quizás ahí estaría la motivación del asesino.
En mi opinión, Macron habló escuetamente y con mesura. Condenó firmemente la violencia terrorista, animó como mejor pudo a los profesores y a todas las personas implicadas en las tareas de la educación de ciudadanos libres, distintos, pero unidos en unos valores comunes. Y como no podía ser menos, hizo un acto de fe rotunda en los valores de la República: igualdad, libertad y fraternidad.
Macron utilizó en algún momento la expresión “no pasarán” referida a la violencia, expresión tomada de los conflictos políticos de la historia de España. Una alusión poco afortunada y poco oportuna, me pareció. Sin embargo, tuvo otra expresión, para mí muy atrevida e interesante, que utilizó en distintas ocasiones, diciendo que Francia ha de ser un país de personas libres, que “han de poder creer y poder no creer”. No explicó en ningún momento lo que quería decir con esta expresión. Pero pienso que se entendía que en esta ocasión no se refería expresamente a ninguna fe o creencia religiosa.
Me gustaría dialogar más a menudo con personas que no tengan fe ni creencias religiosas: ¿Pueden creer en algo? ¿Pueden creer en el ideal de un mundo global, y al mismo tiempo penetrado por diversas ideologías, que crean nuevas formas de egoísmo y un modelo cultural único? ¿Pueden creer en una economía que normalmente favorece a los más fuertes y que debilita todavía más a los más pobres, vulnerables y dependientes? Todavía más: ¿qué significan para esas personas, que no tienen tiempo o ganas de pensar, palabras como: democracia, justicia y derechos humanos? Y, dicho a la francesa: ¿qué significan hoy para los franceses las bonitas palabras de igualdad, libertad y fraternidad?
Por supuesto que yo no conozco la respuesta para preguntas tan importantes. Pero así como el Papa Francisco para escribir su reciente encíclica Fratelli tutti ha confesado que ha estudiado estos temas con el Gran Imán Ah-mad Al-Tayeb e inspirándose en San Francisco y el Sultán Malik-el Kamil de Egipto y en otras personas, así a mí también me gustaría disponer de un poco más de tiempo para escribir, dialogar y creer. Y que no me distraigan con tantos espectáculos engañosos. ¿Serán los franceses, seremos nosotros, capaces al menos de pasar al diálogo con otras culturas, con otras creencias religiosas, con otras ideologías sociales y políticas? ¿Qué podemos decir con palabras y con hechos a las personas que viven en la pobreza, sea en el Líbano, en Venezuela o en otros lugares, también en nuestra tierra?