Carta a los obispos españoles Manuel Mandianes: "Las parroquias sin sacerdote no pueden esperar a que los seminarios vuelvan a estar llenos"

Ilustrísimos y bienqueridos Señores Obispos:

El mundo se aparta de un Jesús hecho, de una verdad dogmática, inamovible, intocable que excluye la imaginación, los sueños. En Jesús, para el hombre de hoy, hay más preguntas que certezas. Jesús es la verdad, pero cada uno hace su descubrimiento personal de la verdad, también de la verdad Jesús. La incertidumbre es una de las características del conocimiento que, en el caso del cristianismo, se subsana por la fe, pero es una de las características de nuestro mundo. La Iglesia debería abrir las puertas de sus iglesias para que Jesús salga a encontrarse con todos aquellos que tienen ansias de encontrarse con él. La conversión tiene como cimientos la empatía, el diálogo y el cuestionamiento.

La incertidumbre, el vacío espiritual, los cambios sociales producidos por la revolución tecnológica, una de las características de nuestro tiempo, pueden convertirse en una oportunidad para dar a conocer el meollo del mensaje de Jesús si se actúa a tiempo. El siglo XXI está hambriento de Dios, de espiritualidad y “será religioso o no será” (Malraux) y el cristianismo “será místico o no será (Rahner). Se trata de inspirar en la gente el deseo de conocer, de saber quién es Jesús, el deseo de querer ver.

Buenas pantallas de televisión en las parroquias para que los domingos que no puede acudir un sacerdote a celebrar, los fieles sigan la misa por la tele o hagan las lecturas y una persona lea una explicación enviada por el obispo o un grupo de pastoralistas. En los dos casos una persona reparte la comunión. Las parroquias sin sacerdote no pueden esperar a que los seminarios vuelvan a estar llenos para que el obispo les envíe un recién ordenado. En los seminarios deberían estudiarse “Las nuevas tecnologías al servicio de la Pastoral" o algo parecido. Si por un exceso de precaución o por miedo la Iglesia deja pasar este momento, el mundo habrá cambiado al margen del Evangelio o el Evangelio se habrá apartado del caminar del mundo. No se puede improvisar nada ni dejarse llevar por las modas pasajeras, pero tampoco se puede ser prisioneros de tradiciones que no son parte de la tradición apostólica sino polvo convertido en rutina. Los Obispos no pueden esperar a que el mundo cambie para volver a tener suficientes sacerdotes, tal vez ellos tengan que cambiar estructuras clericales, que no evangélicas.

La COPE y Canal 13 tienen programas útiles, necesarios y muy interesantes para estar informados sobre la actualidad de la Iglesia y religiosa en el mundo, pero no tienen tertulias sobre teología entre creyentes y no creyentes, entre creyentes con visiones distintas del Evangelio, de la historia de Jesús y de la santidad. ¿Tienen miedo la Iglesia y los obispos españoles de no tener intelectuales que respondan a las dificultades que pueden plantear los ateos, porque temen discusiones fuertes entre creyentes con diferentes sensibilidades? El miedo tiene como contrapunto el asombro, el saber de quién uno puede fiarse. Si la nave de Pedro no naufragó hasta hoy, y no siempre por la excelencia de sus jefes, tampoco va a naufragar en adelante porque el Gran Guía seguirá siendo el guía como lo fue hasta ahora.

"¿Tienen miedo la Iglesia y los obispos españoles de no tener intelectuales que respondan a las dificultades que pueden plantear los ateos?"

Jesús es patrimonio de quien lo escucha, de quien lo ama, de quien lo siente, de quien se revela contra la corrupción, la apatía y la indiferencia. Hay mucha gente que se interesa por la vida de Jesús, por la Biblia, por el Nuevo y Viejo Testamento, por la Historia de la Iglesia que no cree que Jesús haya fundado una Iglesia ni religión alguna, pero cree que Jesús llamo a los hombres a una vida nueva y que su grito de emancipación y libertad traspasa todas las iglesias y toda religión. Para el creyente, además, Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías, la tercera persona de la Santísima Trinidad. Para quien no tiene fe, la Iglesia es una institución como otras muchas. El problema del catolicismo no puede ser la Iglesia sino Dios y Jesús.