Newsletter de RD · APÚNTATE AQUÍ

El fenómeno de la polarización y sus raíces

La polarización no es un fenómeno nuevo. A lo largo de la historia, las sociedades han atravesado crisis de división profunda, muchas veces derivadas de luchas por justicia y derechos fundamentales. Sin embargo, la actual polarización tiene características particulares: la fragmentación de la verdad, la radicalización de posturas y la deshumanización del adversario. En gran medida, esto ha sido potenciado por el impacto de las redes sociales y los algoritmos que refuerzan visiones unilaterales, limitando el contacto con perspectivas diferentes.[1]

El origen de la polarización política, por Ricardo Romero González

En América Latina, la polarización tiene raíces estructurales. La historia de la región está marcada por la desigualdad, la exclusión y la lucha entre proyectos políticos antagónicos. Las narrativas de izquierda y derecha, el populismo y el neoliberalismo han generado adhesiones casi religiosas. En muchos casos, el discurso político se ha convertido en un espacio de absolutización de una causa, con tonos mesiánicos que dificultan la autocrítica y el diálogo.[2]

Ideologías y cristianismo: tensiones y desafíos

El cristianismo no es una ideología, aunque muchas veces ha sido instrumentalizado por proyectos políticos. A lo largo de la historia, la fe ha sido utilizada tanto para justificar sistemas de opresión como para impulsar procesos de liberación. Como advierte Gustavo Gutiérrez, «la opción por los pobres no es una opción ideológica, sino teologal. Su raíz está en Dios, en su amor preferencial por los pobres».[3]

Toda ideología tiene una visión parcial de la realidad. Como señala José Comblin, la fe cristiana no se deja encerrar en categorías políticas predefinidas, sino que las confronta desde la lógica del Evangelio.[4] El Reino de Dios no se identifica plenamente con ningún proyecto político, aunque puede encontrar aliados en las luchas por la dignidad humana y la justicia social.

Sin embargo, la crítica a las ideologías no significa caer en un supuesto «apoliticismo» cristiano. Como recuerda el papa Francisco en Fratelli tutti, «la política no debe someterse a la economía y esta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia» (n. 177). La fe cristiana tiene una dimensión social ineludible. No se trata de un camino de neutralidad, sino de discernimiento. La Iglesia está llamada a ser un espacio profético que denuncia las injusticias y construye puentes de reconciliación, sin quedar atrapada en lógicas polarizadoras que absolutizan visiones parciales.

LA BIBLIA Y LA POLÍTICA

El Evangelio como camino de discernimiento y encuentro

El Evangelio nos ofrece claves fundamentales para afrontar la polarización. En primer lugar, nos llama a reconocer la dignidad de cada persona, incluso de aquel que piensa diferente. Jesús se encontró con publicanos y fariseos, con samaritanos y romanos, sin dejarse encerrar en categorías cerradas. Su amor es universal y rompe las fronteras de los prejuicios.

En segundo lugar, el Evangelio nos invita a la conversión del corazón. La polarización muchas veces se alimenta del miedo y del rencor, sentimientos que pueden generar un falso sentido de identidad. Sin embargo, la fe nos llama a un camino de humildad y apertura. Como señala Ignacio Ellacuría, «el cristiano debe tener una actitud de permanente conversión a la realidad, porque el seguimiento de Jesús no se agota en una opción política determinada, sino en la disponibilidad a escuchar y transformar la realidad desde la justicia del Reino».[5]

Por último, el Evangelio nos desafía a construir comunidades de diálogo y reconciliación. Esto no significa diluir las exigencias del Reino en un consenso vacío, sino aprender a escuchar, reconocer las heridas y buscar caminos de justicia que integren la diversidad de experiencias. En este sentido, la sinodalidad es una respuesta concreta a la crisis de polarización. La escucha mutua, el discernimiento comunitario y la construcción de una Iglesia donde todos tienen voz son claves para superar la fragmentación.[6]

Hacia una cultura del encuentro

Frente a la polarización, los cristianos estamos llamados a ser artesanos del diálogo. Esto implica renunciar a la tentación de los discursos simplistas, asumir la complejidad de la realidad y apostar por un testimonio que supere las lógicas de confrontación estéril. Como dijo Monseñor Romero, «la Iglesia no se identifica con ninguna organización, pero sí con los pobres. Y cuando defiende a los pobres, choca con quienes los explotan».[7]

En tiempos de crispación, el testimonio cristiano es más necesario que nunca. No se trata de callar ante las injusticias ni de relativizar el compromiso evangélico, sino de vivir la fe con una radicalidad que supere los reduccionismos ideológicos. La Iglesia de los pobres, a la que nos llama el Concilio Vaticano II, no es una Iglesia de trincheras, sino una Iglesia que se arriesga a caminar con el pueblo, escuchando su clamor y construyendo espacios de justicia y fraternidad.

En definitiva, el Evangelio nos desafía a un discernimiento constante. No podemos permitir que la lógica de la polarización eclipse nuestra vocación cristiana. La fe nos invita a mirar más allá de las banderas políticas y a comprometernos con una esperanza que no es ingenua, sino activa. En una sociedad dividida, el testimonio de una Iglesia que apuesta por la reconciliación y la justicia puede ser un signo profético de que otro mundo es posible.–

Carta dominical | «El discernimiento espiritual» - Arzobispado de Barcelona

[1] Pariser, Eli (2011). The Filter Bubble: What the Internet is Hiding from You. Penguin Press.

[2] Dussel, Enrique (2007). Política de la liberación. Trotta.

[3] Gutiérrez, Gustavo (1988). Beber en su propio pozo: En el itinerario espiritual de un pueblo. Sígueme, p. 132.

[4] Comblin, José (2006). Teología de la ciudad. Sal Terrae.

[5] Ellacuría, Ignacio (1990). Conversión de la Iglesia al Reino de Dios. UCA Editores, p. 25.

[6] De Mori, Geraldo (2021). Sinodalidade e povo de Deus na América Latina. Paulus.

[7] Romero, O. (1980). Homilías. UCA Editores.

Lectura del Evangelio, en Hermandades del Trabajo-Centro de Madrid  2020-2021 - Hermandades del Trabajo - Centro de Madrid