"A la Iglesia encarnada y eminenciada por el Nuncio actual, no le es dado distinguirse y testimoniarse con connotaciones tomadas del santo Evangelio" Renuncia del nuncio Bernardito Auza
La conclusión de que la institución eclesiástica y más la que peregrina en España, es, está y “funciona” mal, rematadamente mal, salta a la vista
El Nuncio actual, en gran parte y proporción, es el patrocinador del Colegio Episcopal Español -CEE- en la actualidad
Y el hecho es que entre los “fieles cristianos”, o feligreses, y parte del clero, se acrecienta el convencimiento de la necesidad de la remoción – substitución del Nuncio
Y el hecho es que entre los “fieles cristianos”, o feligreses, y parte del clero, se acrecienta el convencimiento de la necesidad de la remoción – substitución del Nuncio
Sobre la mesa-camilla en la que se parte y comparte el pan de la Eucaristía -Evangelio y cuerpo de Cristo- se celebran con frecuencia conversaciones cuya temática religiosa es incuestionable. Es de notar que, aun cuando felizmente no siempre sean coincidentes, sí que lo es la meta que se pretende alcanzar, por identificarse con quien se encarnara e hiciera presente en el mundo nada menos que con los apelativos de “Camino, Verdad y Vida”.
Y en los penúltimos tiempos da la impresión de que el pan de las conversaciones no es siempre “eucarístico”, o de “acción de gracias”, sino de quejas, lamentación y dolor con referencias a la situación de la Iglesia y aportación de datos y argumentos que lo confirmen y le presten calificaciones negativas. La conclusión de que la institución eclesiástica y más la que peregrina en España, es, está y “funciona” mal, rematadamente mal, salta a la vista.
Al apuntar a estamentos concretos, era y es cita obligada, forzosa e inexcusable, el - “Alto y Bajo Clero”-, revestidos sus miembros con ornamentos pontificales, sin faltar los báculos, las mitras y las “capas magnas” en ocasiones solemnes y más las catedralicias.
En esta reflexión, aquí y ahora, y tal y como se ponen las cosas, vuelvo a poner el acento en la figura del ”Nuncio Apostólico de la Santa Sede en España y en el Principado de Andorra”, que en la actualidad es Mons. Bernardito Auza y Cleopas. Este selecciona y elige a los episcopables, cuyos perfiles trazó y traza el papa Francisco en sus adoctrinamientos y ejemplos de vida, siempre y cuando no lo impidan graves circunstancias, ya conocidas o todavía por conocer.
El Nuncio actual, en gran parte y proporción, es el patrocinador del Colegio Episcopal Español -CEE- en la actualidad, aunque algunos de sus componentes lo fueran de sus antecesores en su cargo, ministerio u oficio, y gracias a ellos “tomaron posesión” (¡¡) de sus respectivas diócesis y de las “sedes” catedrales desde las que habrían de pastorear al “pueblo santo de Dios”, más que con sus palabras, con sus ejemplos de vida, sin divinales y aislantes olores a incienso y sí a los más cercanos, pastorales y humildes de las ovejas.
Y el hecho es que entre los “fieles cristianos”, o feligreses, y parte del clero, se acrecienta el convencimiento de la necesidad de la remoción – substitución del Nuncio. Este no parece responder a cuanto hoy precisa y demanda la Iglesia en España. Los obispos seleccionados por él y sus asesores nacionales y curiales de “toda la vida”, con excepción de muy raros casos, no responden al perfil de obispos conciliares –“franciscanos”- que sinodalmente se abren paso en la Iglesia, para que esta lo sea y ejerza como tal, “como Dios manda” e inspira el santo Evangelio.
El Nuncio actual, y su frecuente noticia, resultan ser habitualmente protocolarios, convertibles en sujeto-objeto de lujo “religioso”, en disposición permanente de prestarles al acto para cuya presidencia fue reclamado, colorines, predicamentos, más mitras, argumentos y motivos que se dicen y se justifiquen como “sagrados”, y así se difundan posteriormente a propios y extraños.
A la Iglesia encarnada y eminenciada por el Nuncio actual, no le es dado distinguirse y testimoniarse con connotaciones tomadas del santo Evangelio, aunque protocolariamente se ajuste al pie de la letra a lo establecido en el Derecho Canónico. La Iglesia está ya ahíta -saciada- de tantas ceremonias y ritos, palabrerías y ornamentos, gestos y misterios, con flagrante y consciente olvido de su misión redentora y al servicio del pueblo, con relevante mención para los más vulnerables y pobres.
La remoción –“privación de un cargo o empleo”- del Nuncio de SS. en España, es deseada noticia por muchos, sin otra intención que la de tener en cuenta el bien de la Iglesia. Mientras tanto, y después, que en su camino sea acompañado por los amigos y consejeros de toda la vida, que lo cortejaron y cortejan y que, en definitiva, son y ejercen de Nuncios.
Pero, por favor, cuanto antes, es decir ya, mande tachar del listado del episcopologio en activo, un grupo de obispos concretos cuyas “vidas y milagros” avergüenzan a católicos y no católicos.
NOTA: A los responsables del Gabinete de Prensa, el ruego de que no les dejen inéditas al Nuncio estas quejas de buena parte de la feligresía española. Gracias.
Etiquetas