ASINJA, a los intelectuales cristianos en España "En la época del auge mesiánico del llamado transhumanismo, es perentoria la tarea de la planetización"
Los miembros de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta) hemos reflexionado interdisciplinarmente sobre la presencia de los cristianos y de las religiones en la sociedad postsecular española
En una sociedad en la que la banalidad parece ser el paradigma de presencia social y cultural, urge trabajar por una cultura crítica, madura y responsable. Y de un modo especial, hacemos una llamada a los intelectuales cristianos
El fallecimiento el pasado 19 de mayo de 2022 de Antonio Fernández Rañada, autor de Los científicos y Dios, que tanto ha iluminado el camino de muchos
Desde nuestro punto de vista, el debate sobre el valor transformador de la ciencia y de la técnica sigue estando en discusión un siglo después de Haldane y Bertrand Russell. Y en la época del auge mesiánico del llamado transhumanismo, es perentoria la tarea de la planetización
Estas referencias pueden ser de interés a los lectores de Religión Digital que deseen ir más allá de cuestiones eclesiásticas
El fallecimiento el pasado 19 de mayo de 2022 de Antonio Fernández Rañada, autor de Los científicos y Dios, que tanto ha iluminado el camino de muchos
Desde nuestro punto de vista, el debate sobre el valor transformador de la ciencia y de la técnica sigue estando en discusión un siglo después de Haldane y Bertrand Russell. Y en la época del auge mesiánico del llamado transhumanismo, es perentoria la tarea de la planetización
Estas referencias pueden ser de interés a los lectores de Religión Digital que deseen ir más allá de cuestiones eclesiásticas
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| Leandro Sequeiros sj Presidente de ASINJA, Asociación Interdisciplinar José de Acosta
Durante el curso pasado 2021-2022 los miembros de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta) hemos estado reflexionado interdisciplinarmente sobre la presencia de los cristianos y de las religiones en la sociedad postsecular española
En una sociedad en la que la banalidad parece ser el paradigma de presencia social y cultural, tal como ya apuntaba hace medio siglo el sociólogo Zigmunt Bauman, urge trabajar por una cultura crítica, madura y responsable. Y de un modo especial, hacemos una llamada a los intelectuales cristianos.
El fallecimiento el pasado 19 de mayo de 2022 de Antonio Fernández Rañada, autor de Los científicos y Dios, que tanto ha iluminado el camino de muchos.
Desde nuestro punto de vista, el debate sobre el valor transformador de la ciencia y de la técnica sigue estando en discusión un siglo después de Haldane y Bertrand Russell. Y en la época del auge mesiánico del llamado transhumanismo, es perentoria la tarea de la planetización.
Estas referencias pueden ser de interés a los lectores de Religión Digital que deseen ir más allá de cuestiones eclesiásticas.
La intuición inicial del jesuita y matemático Alberto Dou (1915-2009)
Pero hagamos un poco de historia: ASINJA, como Asociación Civil legalizada, nace hace casi medio siglo impulsada por los vientos de un grupo de jesuitas, profesores entonces en Universidades Públicas, y algunos laicos de tradición cultural cristiana.
Tal vez se deba al jesuita Alberto Dou (1915-2009) la feliz iniciativa. Pero tengamos en cuenta que ASINJA se inserta en la tradición científica interdisciplinar de la Compañía de Jesús.
Ya desde sus inicios, en los tiempos del fundador, Ignacio de Loyola, la Compañía de Jesús tuvo un sesgo intelectual. La Compañía de Jesús nació con una mirada hacia las culturas emergentes. Y siempre procuró estar en los debates culturales y científicos de la modernidad. La emergencia del protestantismo exigía armas intelectuales, más que de fuego, para defender la fe. Y desde el inicio, esa presencia de los jesuitas fue muy significativa en los medios científicos.
La misión intelectual de la Compañía de Jesús
En una convocatoria al debate intelectual de la Compañía de Jesús hay que colocar a ASINJA. Pero acerquémonos a los últimos años. En los documentos recientes de la Compañía de Jesús (los jesuitas), la ciencia (entendida en un sentido amplio como conocimiento racional que se infiere de la investigación y el estudio) no está ausente.
La XXXI Congregación General de la Compañía de Jesús, de 1965, dedica uno de sus Decretos (el número 29) al trabajo y a la investigación científica, a fin de exhortar a la dedicación en este campo. Se trata de estar presentes en los cambios culturales del mundo contemporáneo con el espíritu del Concilio Vaticano II, que estaba acabando.
Tal vez de la llamada del Papa Pablo VI a luchar contra el ateísmo y este Decreto 29 de la Congregación General XXXI de 1965, marcan el embrión de lo que luego sería ASINJA.
El texto del decreto 29 (CG XXXI) comienza por recordar la importancia de ello:
“Aprecien en gran manera los jesuitas el trabajo científico y en especial el de la auténtica investigación, y considérenlo como uno de los ministerios de la Compañía más necesarios. Es un apostolado muy eficaz, del todo conforme con la antigua tradición de la Compañía, y responder plenamente a las recomendaciones tantas veces reiteradas de los Sumos Pontífices, en particular durante el último siglo. Se adapta además muy bien a las exigencias de los hombres de nuestro tiempo, pues constituye una excelente base para iniciar y continuar el diálogo, incluso con los no creyentes, y sirve de medio para ganar su confianza en la Iglesia y para elaborar y enseñarles a realizar la síntesis de la fe con la vida” [Congregación General XXXI (1965), Decreto 29 (“Investigación Científica”), número 1].
Treinta años más tarde, la Congregación General XXXIV de la Compañía de Jesús (celebrada en el año 1995), en su Decreto 16 alude a la tradición intelectual y a la presencia de los jesuitas en ambientes intelectuales. Esto implicaba una sólida formación universitaria junto a una profunda espiritualidad. Y además, - apunta - esto no es una tarea de unos cuantos jesuitas expertos, sino que es una dimensión transversal de la Misión de la Compañía. Y esta Misión no puede separarse de la promoción de la justicia, la ecología y la espiritualidad.
Los senderos ocultos que tejen la historia de ASINJA
Pero volvamos a la tradición interdisciplinar de ASINJA. La que fue llamada “I Reunión Interdisciplinar de jesuitas españoles” tuvo lugar en Los Molinos (Madrid) en 1974 y las Actas, con el título “Ciencia y humanismo”, se publicaron en 1975. En el tomo II (“Configuración de la sociedad futura”, 1977) leemos en la presentación (firmada por Alberto Dou): “El presente texto constituye las Actas de la II Reunión Interdisciplinar de jesuitas españoles, que tuvo lugar en Zaragoza del 9 al 13 de setiembre de 1975”. A ella asistieron 15 jesuitas.
¿Qué cosmovisiones se fueron tejiendo a lo largo de estos 40 años? ¿Qué senderos ocultos han facilitado la pervivencia de 40 años de reuniones? No es fácil diseñarlo. Lo que sí es claro es que el peso intelectual de Alberto Dou (alma de las reuniones durante veinte años) ha configurado el estilo y el talante de las jornadas.
ASINJA empezó a “hacer interdisciplinariedad” sin haberse puesto de acuerdo sobre lo que esta palabra significaba. De ello hablaremos más tarde. Lo que si planteamos como hipótesis es que la ruta ha sido orientada por algunas de las ponencias de las reuniones iniciales. Desde mi punto de vista –siempre subjetivo y revisable – las intuiciones de Dou y su personalidad arrolladora y algunas de las ponencias han ido configurando el marco epistemológico.
Veamos algunos ejemplos. En el volumen XI (“Fragmentariedad de las Ciencias”,1985), leemos en la Presentación de Alberto Dou: “El presente texto contiene las Actas de la XI Reunión Interdisciplinar José de Acosta que tuvo lugar en Collado Villalba (Madrid) del 5 al 9 de septiembre de 1984. Estas reuniones vienen celebrándose anualmente y sin interrupción desde 1974”. Según consta en el volumen, asistieron 36 jesuitas y no jesuitas.
Y al final de esta presentación leemos: “Por primera vez estas Reuniones Interdisciplinares reciben el apelativo “José de Acosta”. La razón es que el grupo de profesores universitarios que organiza estas Reuniones se constituyó jurídicamente el 13 de enero de 1984 en la Asociación Interdisciplinar José de Acosta y ha dado su nombre a las Reuniones Interdisciplinares. La Asociación, al igual que todas las once Reuniones Interdisciplinares ya celebradas, se propone promover el diálogo entre la fe y la cultura contemporánea al servicio de los hombres de nuestro tiempo. Se trata de una asociación cultural; para ser miembro numerario se requiere ser profesor universitario o tener el grado de doctor. La primera Asamblea General de la Asociación tuvo lugar en Collado-Villalba en septiembre de 1984; en ella se eligió la primera Junta Directiva: Alberto Dou (Presidente), José Ramón Masaguer (Vicepresidente), Augusto Hortal (Secretario), Mª del Camino Cañón (Tesorera), Fernando Riaza y Miguel Lorente (vocales). José de Acosta (1540-1600) fue un jesuita, científico, historiador y filósofo de las ciencias naturales y comprometido misionero (de 1571 a 1578 estuvo en América).
A. Udías y M. Lorente presentaron en esta Reunión sendas comunicaciones sobre Acosta, y ha parecido oportuno incluirlas en estas Actas al comienzo mismo del texto antes de la primera ponencia” (Actas, p. 15).
En los Estatutos de ASINJA leemos: Estatutos: objetivos y métodos. Artículo 2. – 1ª – El fin de la “Asociación Interdisciplinar José de Acosta” es el de fomentar el intercambio interdisciplinar entre personas dedicadas a las ciencias de la naturaleza, a las ciencias humanas y a las disciplinas teológicas y filosóficas, en orden a promover un esclarecimiento de los problemas humanos y formulaciones del mensaje cristiano que favorezcan el diálogo entre la fe y la cultura contemporánea al servicio de los hombres de nuestro tiempo.
Una hoja de ruta 2022-2023 para ASINJA
El 25 de mayo de 2022, la nueva Asociación Interdisciplinar José de Acosta (ASINJA) ha cumplido DOS AÑOS después de la profunda renovación interna obrada tras el fallecimiento del Presidente Carlos Alonso Bedate (el 13 de abril 2020).
En un referéndum destinado a los antiguos socios, se aprobó continuar con ASINJA, aunque con muchas novedades a veces impuestas por las circunstancias.
Una plataforma de encuentro y diálogo interdisciplina
Es necesario valorar el esfuerzo ya realizado por ASINJA. Durante más de 40 años, los socios y los amigos de la Asociación Interdisciplinar José de Acosta (ASINJA) se han reunido anualmente.
En mayo de 2020 la Asamblea de Socios ha renovado la Junta Directiva con nuevas ideas dentro de los nuevos escenarios de nuestra sociedad española. Según sus Estatutos (Artículo 2) ASINJA nació con una vocación “interdisciplinar”. ¿Estamos satisfechos de la tarea realizada? ¿Creemos haber construido pensamiento interdisciplinar? En una sociedad de fragmentariedad de saberes, ¿tiene sentido el intento de integración de los saberes? Estas preguntas son propias de FronterasCTR dentro de la cultura interdisciplinar de la Cátedra de Ciencia, Tecnología y Religión.
En nuestra sociedad se suele hablar con frecuencia de una metodología y de una cultura de la interdisciplinariedad, especialmente en ambientes intelectuales. Con ocasión de la gran pandemia del COVID-19 a partir de marzo de 2020, los expertos han insistido en que había que abordar el tema del Coronavirus desde una óptica “interdisciplinar”, en la que debían tenerse muy presentes las dimensiones sanitarias, científicas, sociológicas, económicas, morales, políticas y culturales de la nueva realidad que se nos venía encima.
En el entorno plural de la Asociación Interdisciplinar José de Acosta (ASINJA), la dimensión interdisciplinar no solo está en el título dela Asociación sino que, como veremos, es su objetivo metodológico e intelectual fundamental: la respuesta interdisciplinar a los grandes problemas y retos de nuestra sociedad occidental.
Interdisciplinariedad
Pero ¿qué es eso de la interdisciplinariedad? No cabe duda de que hay multitud de sinónimos y sentidos muy diferentes. Desde luego se puede encontrar una enorme diversidad en la interpretación y definición de lo que es esta palabra. En primer lugar, es una tarea. Y además, un proyecto intelectual, una opción epistemológica.
El hecho de habernos podido reunir anualmente durante 43 años un grupo de hombres y mujeres bajo las siglas de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta), procedentes de muy diversas disciplinas (tanto de ciencias de la naturaleza, ciencias humanas y sociales, e ingenierías) para dialogar sobre los retos que plantean diversas situaciones de nuestra época desde diversas perspectivas, ¿nos constituye ya en grupo interdisciplinar? ¿Es interdisciplinar cualquier esfuerzo de diálogo entre personas con una cultura de nivel universitario?
Estas son las preguntas de fondo que se han hecho los componentes el grupo durante todos estos años. ¿Creemos que tratar a fondo sobre un tema social, científico, humanístico o religioso; charlar, discutir, dialogar, escuchar críticamente las perspectivas de todos y cada uno nos constituye en Asociación Interdisciplinar? ¿Hemos construido conocimientos nuevos o simplemente hemos acumulado información? ¿Ha emergido algo diferente? ¿Hemos hecho interdisciplinariedad o transdisciplinariedad? ¿Hubo emergencia integradora o acumulación cuantitativa de conocimientos? ¿No habrá sido más bien una ceremonia narcisista de confusión, una mezcla de elementos que no eran homogéneos?
Desde el punto de vista epistemológico ¿hemos aceptado el pluralismo en las metodologías y en los conocimientos? ¿Hemos navegado en el sano relativismo, en el perspectivismo, en la tolerancia? ¿Creemos que es posible la interdisciplinariedad? ¿Qué concepto de verdad estaba debajo de nuestra búsqueda? ¿Hemos soportado la diferencia en los enfoques, metodologías, perspectivas? ¿Creemos que todos los conocimientos humanos tienen el mismo rango? ¿Hemos superado el obstáculo de las dos culturas? ¿Nos situamos en la “tercera cultura” de Brockman(o en su versión española de Cultura3.0) en la que la ciencia subsume todos los demás conocimientos? ¿Hemos respetado la autonomía epistemológica de las ciencias sociales?
ASINJA y la "fragmentación del conocimiento humano"
Los miembros de la Asociación Interdisciplinar José de Acosta (ASINJA) siempre han sido sensibles a lo que se ha dado en llamar la “fragmentación del conocimiento humano”. En el tríptico de difusión de la identidad de ASINJA, editado hacia 2000, leemos:
“Asociación Interdisciplinar José de Acosta (ASINJA) – En colaboración con la Universidad Comillas, Madrid. La fragmentación del conocimiento humano ha hecho perder la comprensión de la realidad. En ámbitos científicos y humanistas se detecta la necesidad de crear espacios en los que sea posible el intercambio entre las distintas ramas del conocimiento humano. Ante este reto, la Asociación Interdisciplinar José de Acosta (ASINJA), se constituye como una asociación cultural sin ánimo de lucro, que pretende fomentar el diálogo interdisciplinar. ASINJA, cuyos comienzos estuvieron impulsados por una iniciativa nacida de miembros de la Compañía de Jesús, dentro de un amplio pluralismo ideológico, se declara respetuosa con el ámbito interreligioso en general y con el humanismo cristiano en particular”.
La rebelde interdisciplinariedad: historia de un intento de domesticación
En el volumen XI (“Fragmentariedad de las Ciencias”,1985) editado por la Universidad Comillas y que responde a las ponencias de la XI Reunión de ASINJA (1985) se contiene una ponencia que, en mi opinión, ha marcado profundamente el futuro de las reuniones. Se trata de “Laguna de la Ciencia o lagunas de Ciencia: la fragmentariedad y lagunas de la ciencia vista desde la Sociología”cuya autora es la profesora Rosa Aparicio.
La ponencia de Rosa Aparicio se divide en cuatro partes (pág- 31 ss): en la primera presenta los supuestos metodológicos sobre los que se apoya; en la segunda, justifica cómo la investigación sociológica conduce a “contar con que siempre todo trabajo científico forzosamente dejará inexploradas muchas posibilidades de lo que podemos llamar el orden real. Este terreno inexplorado da lugar a que siempre haya lagunas en la ciencia”. En la tercera parte, la ponencia se detiene a acotar el significado de esas lagunas para la comprensión de la actividad científica; y en último lugar (pág. 54 ss) la ponencia plantea algunas consideraciones “acerca de las consecuencias que esto tiene para una filosofía del trabajo científico y para la ética del saber”.
Este texto de la ponencia nos ha parecido especialmente iluminador: “Entonces la fragmentariedad de todo saber científico, no ya de la sociología, no se deriva simplemente de un exceso de datos que superan las capacidades de intercomunicación y sistematización de la comunidad científica. Se deriva del hecho de que la constructividad humana siempre es algo encarnado, de forma parcial, finita y cambiante, en la realidad envolvente. Y las lagunas del saber no son simplemente hechos que aún no hayamos descubierto dentro del orden que históricamente ha venido a producirse; hay lagunas quizás, que se abren sobre los abismos de posibilidades absolutamente no contactadas por el hombre en su historia, abismos de que a veces sospechamos al meditar sobre fracturas e irregularidades de nuestro modo de convivir”.
Todo este planteamiento conduce a dos mensajes: “Por una parte, insiste en que para las ciencias de la sociedad, y para la sociedad misma, es insuficiente hablar de verdades científicas e ignorancias parciales, si no se trata inmediatamente de la pertinencia de esas verdades e ignorancias con relación a determinadas formas de vivir. Por otra parte, recalca la conexión que existe entre las distintas formas científicas y no científicas de encaminamiento hacia una reconstrucción simbólica del mundo. Los especialistas tendemos con excesiva frecuencia a olvidar lo que de esto puede afectarnos y a situarnos por encima de una sociedad y de una historia llamadas a ser juzgadas y a ser enseñadas por nosotros” (pág. 53).
Y concluye: “Llaman la atención las conclusiones convergentes de los estudios empíricos, e incluso de informes de gobiernos, sobre el pésimo nivel de intercomunicación vigente entre los profesionales de la ciencia. Esto nos invita a preguntarnos sobre nuestro nivel de intercomunicación disciplinar e extradisciplinar y sobre lo que ello puede representar para nuestra inserción cultural y nuestra fecundidad intelectual” (pág. 55) (…) “Entonces, a nosotros en particular la sociología de la ciencia nos invita a preguntarnos si en la docencia de nuestros ambientes [y en la tarea de ASINJA] se transparenta lo que la ciencia tiene de procesualidad, movilidad e incardinación cultural, o si se da en ella una imagen mitológicamente descarnada, con las consecuencias que nos parezca que ello puede tener para la salud intelectual de la sociedad del futuro” (pág. 56).
Conclusiones
La tarea interdisciplinar es difícil y compleja. Pero la ASINJA renovada surgida de la Asamblea de socios de 25 de mayo de 2020 aborda con realismo y con entusiasmo esta tarea.
Según Nicolescu (1996): “La interdisciplinaridad también desborda y supera las disciplinas e incluso contribuye al nacimiento de nuevas disciplinas, pero sigue inscribiéndose dentro de los marcos y los objetivos de la investigación disciplinaria”
Según Tamayo y Tamayo (2004) la interdisciplinariedad es definida como un conjunto de disciplinas conexas entre sí y con relaciones definidas, a fin de que sus actividades no se produzcan en forma aislada, dispersa y fraccionada. También es un proceso dinámico que busca proyectarse, con base en la integración de varias disciplinas, para la búsqueda de soluciones a problemas de investigación, de búsqueda de respuestas interdisciplinares complejas a los grandes retos de la sociedad.
ASINJA, desde sus inicios en 1974 ha buscado el diálogo interdisciplinar dentro de un abanico de pluralismo epistemológico. Tal vez no hemos integrado suficientemente el hecho de que desde cada disciplina se entiende de modo diverso lo que es la interdisciplinariedad. Para otros autores, la interdisciplinariedad, es una relación de reciprocidad, de mutualidad, pues ella no se enseña ni se aprende, apenas se vive, se ejerce, por eso exige una nueva pedagogía, una nueva comunicación.
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