Dos caras de la secularización centradas en la injuria a los sentimientos religiosos La parodia laical y la rebelión de los laicos a la dictadura clerical en Filipinas
"El 13 de mayo de 2023 fue detenido por la policía el exorcista dominico filipino Winston Cabading. Este había sido imputado por injuria a los devotos de María Mediadora de todas las Gracias, encabezada por la magistrada jubilada y profesora de derecho, Harriet O. Demetriou"
"Demetriou, católica devota, amiga de los sacerdotes, dominicos y obispos, ha puesto el dedo en la llaga: la falta de respeto clerical, con su actitud unilateral que no ha sido capaz de ver y cultivar el campo de evangelización en la religiosidad popular, hacia las iniciativas laicales"
"Es que sigue prevalente en la Iglesia de Filipinas el clericalismo. Incluso en este camino sinodal. Queda patente que los pastores, empezando con ciertos exorcistas, no han demostrado talante pastoral (ni sentido común)"
"Todo ello nos está dando una gran lección también: es tiempo de caminar juntos, de decidir juntos, de discernir juntos. La iglesia es de todos. Y no solo de los clérigos"
"Es que sigue prevalente en la Iglesia de Filipinas el clericalismo. Incluso en este camino sinodal. Queda patente que los pastores, empezando con ciertos exorcistas, no han demostrado talante pastoral (ni sentido común)"
"Todo ello nos está dando una gran lección también: es tiempo de caminar juntos, de decidir juntos, de discernir juntos. La iglesia es de todos. Y no solo de los clérigos"
| Macario Ofilada Mina
El 13 de mayo de 2023 fue detenido por la policía el exorcista dominico filipino Winston Cabading. Este había sido imputado por injuria a los devotos de María Mediadora de todas las Gracias, encabezada por la magistrada jubilada y profesora de derecho, Harriet O. Demetriou, quien había ejercido de Profesora de Derecho Civil en la misma Real y Pontificia Universidad de Santo Tomás de Manila, regentada por los Dominicos desde su fundación en 1611.
En España fueron imputados los cómicos Judit Martín, Toni Soler y Jair Domíngez, que parodiaron a la Virgen del Rocío en TV3. Según Religión Digital, estos son citados para declarar el próximo 27 de octubre por la juez encargada del caso. Este hecho, que es una parodia protagonizada por seglares o laicos, es una muestra contundente de la secularización europea. Los laicos, es decir la gente de la calle, quieren deshacerse por completo de la institución eclesial dominada por el clero. No se trata de una rebeldía frente al clericalismo sino la secularización total, es decir, eliminación de cualquier vestigio de lo trascendente, representado por el gremio clerical, de la sociedad.
La parodia que se vio en TV3 no trata de purificar o mejorar cualquier vestigio trascendental sino de pisotearlo completamente, reduciéndolo no solo al nivel de lo cómico sino a la insignificancia axiológica hasta su desaparición total, como la metafísica abstracta, conforme al espíritu laical, que desea reducirlo todo a sistemas cognoscibles y palpables, nacido sobre todo a raíz de la Ilustración Europea. Es el anuncio del fin de los grandes relatos religiosos y su reemplazamiento mediante la parodia en nuevas formas de valorar las cosas, lejos del tutelaje de una clase privilegiada (prebendada).
Dos hechos paralelos. Dos eventos todavía en desarrollo sin un remate claro. Me voy a centrar en lo ocurrido en Filipinas por ser distinto. Como queda dicho, en España lo de la Virgen del Rocío es una parodia. En Filipinas, el imputado llegó a afirmar que dichas apariciones fueron satánicas en su naturaleza, es decir, un engaño del diablo. Y dichas apariciones cuentan a muchas figuras prominentes entre sus devotos, entre ellas la expresidente de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo. De la generación anterior, destacaba la ex primera dama de Filipinas, Aurora Aragón Vda. de Quezón, quien acudió al monasterio lipense en el período inmediato a las visiones. Y no se puede olvidar, a tenor de ello, que durante su visita pastoral a Filipinas (específicamente a Tacloban) en 2015, el papa Francisco veneró una réplica de la imagen de la Mediadora custodiada en el Arzobispado de Paló. Un momento inmortalizado en una fotografía que se difundió por toda Filipinas, sobre todo entre los devotos de María Mediadora.
Cabading, conforme al Artículo 133 del Código Penal Revisado de Filipinas, fue imputado (y detenido durante un fin de semana hasta poder pagar la fianza) por ofender los sentimientos religiosos de los devotos de María Mediadora de Todas las Gracias quien al aparecer se apareció a una postulante carmelita Teresita Castillo en 1948 (a partir del 18 de agosto) en el Monasterio de las MM. Carmelitas Descalzas, Lipa, Provincia de Batangas. Estas apariciones, caracterizadas sobre todo por la lluvia de pétalos de rosa (muchos de los cuales inexplicablemente llevaban imágenes religiosas estampadas en los mismos) causaron mucha tensión entre la jerarquía filipina y los devotos desde 1951 cuando aquella declaró que las mismas carecían de origen sobrenatural.
Según testimonios fidedignos, los obispos filipinos entonces fueron presionados por el entonces nuncio, Mons. Edigio Vagnozzi. Los obispos filipinos fueron divididos entonces. Y hasta la fecha entre sus filas se hallan devotos de la Mediadora. En 1951, seis de los prelados firmaron una declaración, presionados según dicen por Vagnozzi (en una época en que los prelados asiáticos todavía se sentían inferiores a sus homólogos europeos o blancos, en tiempos inmediatos a la posguerra y poscolonización y cuando todavía no había un purpurado filipino), declarando que las apariciones eran un engaño promulgado por la vidente y la comunidad carmelitana lipense. Uno de estos obispos (Mons. César Ma. Guerrero, entonces obispo de San Fernando de Pampanga) se retractó en su lecho de muerte. En una entrevista realizada en los años 90, el sobrino del prelado pampangueño, el P. Lorenzo Ma. Guerrero, S.I., declaró que según propia confesión de su tío obispo, los obispos entonces fueron presionados por el entonces nuncio.
El obispo de Lipa de entonces (Mons. Alfredo Verzosa), junto a su auxiliar (Mons. Alfredo Obviar), devotos de las apariciones, fueron exiliados. Lo mismo que la Madre Priora entonces que fue acusada de tener una relación lésbica con la entonces postulante quien hasta su fallecimiento el 16.11.2016 no se cansaba de promulgar los mensajes de dichas apariciones.
En 1991 se reabrió el caso, debido a la iniciativa del entonces arzobispo de Lipa, Mons. Mariano Madriaga y fue secundado por uno de sus sucesores, Mons. Ramón Argüelles. El 12 de septiembre de 2015, anunció los resultados canónicos de la investigación llevada a cabo por la Archidiócesis Lipense en que se declaraba que dichas apariciones tenían carácter sobrenatural y que eran dignas de piadosa creencia.
Pero en mayo de 2016, la Sagrada Congregación de la Doctrina de la Fe (CDF) encabezada entonces por Gerhard Mueller, desautorizó (Prot. n. 226/1949 acerca de las supuestas apariciones de la Bienaventurada Virgen María en el Monasterio Carmelitano de Lipa, Filipinas) a Argüelles. Este juicio firmado por el purpurado alemán se basó en la decisión tomada entonces por Pío XII en 1951. Recientemente la Conferencia Episcopal de Filipinas, en una comisión presidida por el Cardenal Orlando Quevedo, intentó amortiguar la situación al declarar el carácter venerable de la advocación mariana ‘Mediadora de Todas las Gracias’ pero sin vincularla a las apariciones lipenses de 1948.
En unas declaraciones recientes, Demetriou declaró a la prensa que el quid de su demanda contra Cabading, respaldado por los exorcistas católicos de Filipinas, era la ley y no las declaraciones doctrinales de la jerarquía tanto filipina como romana. El caso de Cabading ha llegado a extremos lamentables. Hasta el presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas, Mons. Pablo Virgilio David, ha reconocido que había una falta de diálogo y en esto era culpable la Conferencia Episcopal por haber provocado este escándalo entre los fieles. En otras palabras, David ha reconocido que los ministros de la comunión no han ejercido bien su ministerio entre los fieles por haber provocado divisiones, altercados, confusiones en lugar de ser facilitadores de la comunión.
The Catholic Bishops’ Conference of the Philippines (CBCP) said it is “perplexed” by the case filed by retired justice Harriet Demetriou against Dominican exorcist Father Winston Cabading, as it causes “a scandal to the faithful.” https://t.co/3GOzDDIBGgpic.twitter.com/UNRGvgdxXT
— Rappler (@rapplerdotcom) May 27, 2023
Es que sigue prevalente en la Iglesia de Filipinas el clericalismo. Incluso en este camino sinodal, promulgado por el papa Francisco (sobre una iniciativa originalmente ideada por san Pablo VI), la sinodalidad se interpreta como caminar juntos desde el dictado desde arriba de los pastores, es decir, de los clérigos. De tal forma que las consultas y los sondeos realizados de antemano se han reducido a formalidades.
Queda patente que los pastores, empezando con ciertos exorcistas, no han demostrado talante pastoral (ni sentido común) en todo este embrollo que es escandaloso a los fieles, empezando con los incontables devotos de María Mediadora. A pesar de las directivas de Roma, los pastores, empezando con los obispos y sobre todo por estos exorcistas que interpretan (interpretaban) esta pandemia en clave de satanomaquia, han olvidado lo de Lex Orandi, Lex Credendi. Interpretaron la devoción, la ley de la oración de los fieles como un dominio que ellos han de controlar, manipular, a raja tabla, sin buscar caminos dialogales, medidas creativas para salvar la situación.
"Interpretaron la devoción, la ley de la oración de los fieles como un dominio que ellos han de controlar, manipular, a raja tabla, sin buscar caminos dialogales, medidas creativas para salvar la situación"
La rebeldía de los laicos, encabezados por Demetriou, deja patente una secularización distinta. Demetriou, católica devota, amiga de los sacerdotes, dominicos y obispos, ha puesto el dedo en la llaga: la falta de respeto clerical, con su actitud unilateral que no ha sido capaz de ver y cultivar el campo de evangelización en la religiosidad popular, hacia las iniciativas laicales.
Tachar de satánica en las redes sociales una devoción claramente es injuria. Hoy en día, sobre todo a raíz de los escándalos en que se vieron envueltos los clérigos (abusos sexuales, corrupción, partidismo político) ya no se trata de obedecer a ciegas sino de discernir. El don del discernimiento no lo acaparan los clérigos. Los laicos, que son los que hacen que iglesia caminen por el mundo de manera eficaz y permanente, están mejor dotados para discernir e interpretar lo que el Concilio acertadamente reconoció como ‘el signo de los tiempos’.
Queda aún por escribir una historia serena y objetiva de todos estos hechos. Baste por ahora reconocer que hay seglares que ya no temen a los poderes clericales, que reclaman la iglesia también como suya y no como coto exclusivo de un gremio privilegiado, aunque este sigue teniendo sus incondicionales.
Pablo Virgilio David, al reconocer que el caso Demetriou-Cabading es ‘extremadamente desolador’, tiene que ayudar a reorientar la mentalidad prevalente. Como buen pontífice, mediador, pastor (y no solamente gestor que ejecuta las órdenes de Roma) debe construir puentes, tomar iniciativas con los laicos, sabiendo que ya se está superando la época de las obediencias ciegas y que, sobre todo a raíz del Concilio, es tiempo de caminar juntos, discernir las mismas sendas. Y cabe recordar aquí que san Ignacio de Loyola escribió de sus experiencias místicas centradas en el discernimiento siendo laico. Me refiero a sus Ejercicios Espirituales con que se inició la tradición de los retiros y convivencias en la iglesia y que, desafortunadamente, tuvo una evolución clerical en la historia.
Por su parte, Demetriou, siendo laica devota, ha hecho lo que una devota debía hacer. Una devota ilustrada, hemos de añadir, pues por su preparación académica en Derecho sabe sus derechos. Hubiera sido preferible evitar todo este revoltijo. Mas con la rebelión laical que ha iniciado nos está dando una gran lección: sigue afirmando su pertenencia a la misma Iglesia a la que también pertenece Cabading (y los demás obispos que se han revelado como enemigos acérrimos de los devotos de la Mediadora en lugar de ser pontífices, mediadores y pastores), seguramente seguirá reclamando que la iglesia es también suya, de los laicos. A la vez, reclama más respeto, más finura, más discernimiento acerca de las iniciativas de estos últimos.
Cabading sigue afirmando que tenía derecho a hacer esas declaraciones en la entrevista de 2019 por lo de la ‘libertad de la expresión’ (un derecho fundamental avalado por la Constitución de la República de Filipinas de 1987) y por sus obligaciones sacerdotales (las directivas de Roma, la obediencia a los superiores). Pero al fin y al cabo, se trata de respeto, de diálogo, de educación. Y no de dictados desde arriba, desde la cátedra sagrada de los púlpitos. ¡Se acabaron los tiempos de estas dictaduras eclesiales que determinan quiénes son buenos y malos, quiénes son justificados o no, quienes deben ser elegidos por el pueblo o no! Sobre todo cuando se descubrió que, por ejemplo, en la sede primada de Filipinas hubo un lavado de fondos entre las filas clericales a finales del siglo pasado. Y sin mirar demasiado lejos, cabe señalar los resultados de los últimos comicios nacionales (del 2022) que dan prueba de todo ello.
Todo ello nos está dando una gran lección también: es tiempo de caminar juntos, de decidir juntos, de discernir juntos. La iglesia es de todos. Y no solo de los clérigos. Además, estos ya no pueden manipular, controlar, amedrentar a todos los laicos, por muy devotos que sean. Las injurias a sentimientos religiosos ya no deberían tener cabida en una sociedad civilizada por muy magistrales o eclesiásticas que fueren. Los que siguen usando el púlpito para tales injurias están prácticamente ofreciendo sus cabezas en unas bandejas plateadas porque hay muchos laicos, con mejor formación cultural hoy en día, dispuestos a luchar y a quienes no se les puede hacer callar.
Esta época digitalizada exige más prudencia, lo cual debería traducirse como una mayor exigencia de respeto transparencia e incluso humildad, de parte de todos, pero sobre todo empezando con los tradicionalmente privilegiados, es decir, los pastores, los clérigos que siguen ocupando un pedestal en la sociedad filipina y en sus saraos. Al menos, con este caso hemos podido ver de cerca para nuestro análisis esta versión de la secularización filipina, de esta rebeldía laical que ha puesto en crisis todas nuestras eclesiologías tradicionales en una sociedad en que sigue siendo normativa o al menos común besarle las manos a los clérigos y religiosos.
¡Los tiempos están cambiando! Se necesitan nuevos modos de convivencia, de colaboración, de coexistencia. Cabe recordar, a tenor de ello y para rematar este ensayo, que en el Occidente también, sobre todo en los nuevos movimientos que tuvieron su auge en tiempos de san Juan Pablo II, los laicos están cada vez más cobrando más protagonismo sobre todo cuando se han hecho patentes incontables fisuras en la túnica supuestamente sin costura del gremio clerical.
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