"¿Habrá paz en esta Navidad? ¿Cuántos nos reuniremos para ir a lo esencial?" Este año no nacerán en Belén ni el niño Jesús ni la paz: han muerto bajo las bombas de última generación
¡Navidad de paz, Ecuador de paz, Palestina en paz, un mundo de paz! ¡Cuántos deseos hacemos para la paz! ¡Nos han robado la paz! Más bien trabajamos para que no haya la paz
"El ‘niño Jesús’ ha venido para otra cosa. ¿Cuántos seremos a confirmarnos en la búsqueda permanente de una vida digna para nosotros y para todos?..."
"No hay paz en cuánto países, por las guerras que los grandes propagan. En Palestina los israelitas están llegando a una tragedia nunca vista antes, peor que la de los campos de concentraciones nazis que sufrieron sus abuelos…"
"Y muchas Iglesias sólo se dedican a promover el infantilismo de las devociones mágicas, comerciales y deshumanizantes del Divino Niño y otros santos de moda"
"No hay paz en cuánto países, por las guerras que los grandes propagan. En Palestina los israelitas están llegando a una tragedia nunca vista antes, peor que la de los campos de concentraciones nazis que sufrieron sus abuelos…"
"Y muchas Iglesias sólo se dedican a promover el infantilismo de las devociones mágicas, comerciales y deshumanizantes del Divino Niño y otros santos de moda"
| Pedro Pierre
¡Navidad de paz, Ecuador de paz, Palestina en paz, un mundo de paz! ¡Cuántos deseos hacemos para la paz! ¡Nos han robado la paz! Más bien trabajamos para que no haya la paz.
Escuchaba una conversación: “¿Por qué te gusta la Navidad? – Bueno, por las luces, la cena familiar, los regalos, los días feriados…” O sea, los negocios y la farra. Entonces como hace unos días leía: “Se encendieron las luces de Navidad, pero en muchos lugares el niño Jesús se ha ido, de puntillas, por la puerta de atrás…” Claro el niño Dios no ha venido para fomentar los negocios y la farra. ¿Y el mensaje de Navidad? - ¿Qué mensaje? Creo que por todas partes hay una mayoría de gente que ha dejado de pensar más allá de lo que le presenta la televisión o el celular. Pero estos no están para hacernos pensar y vivir como lo merecemos.
Todo un sistema no agobia, nos distrae, nos engaña, nos mantiene en el desempleo, nos sumerge en la violencia cotidiana, nos quita la fe y la esperanza. Y muchas Iglesias sólo se dedican a promover el infantilismo de las devociones mágicas, comerciales y deshumanizantes del Divino Niño y otros santos de moda. El ‘niño Jesús’ ha venido para otra cosa. ¿Cuántos seremos a confirmarnos en la búsqueda permanente de una vida digna para nosotros y para todos?... porque para eso ha venido el niño de Belén, mientras nos quedamos en lo superficial, en lo inmediato, en lo secundario…
"¿Y el mensaje de Navidad? - ¿Qué mensaje? Creo que por todas partes hay una mayoría de gente que ha dejado de pensar más allá de lo que le presenta la televisión o el celular. Pero estos no están para hacernos pensar y vivir como lo merecemos"
¿Cuántos nos reuniremos para ir a lo esencial? a fin de encontrar la paz, la verdadera paz que nos trae la Navidad y que los ángeles de Belén resumen en su canto “¡Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!” No hay ‘gloria a Dios’ si no hay paz en nosotros, entre nosotros y con la naturaleza. La paz es fruto de una vida digna que nace de la decisión de vivir dignamente. Entre nosotros la paz nace de la verdad, de la justicia y de la fraternidad. La paz no es el resultado de los negocios y las diversiones baratas… que hacen que el ‘niño Jesús’ y la paz se vayan, ‘de puntillas, por la puerta de atrás’.
Aprovechemos esta Navidad para encontrarnos con nosotros mismos, porque la paz anida en nuestro corazón, como una semilla que necesita ser cuidada, regada, fomentada. Tomemos el tiempo de pensar en nosotros, en lo que hacemos, en lo que somos, en lo que estamos llamados a ser y hacer. El niño de Belén nos dice que nos hace falta muchas cosas para sentirnos en paz. Lo que llama la atención de la primera Navidad, es su pobreza: pobreza del lugar, pobreza de María y José, pobreza del niño, pobreza de los pastores… Y nosotros, muchas veces, llenamos nuestra casa y nuestra mesa de un montón de cosas inútiles que no alejan de lo esencial: la sencillez, la ternura y el compartir. Eso debe ser nuestra espiritualidad, o sea, el espíritu que nos guía desde dentro y para siempre. Sí no, el niño Jesús y la paz se irán de nuestro corazón, ‘de puntillas, por la puerta de atrás’.
No hay paz entre nosotros, digamos en la familia y entre vecinos, si no hay relaciones humanas. El niño de Belén ha venido para fomentar las relaciones humanas. Cuando decidió trabajar como ‘profeta del Reino’, se puso a recorrer los caminos de Galilea y de Palestina para que la gente volviera a encontrarse, a hablarse, a compartir, a crear relaciones humanas, a reconocerse hermanos. Pero, ¿vamos a ser capaces de sentarnos, de encontrarnos, de hablarnos, de reconocernos hermanos? Sí no lo hacemos, el niño Jesús y la paz se irán, ‘de puntillas, por la puerta de atrás’.
No hay paz entre nosotros porque no construimos relaciones basadas en la verdad, la justicia y la fraternidad. Aparentamos lo que no somos, preferimos la mentira, el engaño y la indiferencia, sembramos chismes y calumnias, nos odiamos… ¿Por qué nos somos más coherentes si nos decimos cristianos, si vamos a misa, si rezamos? Luego nos quejamos que hay desconfianza, violencia, corrupción, destrucción, desesperanza… cuando nosotros mismos las sembramos y las dejamos crecer al nivel de país. Entonces nos damos cuenta, o no nos damos cuenta que el niño Jesús y la paz ya se han ido, ‘de puntillas, por la puerta de atrás’.
"En Palestina los israelitas están llegando a una tragedia nunca vista antes, peor que la de los campos de concentraciones nazis que sufrieron sus abuelos… y apoyada por los gobiernos de Estados Unidos y Europa. La mal llamada ‘Comunidad internacional’ es incapaz de detener este genocidio"
No hay paz en cuánto países, por las guerras que los grandes propagan. En Palestina los israelitas están llegando a una tragedia nunca vista antes, peor que la de los campos de concentraciones nazis que sufrieron sus abuelos… y apoyada por los gobiernos de Estados Unidos y Europa. La mal llamada ‘Comunidad internacional’ es incapaz de detener este genocidio. Y la farsa de la ONU, mal llamada ‘Organización de las Naciones Unidas’, se muestra ineficaz de hacer respetar los derechos del pueblo palestino porque sus fundadores europeos y norteamericanos prefieren vender armas, controlar el petróleo del Medio Oriente, apoyar el “terrorismo” de Israel, tal como el papa Francisco calificó estas matanzas indiscriminadas de niños y civiles desarmados. Este año, no nacerán en Belén ni el niño Jesús ni la paz, porque han muerto bajo las bombas de última generación… con nuestra complicidad.
Sí, ¡con nuestra complicidad!, porque si no fomentamos la paz en nuestro propio corazón, si no construimos la paz entre vecinos, si no trabajamos por la paz en nuestro país, por no sembrar verdad, justicia y fraternidad, colaboramos a la extensión de las guerras, porque dejamos que crezcan la mentira, la corrupción y la violencia. Por nuestras actitudes inhumanas y anticristianas, nosotros botamos al niño Jesús ‘por la puerta de atrás’.
En esa Navidad, ¿seremos capaces de abrir un rincón de nuestro corazón, un espacio de nuestra casa, un pequeño lugar de nuestro barrio para que puedan nuevamente nacer el niño Jesús y la paz que viene a traernos? Sólo necesitan, en nuestra pobreza, una pizca de verdad, un grano de justicia y una semilla de fraternidad. ¡Feliz Navidad!
Etiquetas