Se acerca vuestra liberación: una carta

Carta a jóvenes de hoy

Levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación (Lc 21, 28)

Queridos Vanessa y Jonathan:

Bueno, aunque empecemos mal,
tengo que confesar
que acabo de inventar
vuestros nombres.
¿Sabéis por qué?
Porque cuando yo tenía
vuestra edad (17 años)
nadie se llamaba así.
Es un signo de que todo
ha cambiado mucho
desde entonces.

Me he acordado de vosotros
al comenzar esta carta
con ese extraño título.
Son palabras de Jesús de Nazaret,
que resonaron en las iglesias
el domingo primero de Adviento.
Cuando las leáis, ya habréis olvidado
la Navidad de este año.
A lo mejor este desfase temporal
es una buena metáfora
de la lejanía entre mi generación
y la vuestra.
Sé que seguramente ese día
no escuchasteis esas palabras
porque no iríais,
como el resto de domingos,
a vuestra (¿vuestra?) parroquia.

¿Sabéis por qué os he recordado?
Bueno, no a vosotros,
que sois inventados,
sino a vuestra generación.
Porque para creer con ganas en Jesús
primero hay que pasar
por una experiencia imprescindible:
darnos cuenta de que uno
necesita liberación, necesita salvación
.
Por eso Jesús empezaba por
llamarnos la atención:
¡Eh, tú! ¡Despierta! ¡Levántate!
¡Sal de tu mundillo!
Que se acerca tu felicidad,
tu liberación, tu plenitud.
Eso sí, con tal que
la quieras y la busques
y la desees con todas tus fuerzas
,
“dándolo todo” por ella.

Tengo la sensación de que creéis
que no os hace falta ningún cambio, ninguna salvación.
Un cantante que es de mi generación
y ya está bastante pasado
decía en una canción:
“¡Déjame en paz,
que no me quiero salvar!”
Cuando os veo y escucho,
creo que pensáis lo mismo.

Y es que os hemos dado de todo
menos razones profundas para vivir.
Os hemos llenado de cosas
pero no os hemos dado
el manual de instrucciones
para alcanzar la felicidad
de verdad, la de dentro
,
que no depende de objetos ni dinero.
¿Sabéis un secreto?
No os hemos pasado ese manual
porque la mayoría de los adultos tampoco lo tiene.
Lo hemos perdido en algún punto
del camino de nuestra vida,
y con vosotros intentamos
improvisar respuestas;
sin embargo, sois comodones
pero no tontos,
y os dais cuenta a la primera.

Sois capaces de hacer cola
durante días y noches
para ver los primeros la peli esa
de vampiros de vuestra edad
(Eclipse, Luna Nueva, etc.)
o conseguir una entrada
para el concierto
de los hermanos Jonas.
Y se os escapa la felicidad principal.

Veréis: un día Jesús
habló con una mujer
al lado de un pozo
.
Le vino decir: “Mujer, tú buscas
con ansia la felicidad,
pero te conformas
con raciones muy pequeñitas
que no te llenan.
Yo te ofrezco la Felicidad completa,
la que no se acaba.
Deja de buscar en el sitio equivocado”.
Ella le creyó, y se levantó,
y fue muy feliz.
Hoy Jesús os lo dice también a vosotros.

Ojalá os levantéis
y alcéis la cabeza,
salgáis ahí fuera y le escuchéis.
Podéis ganar mucho.
También para vosotros
se acerca la liberación,
pero hay que quererla.
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