¿Cuál es tu tesoro?
¿CUÁL ES TU TESORO?
Los tesoros no son sólo cosa de piratas. Según Jesús, todos buscamos el gran tesoro de la felicidad. ¿Dónde está tu tesoro?
“No amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonad más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque…
donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”.
(Mt 6,19-21)
Un sociólogo francés, Michel Maffesoli, dice que la mayoría de las personas hoy estamos en búsqueda, que tenemos muchas dudas y vagamos de acá para allá como peregrinos, incuso como nómadas, en busca de algo o alguien que nos llene.
A veces hacemos un montón de cosas cada día y el calendario y la agenda del móvil están llenos de avisos que nos invaden cada pocas horas. Pero la mayoría de esas cosas son obligaciones, no nos llenan, no tocan de verdad nuestro corazón.
Cuando algo o alguien nos toca de verdad el corazón, hacemos lo que sea para no dejarlo pasar. Aunque no siempre. Con frecuencia nos hemos habituado a vivir aletargados en medio del estrés diario. Corremos el riesgo de pasar de largo al lado de los verdaderos tesoros. Jesús nos recomienda escuchar más nuestro corazón, lo que somos más allá de las apariencias, y averiguar qué tesoro le hace vibrar de verdad.
Hace poco he visto una película del director norteamericano Terrence Malick, To the wonder, que hablaba del verdadero tesoro del ser humano: el amor. Amor humano y amor divino. Según Malick, el primero necesita del segundo, del amor de Cristo, para purificarse del egoísmo y elevarse hasta ser maravilloso (de ahí el título, To the wonder). Me quedo con dos frases. La primera la pronuncia una niña pequeña a su madre, refiriéndose a la vida en casa del nuevo novio de la madre: “Vámonos, mamá, aquí falta algo”. Tiene razón: les falta el tesoro de que el amor sea auténtico y generoso.
Al final de la película, tras ver el fracaso de la relación de la pareja protagonista y el de un cura muy entregado, pero que no termina de encontrar a Jesús (genial papel de Javier Bardem, por cierto), escuchamos esta otra frase: “Señor, muéstrate, ven a nosotros…. Estamos sedientos y nada sacia nuestra sed”. Es verdad: no cualquier tesorillo llena nuestro corazón.
El pasado 22 de abril, el papa Francisco tuiteaba esta frase: “Cada uno de nosotros guarda en el corazón el anhelo del amor, la belleza, la vida... Y Jesús es todo esto en plenitud”. Un buen modo de presentar hoy a Jesús y su proyecto del Reino de Dios: el tesoro que llena y da plenitud de felicidad..
Por si te sirve para reflexionar y orar:
- Y tú… ¿dónde pones el corazón? ¿Cuál es de verdad tu tesoro?
- ¿Te reconoces sediento? ¿Cuáles son tus deseos mayores, tus anhelos?
- Aquí te dejo un tuit del siglo V, de un tal San Agustín: “Nos hiciste, Señor, para ti, e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en ti”. ¿Qué te parece? ¿Se asemeja al del papa Francisco?
“No amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonad más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque…
donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”.
(Mt 6,19-21)
Un sociólogo francés, Michel Maffesoli, dice que la mayoría de las personas hoy estamos en búsqueda, que tenemos muchas dudas y vagamos de acá para allá como peregrinos, incuso como nómadas, en busca de algo o alguien que nos llene.
A veces hacemos un montón de cosas cada día y el calendario y la agenda del móvil están llenos de avisos que nos invaden cada pocas horas. Pero la mayoría de esas cosas son obligaciones, no nos llenan, no tocan de verdad nuestro corazón.
Cuando algo o alguien nos toca de verdad el corazón, hacemos lo que sea para no dejarlo pasar. Aunque no siempre. Con frecuencia nos hemos habituado a vivir aletargados en medio del estrés diario. Corremos el riesgo de pasar de largo al lado de los verdaderos tesoros. Jesús nos recomienda escuchar más nuestro corazón, lo que somos más allá de las apariencias, y averiguar qué tesoro le hace vibrar de verdad.
Hace poco he visto una película del director norteamericano Terrence Malick, To the wonder, que hablaba del verdadero tesoro del ser humano: el amor. Amor humano y amor divino. Según Malick, el primero necesita del segundo, del amor de Cristo, para purificarse del egoísmo y elevarse hasta ser maravilloso (de ahí el título, To the wonder). Me quedo con dos frases. La primera la pronuncia una niña pequeña a su madre, refiriéndose a la vida en casa del nuevo novio de la madre: “Vámonos, mamá, aquí falta algo”. Tiene razón: les falta el tesoro de que el amor sea auténtico y generoso.
Al final de la película, tras ver el fracaso de la relación de la pareja protagonista y el de un cura muy entregado, pero que no termina de encontrar a Jesús (genial papel de Javier Bardem, por cierto), escuchamos esta otra frase: “Señor, muéstrate, ven a nosotros…. Estamos sedientos y nada sacia nuestra sed”. Es verdad: no cualquier tesorillo llena nuestro corazón.
El pasado 22 de abril, el papa Francisco tuiteaba esta frase: “Cada uno de nosotros guarda en el corazón el anhelo del amor, la belleza, la vida... Y Jesús es todo esto en plenitud”. Un buen modo de presentar hoy a Jesús y su proyecto del Reino de Dios: el tesoro que llena y da plenitud de felicidad..
Por si te sirve para reflexionar y orar:
- Y tú… ¿dónde pones el corazón? ¿Cuál es de verdad tu tesoro?
- ¿Te reconoces sediento? ¿Cuáles son tus deseos mayores, tus anhelos?
- Aquí te dejo un tuit del siglo V, de un tal San Agustín: “Nos hiciste, Señor, para ti, e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en ti”. ¿Qué te parece? ¿Se asemeja al del papa Francisco?