A mí estos comentarios me han recordado otra comparación famosa entre zapatos y, como estos días no he visto que nadie aludiera a ella, hoy me he puesto a describirla.

Me refiero a la comparación entre los zapatos de un campesino que pintó Van Gogh, y que el filósofo Martin Heidegger analizara con detalle en uno de sus libros, y los llamados zapatos de polvo de diamante, pintados por el artista "pop" Andy Warhol.

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Los zapatos (o mejor, botas) de campesino pintados por Van Gogh son reales, están desgastados por el uso, y ellos solos nos recuerdan los duros inviernos del campesino centroeuropeo del siglo XIX (y de todos los siglos): nos hablan de condiciones de vida muy duras, de frío y calor, de sufrimiento, de injusticia, de desigualdad... Las botas pintadas por Van Gogh son, por sí mismas, un manifiesto por la justica y la igualdad.

En cambio, los zapatos de polvo de diamante, pintados por Andy Warhol en 1980, no dejan ningún mensaje de cambio o transformación social. Son irreales: están como flotando en el aire, son de colorines, intrascendentes... En realidad, constituyen un buen testimonio del comienzo en Occidente de la posmodernidad: "fin de la ética; comienzo de la estética".

Hay quien ha dicho que ambos cuadros, el de Van Gogh y el de Warhol, representan por sí mismos los ideales modernos y posmodernos, del mismo modo que el cuadro de DelacroixLibertad guiando al pueblo representaba por sí solo la Revolución Francesa, y los fusilamientos de Goya, lo que supuso el 2 de mayo.

Y ahora vienen las preguntas que invito a cada uno a responder:

¿Con qué zapatos papales nos quedamos?:

¿los negros gastados o los inmaculados rojos?,

¿ética o estética?,

¿tradición pulcra o implicación en los barrizales del mundo contemporáneo?,

¿dónde hay más belleza...?

Son estilos muy distintos, y en realidad el sucesor de Pedro ha usado ambos en 2013. ¿Por qué andamos siemrpe juzgando, etiquetando, clasificando "de los mios y de los otros"...?