En su undécimo año de pontificado, dedico al papa Francisco este soneto en agradecimiento a su labor por acercar mas a la Iglesia al evangelio de Jesús
| Pedro Miguel Lamet
AL PAPA FRANCISCO
Como una estrella de una luz lejana que ilumina el desierto, de repente viniste a Roma sencillo y sorprendente a abrirnos de par en par una ventana;
rompiste el protocolo y la mundana vanidad de una Iglesia indiferente para sentarte sin más entre la gente como un pastor que ríe en la mañana.
Amigo de los pobres y pequeños, voz de los sin voz, alzas tu cayado contra un mundo de odio e injusticia;
como Jesús, no temas a los dueños del mundo del poder y la malicia, pues en tu cruz ya has resucitado.