LOS TRES DÍAS DE OSCURIDAD ©


. . . . . . "Los tres días de oscuridad..."
. . . . . . ¿Y quiénes pagarán por los lustros
. . . . . . que andamos a ciegas?
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«El próximo 24 del corriente agosto, al finalizar la tarde, el cielo se oscurecerá y así permanecerá durante tres días. Extraño, pero no hay razón para preocuparse. Se trata de un fenómeno natural que tiene muy expectantes a los científicos, que se da cada 26.000 años y que es denominado el eclipse galáctico o las eternas 96 horas de oscuridad». (¿Noventa y seis horas? ¿No eran tres días...?)

«Y aunque muchos ya le están dando el tinte de lo que sería el fin del mundo, y hasta asociándolo con otros episodios de muerte como el ébola, la verdad es que hay una explicación científica muy coherente que incluso ya fue avalada por la NASA y que varios expertos han tratado de explicar de la forma más simple y didáctica, con el objetivo de que todos lo entendamos y, sobre todo, de no generar pánico alguno.»

«Lo explican de la siguiente manera:

Al pasar nuestro sistema solar frente a la brecha oscura de la galaxia, probablemente esta brecha absorbería todos los fotones y al estar el sol entre la tierra y esta brecha oscura, evidentemente la luz del sol no llegaría a la tierra.


«En la explicación indican que sólo dejaría de llegar a la Tierra la luz, pues el calor sí se sentiría, lo que significa que no habrá cambios climáticos que puedan afectar la vida en la Tierra.» (¿Y no se interrumpirá la fotosíntesis...?, se preguntará alguno.)

«Por estos días los expertos de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, más conocida como NASA, entrega a los miles de visitantes que a diario llegan a sus instalaciones, información detallada relativa a estos tres días de oscuridad que afectarían a la tierra en este mes de Agosto. El objetivo es entregar una ilustración científica y evitar así que se generalicen otras teorías que pueden inducir al pánico.»
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Mi comentario a esta noticia, que mi lector deducirá conozco por remitida, es el siguiente:

Primero, que me parece fue desmentida por la NASA.
Segundo, que es curioso cómo un acontecimiento de este calibre fuera conocido por el P. Pío de Pietrelcina, nada menos que cincuenta años antes.
Tercero.- Que los mismos que lo aseguran para este agosto de 2015 ya lo profetizaron para el pasado diciembre, de 2014.

No obstante, podríamos decirnos: ¿Y por qué no?
Y, también, que si ocurriera creo que lo sobrepasaríamos perfectamente.

Es verdad que ya antes hemos oído de este fenómeno como asociado con predicciones apocalípticas: los tres días y las candelas benditas para pasarlos. Pues, bueno, aun visto así tampoco encuentro qué temor hemos de aplicarle. ¿Acaso hemos dejado de creer en nuestro destino eterno, con Dios, Padre y Creador? La vida es esencialmente efímera, se sucede en un seguro y constante riesgo de perderse. Así que, si fuera verdad que está amenazada, dejemos que lo inevitable se produzca para recibirlo con el respeto que merece.

Para mí que esto de los tres días de oscuridad, o cualquier otra predicción azarosa, incluso funesta, tiene tanta o menor importancia que una peste bubónica medieval, un infarto, o los cuernos del miura que enfrentamos cada día. Si tenemos la conciencia en paz con nosotros mismos, con nuestros amigos y, desde luego, con Dios... pues, mire usted, que pase lo que tenga que pasar. Contemplemos lo anunciado, si se confirma, como un capricho del cosmos o una primicia que se nos reservaba desde doscientos sesenta siglos.

Y si fuese para un final apocalíptico, como algunos se empeñan en anunciarnos, lo ya dicho también vale. Por tanto, señores, ¡que empiece el espectáculo! O que se vayan al guano, en un platillo volante, por supuesto, todos los intoxicadores de alarmas y maravillosismos.
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