Impulsos electorales ©
Observamos con interés el posicionamiento político español ante la convocatoria electoral para la UE y, respecto a Cataluña, a ese fenicio Don Erre que Erre pisando a fondo el acelerador para sus particulares ambiciones secesionistas arropadas por sus palmeros.
Aun a pesar de que este blog no tiene vocación política, excepto la muy definitoria de la fe cristiana, que todo lo limpia, voy a exponer algunos sentimientos que estos comicios me despiertan.
Así, por ejemplo, la curiosa impertinencia de empeñarnos todos en caminar por el error que certifican los 36 años de Constitución, y una vez que ésta ha demostrado que su única utilidad se plasmó en nuestra “ejemplar” transición de la dictadura a la democracia “que todos nos hemos dado”. De modo que a siete lustros de su adopción uno se pregunta: ¿Por qué mantener sus ruinosos defectos? ¿Acaso la Constitución de 1978 son los Diez Mandamientos dados a Adolfo Suárez por Dios mismo en el Sinaí? Si este empecinamiento fuera en otro asunto de menor importancia ya se habría achacado a locura o discapacidad. Extraña flojera mental y de carácter que nos tiene a los españoles cogidos por ese órgano del caballo del Espartero al que ahora deberíamos sustituir por el Pato Donald.
A propósito de la incógnita constitucional y el amor eterno que a ella dedican nuestras cúpulas en la sombra, me viene el recuerdo de una anécdota de las procesiones sevillanas de Semana Santa, que se contaba en los años treinta.
Una familia se dirigía a su casa después de ver los pasos del Jueves Santo. Al doblar una esquina se encontraron a un penitente, con su capuchón, sus cadenas a los tobillos y su cruz a cuestas andando en solitario, con el paso lento característico. La familia se quedó admirada de la gran devoción que manifestaba y, compadecidos, se le acercaron para advertirle que la procesión ya no iba por ahí, que se había desviado mucho. A lo cual el capuchón respondió: «- ¡Ya lo sé, ya lo sé! Es que he metido el dedo gordo del pie en el maldito raíl del tranvía y hasta que no llegue al cruce no tengo más remedio que seguir… »
Ahora voy a echar mi cuarto a espadas y decir algo sobre mis preferencias. El problema es que no las tengo definidas, en verdad. Me pasa como cuando elijo una corbata que, de entre las seleccionadas, quiero decir, de aquellas que tienen el dibujo, la tela y el color que me agradan, pues que no sé por cuál decidirme. Algunas veces termino por no comprar ninguna porque, total, para qué, si la corbata está desapareciendo… Hoy se lleva el ir sin ella y justo eso me hace desechar a partidos que se suponen de derechas y que se presentan a los mítines, a la prensa y en la TV despechugados. ¡Qué Marketing tan raro! No hay cambio de imagen en el que no se arriesgue el posicionamiento; y cuando el cambio de imagen absorbe el mensaje de la competencia, el desastre es seguro. Porque se desconcierta al consumidor y la propaganda favorece al imitado. En estas elecciones a la UE se están produciendo algunos ejemplos tan clamorosos que, ya que están empezando, les propongo que se fijen y vean. Es un deporte educativo.
Lo que a mí me parece esperpéntico es que el socialista hable de la propia honradez y de la corrupción ajena con la ilusión de que el aumento de presos y de imputados en fraudes descomunales, en su partido y adláteres, sea un episodio menor.
Y es que estos asuntos no son cositas,son cimientos que se están haciendo arena. Y no son temas ajenos a la UE pues que hoy, como el español medio sospecha, casi todo, si no todo lo que es de fundamental importancia para los españoles, perdón, para la ciudadanía, se cuece o se condimenta en la UE.
En fin, que mirando a un lado y a otro nos encontramos con esos menores de edad – en la historia de los partidos – como UPyD, Ciudadanos, VOX y la admirable AES que no se rinde ante la adversidad y hospeda otras apuestas.
Antes de decidirnos por alguna, reflexionemos un poco sobre eso del Mal Menor – y La Manga - cuyo análisis es más viejo que Maquiavelo. Porque, si en verdad se refiere al Mal Tolerable y a que éste debe elegirse cuando la disyuntiva es el desastre, quizás ha llegado el momento de elegir el Bien Menor porque su semilla, por pequeña que sea, promete el revés de lo que tenemos.
La promesa del revés de lo que tenemos nos la certifican justamente los oponentes. No serán tan malos los que se incorporan a la lid electoral pues que la mejor propaganda es la indirecta de sus rivales. Repasemos.
Ciudadanos.- No lo pueden ver los soberanistas catalanes… Por tanto, si yo viviera en Cataluña les votaría.
VOX.- Después de evaluar las estrategias me apresuro a a subrayar que el discurso de don Alejo me parece muy esperanzador por su alejamiento del Centro pepero, que ya no tiene octanos. Su ideario es liberal, sí, pero de lo que hay el más civilizado. De Santiago Abascal y Ortega Lara sólo diré que deseo verlos en posiciones de más bandera para España. Quizás se cumpla en ellos la máxima evangélica de que los últimos serán los primeros.
De Impulso Social diré que algo tendrá su agua cuando, a su pesar “la bendicen” aquellos que la persiguen, aquellos que impiden sus manifestaciones, los que revientan sus mítines... Impulso Social recibe su mejor lanzamiento de sus contrarios. El refranero reza: “Dime con quién andas y te diré quien eres”. Pues de la misma manera son nuestros enemigos, los que lo sean, quienes también nos dan identidad. Justo me he enterado de estas cosas por las ediciones virtuales de periódicos de provincias, donde de esta persecución encontramos pruebas que no recogen los nacionales.
Cuando se piensa que un solo escaño - ¿18 millones? - puede ser el trampolín para mayor representatividad, a uno le asalta la duda de si las leyes electorales no se habrán hecho, no ingenuamente, para que sólo accedan al gobierno de España los mismos de siempre en esa alternancia copiada de los padres de los EE.UU.
Cansado de esperar el prodigio de que desaparezcan de escena los que sustituyen de su lenguaje la palabra 'españoles' por el jacobino término de ciudadanía, y el de España por “este país”, hoy voy a confiar en los milagros votando el Bien Menor.