ADVIENTO, TIEMPO DE ESPERNAZA
De pasión y utopía
| Fernando Bermúdez
Adviento,
tiempo de silencio y esperanza,
de pasión y utopía,
y sueños que rompen lo imposible.
Adviento
tiempo de apertura al Espíritu,
de confianza y alegría, porque nos fiamos
de aquel que dijo:
No tengáis miedo, yo he vencido al mundo.
Adviento
tiempo de desnudar el corazón
para que aflore la compasión,
el cuidado, la ternura, la acogida y
la escucha de los ecos de la humanidad sufriente
y abrirnos a la inclusión al diferente.
Adviento,
tiempo para allanar los senderos de la vida,
limpiar la corrupción y la mentira
del sistema capitalista que nos domina,
el individualismo hedonista,
el egoísmo colectivo y el racismo,
la xenofobia, los discursos de odio,
los nacionalismos que rompen la convivencia,
y el ultraconservadurismo religioso, cultural y político,
porque no se puede sembrar
en pedregales ni en tierra salobre.
Adviento,
es hora de despertar y ponerse de pie,
es hora de actuar,
es hora de romper fronteras ideológicas,
de destruir muros y barreras,
de abrir puertas y ventanas
para que entre aire fresco del Espíritu
a los pulmones del alma.
Adviento,
es hora tender puentes
a los pueblos del mundo
en una alianza de civilizaciones,
con actitud de respeto, diálogo y amor,
libres de resentimientos y prejuicios
que corrompen la mente y el alma,
porque todos somos humanos y hermanos
.
Adviento,
tiempo de apostar por una Iglesia abierta
al Espíritu,
renovada y renovadora,
con sabor a profecía y a pueblo,
sin privilegios, participativa,
incluyente y comunitaria,
servidora del Reino en la humanidad,
al lado de los pobres y marginados,
defensora de los derechos humanos
y derechos de la naturaleza, nuestra casa común.
Fernando Bermúdez López