LA PAZ DE ISRAEL ES LA PAZ DE PALESTINA
La paz de Israel es la paz que nace de la justicia con los palestinos. Pero, lamentablemente, Israel se niega al reconocimiento del estado palestino porque tendría que retirarse de los territorios invadidos, abandonar su fundamentalismo religioso y, por otra parte, se siente respaldado por el gobierno de Estados Unidos
| Fernando Bermúdez
La única solución al conflicto entre Israel y Palestina es que ambos tengan su propio estado. Sin embargo, la cuestión de los dos estados sigue sin resolverse 76 años después. Gran Bretaña le pasó el asunto a Naciones Unidas, decretándose la creación de dos estados: un Israel judío y otro Palestino árabe, con Jerusalén como ciudad con un «régimen internacional especial».
Pese a esta resolución de la ONU en 1947 solo se creó el estado de Israel, y Palestina quedó como un territorio colonizado por los británicos, sin estado. Israel se expandió hasta el 77% del territorio palestino, provocando la huida o expulsión de casi tres millones de palestinos. En 1967, durante la guerra de los Seis Días, Israel se anexionó Jerusalén-Este y otro medio millón de palestinos tuvo que marcharse, lo que provocó una de las pocas resoluciones de condena del Consejo de Seguridad, exigiendo la retirada de los territorios ocupados. En 1974, la Asamblea General de Naciones Unidas reiteró el derecho de los palestinos a la autodeterminación y a contar con un estado libre y soberano.
La creación de un estado Palestino hoy se presenta casi imposible, porque Israel se salta todas las resoluciones de Naciones Unidas. Defiende que tiene un fundamento bíblico: “la donación que hizo Yahvé a Israel de las tierras de Canaán y que supuso una ocupación militar y sangrienta en nombre de Dios". Y es por eso que continúa aprobando asentamientos ilegales de colonos, sin que la condena internacional detenga este atropello que expulsa a los palestinos de sus pueblos y de sus tierras, asesinado a los que ofrecen resistencia. Aprovechando la actual guerra en Gaza, los colonos judíos están robando las cosechas y el ganado de los palestinos y expulsando de sus casas a los habitantes del barrio Sheíkh Jarrah de Jerusalén.
Naciones Unidas señala el reconocimiento de Israel junto a un estado palestino como la solución más razonable para acabar con uno de los conflictos activos más antiguos del mundo. Mientras no se acepte la constitución de un estado palestino no habrá paz en esta tierra santa que vio nacer y morir a Jesús. La paz de Israel es la paz de Palestina, dos estados soberanos e independientes con fronteras bien definidas. Esta solución evitaría ataques como los de Hamás el pasado 7 de octubre. “Estos atentados no surgen de la nada», dijo el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres. Y tiene razón. Son consecuencia de la desesperación de un pueblo oprimido.
Hay que condenar las acciones terroristas de Hamás, sin duda, y hay que entender también el contexto en el que se dan. Los dos millones de gazatíes viven desde hace más de 16 años cercados por el ejército israelí, prisioneros en su propia tierra, que ni siquiera pueden utilizar su pequeño puerto en el Mediterráneo para pescar.
En esa línea se ha manifestado Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores: «De la misma manera que podemos decir que es una tragedia abominable matar a 270 jóvenes que estaban celebrando la vida en Israel, ¿no podemos decir que es una tragedia igualmente reprobable, que hayan muerto bajo las bombas más de 10.000 niños y niñas en Gaza? ¿Lamentar una tragedia me quita fuerza moral para lamentar otra? Al contrario, me la da», afirmó en la Eurocámara, señalando una espiral de violencia retroalimentada, que solo un ciego no ve y al que es necesario poner fin. Israel bombardea viviendas, escuelas, hospitales, mezquitas, iglesias cristianas e impide la entrada de ayuda humanitaria. Son ya más de 21.000 civiles asesinados. Un genocidio.
Los palestinos viven en esa tierra desde tiempos inmemoriales. Sus ancestros son los diversos pueblos cananeos (moabitas, madianitas, jebuseos, heteos, filisteos, amorreos, arameos…). Son un pueblo enraizado en la tierra de Canaán miles de años antes de la llegada de los hebreos. Por lo tanto, es de justicia reconocer el derecho de los palestinos a un estado propio. Determinar su territorio hoy supondría un gran quebradero de cabeza, pero para eso están la legalidad internacional y las resoluciones que la ONU ha ido aprobando en contra de la usurpación territorial que Israel ha llevado a cabo, y continúa haciendo impunemente.
La paz de Israel es la paz que nace de la justicia con los palestinos. Pero, lamentablemente, Israel se niega al reconocimiento del estado palestino porque tendría que retirarse de los territorios invadidos, abandonar su fundamentalismo religioso y, por otra parte, se siente respaldado por el gobierno de Estados Unidos. Es por eso que podemos decir que el gobierno estadounidense tiene la llave para la Paz entre israelíes y palestinos. Sin embargo, sus intereses geopolíticos y económicos, desgraciadamente, están por encima de la vida de las personas.