Ecumenismo de sangre

Así ha definido el Papa Francisco a la persecución de los cristianos ante la delegación de la Conferencia de Secretarios de la World Christian Communions, el pasado miércoles 12 de octubre: ecumenismo de sangre, una tragedia que no es noticia para la mayoría de la sociedad de nuestro Primer Mundo, y eso que somos muchos los que nos profesamos como seguidores de Cristo.

La persecución se sabe, se conoce, pero es una noticia apenas destacada que no tiene relevancia ni siquiera entre las comunidades que tenemos la suerte de no estar entre los perseguidos a causa del evangelio ¿Por qué suman más mártires de la fe en el siglo XX que en los anteriores diecinueve siglos juntos? El 65% de todos los mártires cristianos en la historia fueron asesinados en el siglo XX. Ante esta realidad, cuatro grandes razones se destacan para entender esta persecución que no tiene visos de mermar en el siglo actual.

1 El cristianismo se expande con fuerza en países pauperizados y conflictivos tal y como nos enseñó Cristo, que mostraba preferencia por los más desvalidos. Países mal gobernados e inestables en los que prima la violencia y cualquier irrupción novedosa que amenace el status quo es vista como un enemigo al que hay que perseguir sin compasión. Comunismos y otras dictaduras de diferente signo y poder convertidos en los lugares más peligrosos del mundo.

Las demás religiones, especialmente el islamismo, que es causa directa de persecución a los cristianos en 41 de los países de los 50 países más perseguidores de los cristianos.

3 A veces se mezcla lo anterior con visualizar al cristianismo como un ariete de Occidente en clave de choque de civilizaciones que produce un odio aglutinador percibiendo a la religión cristiana como agresión en lugar de liberación.

4 Las grandes mafias internacionales que no permiten que una religión liberadora como la cristiana, prenda en sus conductas y altere con su denuncia profética el mundo de los negocios corruptos a escala estatal e internacional. Mafias que suelen vivir al amparo de países occidentales con democracias asentadas que tienen intereses estratégicos en el Tercer Mundo ignorando los derechos humanos en la práctica.

Actualmente, son más de 150 millones los cristianos perseguidos en el mundo. A la cabeza de los países perseguidores se encuentra Corea del Norte el único país del mundo en el que hay “persecución religiosa absoluta” El país encabeza la Lista Mundial de Persecución (LMP) que publica la organización Puertas Abiertas con los cincuenta países más feroces contra la instauración del mensaje evangélico. Inmediatamente después de Corea del Norte, ocupa el segundo lugar de los países con persecución extrema Arabia Saudita, cuyos mandamases son viejos amigos del Reino de España; Afganistán, Irak, Somalia, las Islas Maldivas, Malí, Irán, Yemen, Eritrea y Siria.

Después aparecen India, China, México, Bután, Colombia, la antigua Birmania... Pero son muchos más países donde ser cristiano es incómodo y hasta peligroso (Brasil, los países del Magreb y centro África, y algunos países centro y sur americanos, etc.

Estamos ante uno de los Derechos Humanos reconocidos por la mayoría de la comunidad internacional que expresa una realidad fundamental de la persona, la libertad religiosa, que no está siendo respetada. Y los cristianos no estamos a la altura de las circunstancia ni de la denuncia profética ante la persecución a gran escala que sufren muchos hermanos nuestros.

Merece la pena una reflexión en oración.
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