Era muy esperado este documento del Papa Francisco en el que debía recoger aquello que bajo su rúbrica se convertiría en magisterio eclesial. Por eso, eran muchos los que tenían grandes expectativas sobre este documento, puesto que las conclusiones del sínodo habían solicitado una reconsideración del ministerio en la Iglesia, con cambios concretos en la ordenación de sacerdotes casados y en la promoción de las mujeres al diaconado.
Todo estaba centrado aquí tanto para progresistas como para fundamentalistas. Los primeros porque anhelan la posibilidad de abrir el sacerdocio a varones casados e incluso mujeres, los otros porque temen cualquier cambio en su estatus, recelan, con razón, que esos cambios menguarán su onmímodo poder eclesial. El documento
Querida Amazoniaha defraudado a los más entusiastas progresistas, y entre los fundamentalistas se han escuchado suspiros de alivio. Pero ni unos ni otros han comprendido del todo que este documento es una bomba de relojería magisterial, es una bomba con explosión diferida. Lo intento explicar.
En sí mismo es un documento muy bello, expresa la cercanía y la preocupación del Papa por la Amazonía en la línea de Laudato Si', especialmente, pero también Evangelii Gaudium, y esto lo realiza mediante cuatro sueños: un sueño social, otro cultural, un tercero ecológico y el más importante, pues ocupa casi la mitad del documento, el sueño eclesial. El documento analiza con dolor todo el sufrimiento que se ha producido a las personas y a la naturaleza en aquella región del mundo, un sufrimiento que clama ante nuestra conciencia, pero también expresa los compromisos para avanzar hacia una integración humana y ecológica que permita una vida verdaderamente humana, sin opresión e injusticia.
Resulta muy interesante ver cómo está perfectamente conectado lo eclesial con el resto de realidades, de modo que las transformaciones necesarias en la Iglesia deben salir de las necesidades que demanda la necesaria revolución social y cultural a la que los cristianos en la Amazonia están llamados. Es decir, lo eclesial debe saber responder a las realidades y circunstancias, se trata de la necesaria encarnación de lo cristiano. El Papa lo expresa de esta manera: "Sueño con comunidades cristianas capaces de entregarse y de encarnarse en la Amazonia, hasta el punto de regalar a la Iglesia nuevos rostros con rasgos amazónicos", y aquí está la clave: será la Iglesia amazónica la que deberá decidir cómo ser Iglesia allí, encarnarse de una manera concreta para responder a los problemas que allí se dan. Esta necesaria encarnación puede exigir tomas de decisiones que afecten a la Iglesia universal porque la amazónica deba modificar costumbres inveteradas en otros lugares. Quizás sea necesario ordenar varones casados, quizás promover mujeres al diaconado permanente, eso solo lo dirá el tiempo.
Ahora bien, desde el punto de vista teológico, lo más importante de este documento no está en lo que parece evitar, como muchos han creído, sino en lo que ya ha propuesto. El Papa Francisco está transformando con su pontificado los modos de ejercerlo y cómo se construye el magisterio eclesial. Los vimos en Laudato Si', una encíclica en la que el Papa cita los documentos de la mayor parte de conferencias episcopales regionales: Australia, Asia, África, América Latina y del Norte, Alemania, Japón, etc., que tratan sobre la problemática concreta. Se trata de una forma de hacer magisterio sinodal. No es un documento simplemente emanado del Vaticano, sino que ha nacido como fruto de recoger lo que la Iglesia en su conjunto, de manera sinodal, ha sido capaz de reflexionar.
En Querida Amazonia, vemos algo similar. Se trata de una Exhortación Apostólica que recoge las conclusiones de un sínodo para hacer suyos, por tanto magisteriales, aquellos elementos que considere oportunos. Hasta hoy, una vez que se publica la Exhortación Apostólica postsinodal, las conclusiones del sínodo tienen un valor meramente informativo, no rango magisterial. Sin embargo, en Querida Amazonia no ha sucedido esto, por primera vez, en el número inicial, se cita y enlaza el documento del sínodo del que el Papa toma la ocasión para realizar su documento. Es más, el Papa no pretende sustituir el documento del sínodo, antes bien "quiero presentar oficialmente ese Documento, que nos ofrece las conclusiones del Sínodo, en el cual han colaborado tantas personas que conocen mejor que yo y que la Curia romana la problemática de la Amazonia, porque viven en ella, la sufren y la aman con pasión. He preferido no citar ese Documento en esta Exhortación, porque invito a leerlo íntegramente", esto no había sucedido nunca, en lo que tengo yo conocimiento.
Es decir, el Papa se propone como uno más de los intérpretes para ayudar a ir asumiendo las conclusiones del sínodo en la Iglesia, de ahí que insista: "con esta Exhortación quiero expresar las resonancias que ha provocado en mí este camino de diálogo y discernimiento. No desarrollaré aquí todas las cuestiones abundantemente expuestas en el Documento conclusivo. No pretendo ni reemplazarlo ni repetirlo", el Papa no pretende reemplazar ni repetir, es decir, acepta el magisterio que emana del sínodo como un proceso no acabado de recepción eclesial en el que el mismo Papa está implicado. Por eso añade: "Sólo deseo aportar un breve marco de reflexión que encarne en la realidad amazónica una síntesis de algunas grandes preocupaciones que ya expresé en mis documentos anteriores y que ayude y oriente a una armoniosa, creativa y fructífera recepción de todo el camino sinodal", lo cual quiere decir que el camino sinodal amazónico no está cerrado, sigue el proceso de recepción que debe llegar a tomar medidas que crea necesarias para responder a los retos planteados y así encarnarse más y mejor.
La enorme capacidad de renovación, transfomación y revolución que tiene el Papa Francisco le ha llevado a modificar el modo en el que el magisterio eclesial se realiza en la Iglesia. Es un magisterio de tipo sinodal en el que toda la Iglesia está implicada, no solo el Papa y los obispos, todas las personas que se ven afectadas por la decisión a tomar, porque se trata de una vida en comunión y de un camino juntos, por eso el magisterio debe ser en comunión y sinodal. Lo que salga de esta novedosa manera de hacer magisterio puede ser una pura y simple revolución, porque los obispos de la Amazonia, tras el discernimiento necesario, pueden solicitar ordenar varones casados para algunas comunidades o mujeres diáconas, o bien cualesquiera otras transformaciones que consideren necesarias para encarnar mejor la fe en la Amazonia. Y el Papa acompañará este camino, y llegado el caso decidirá en conciencia. Por eso digo que estamos ante una bomba de relojería, o con temporizador de retardo, porque cuando esto explote se llevará por delante esa vieja iglesia que, muerta en vida, lastra el camino de la Iglesia de Cristo.