Stop Bolivia. ¿Dónde va Bolivia? Me duele Bolivia
Stop a los infanticidios, a los niños abrasados en su propio hogar, o quemados en el hospital.
Stop a la violencia sexual, a la trata de personas.
Stop a los accidentes trágicos en las carreteras de Bolivia: Dos gravísimos accidentes, uno en la carretera Oruro – Potosí y otro en Tarija, causaron 35 muertos y decenas de heridos. Un tercer autobús despeñado en Chuquisaca, ocasiona doce muertos. Bolivia tiene el triste record de unos 400 accidentes por cada 100.000 habitantes, uno de los más altos de América Latina.
Stop a las víctimas por deslizamiento de tierras, en Caranavi, con más de 17 víctimas y numerosos heridos.
Stop a las inundaciones de San Borja, Rurrenabaque, Riberalta, Alto Beni, Palos Blancos, Guanay, Villamontes…, provocadas por el fenómeno del “Niño”, las lluvias torrenciales y crecidas de los ríos.
Estamos consternados, afligidos, nos puede el dolor y la vergüenza. Se levantan muchas preguntas.
Esta situación dramática, cruel, trágica, inhumana, puede cambiar. Tiene remedio, se trata de aplicar a nivel político, civil, empresarial, eclesial tres remedios:
Barrida general de la corrupción, es el cáncer que corroe todas las instituciones públicas y es un delito de lesa humanidad contra los pobres, que en Bolivia alcanza el 70%. Y al mismo tiempo es una vergüenza nacional.
Una voluntad política de invertir todos los recursos en carreteras, educación y salud.
Superar la desigualdad social, somos el país de América Latina de mayor desigualdad social.
Es bochornoso que Bolivia teniendo el reservorio mayor del mundo en litio y una reserva muy importante de fierro en el mutún, que no se impidan el deslizamiento de tierras, como el de Caranavi, que no se puedan contener las crecidas de los ríos y proteger las comunidades.
En definitiva, tiene que cambiar la política y la educación y tiene que desaparecer la corrupción en los que gobiernan y tiene que crecer la responsabilidad social de las empresas, de ese 30% rico, riquísimo de bolivianos, de la Iglesia y de las iglesias y de la sociedad civil.
Otra Bolivia es posible y factible.