Para una real igualdad de oportunidad entre hombres y mujeres
Considero que esto es suficiente para que creamos en lo que son y en cuanto hacen y, sobre todo para que nos fiemos de la gestión de esa asociación siempre fiel a los fines para los que fue creada. En primer lugar, declaran sin complejos que son una Asociación de la Iglesia Católica. No siempre le es fácil a algunos hoy decir con naturalidad, convicción y sin rubor que su vida está claramente enmarcada en la Iglesia Católica. Pero, Manos Unidas lo hace cada año y cada año adquiere mayor credibilidad, como se desprende de la ayuda que recibe y, por tanto, de la aceptación que tienen sus mensajes. Nos muestran, además, que trabajar por la promoción y el desarrollo pertenece a la misma identidad católica. De un modo especial, nos invitan a mirar al mundo en los países en vías de desarrollo, lo que significa que desde un marco de bienestar y de riqueza relativa, como es la nuestra, miramos a los que aún están sólo empezando a caminar.
Como Asociación de la Iglesia se mueven en medio de la sociedad civil con sus preocupaciones solidarias a favor de los más pobres, compartida con otros muchos; por eso declaran su condición de No Gubernamental. Son una muestra de cómo la Iglesia se mueve en medio del mundo con sensibilidad y valores específicos para buscar el desarrollo de la persona y de los pueblos. Y termina afirmando algo también esencial e importante en una Iglesia sinodal y corresponsable: es seglar. Esta labor la hace la inmensa mayoría del pueblo de Dios, con su propia estructura laical. En definitiva, es una opción de fe, una opción que nace de un encuentro con Jesucristo al que no pueden dejar de ver en los más pobres y débiles del mundo.
Todo lo dicho hasta aquí se puede comprobar en la Delegación de Jaén de Manos Unidas. Un grupo, sobre todo de señoras, perfectamente organizadas, que durante todo el año mueven nuestras conciencias y nos ponen de relieve hacia donde tienen que girar nuestras preocupaciones sociales. De un modo especial, cada año promueven esta campaña en todos los espacios que se abren a colaborar: nuestras parroquias, comunidades, centros educativos, católicos o no, asociaciones y particulares que les ayudan con sus donativos.
En esta ocasión, justamente en el 60 aniversario de su misión, hacen una profunda confesión y nos piden a todos que nos adhiramos: CREEMOS EN LA IGUALDAD Y DIGNIDAD DE LAS PERSONAS. Lo hacen con un tono femenino, como corresponde a la necesidad y a la novedad del momento. En su cartel, aparece una mujer india, por algo será, pero que muy bien podría representar a la mujer en cualquier lugar del mundo, que ilustra un gran lema: LA MUJER DEL SIGLO XXI ni independiente, ni segura ni con voz. Son tres negaciones que provocan. Las cosas van cambiando, pero este siglo que pretende ser el definitivo para tantas lacras sociales, también las está poniendo de relieve con más claridad que nunca. Es un lema para pensar, es un lema para cambiar, es un lema para respetar el plan de Dios sobre los humanos, a los que creó hombre y mujer, iguales en derecho y dignidad. La Biblia presenta al hombre y a la mujer como compañeros iguales ante Dios (cf. Gn 5,2).
Para que estos objetivos que se nos proponen sean posibles y, sobre todo para que los proyectos con los que se pretende cambiar el mundo con un desarrollo integral, tengan eficacia, os animo a todos a ser muy generosos en esta Campaña de MANOS UNIDAS DEL 2019. Esperamos mucho de todos en este Año de la Misión Diocesana, en el que para ser creíbles hemos de mostrar el respeto por la dignidad de todos los seres humanos, y especialmente por los más frágiles y maltratados; en esta ocasión por la mujer. QUE ESTA CAMPAÑA DE MANOS UNIDAS SEA UNA APORTACIÓN AL SUEÑO MISIONERO DE LLEGAR A TODOS.
Con mi afecto y bendición.
+ Amadeo Rodríguez Magro
Obispo de Jaén