¿Qué impide la felicidad de los abuelos?
Son muchos los obstáculos que impiden disfrutar del mínimo de satisfacciones, del mínimo gozos para que los abuelos sean felices. ¿Qué dificultades experimentan en su vida personal, familiar, social y religiosa, para no tener lo que desean y merecen? ¿Por qué no son felices los ancianos? ¿Qué hace sufrir a los ancianos? Este artículo repite los criterios anteriormente expuestos.
Como personas
La persona mayor siempre trabajó por la felicidad de los suyos y por su realización personal, impulsada por una esperanza o deseo profundo. Su esperanza, que incluye la de hijos y nietos, pide la realización de los deseos y la satisfacción de las aspiraciones más profundas del ser humano. Aunque ahora, la esperanza de los abuelos siempre será la razón de su vivir. Mientras exista el equilibrio entre el objetivo difícil y las posibilidades, aparecerán sus ilusiones y esperanzas como fuente gozosa de fortaleza y confianza.
No faltan abuelos-as que no ven sentido para seguir viviendo. Experimentan gran remordimiento cuando hacen balance de lo que ha sido su vida. En algunos, el sufrimiento es intenso y permanente, porque.
-se ven fracasados en su vida profesional. Aspiraron a mucho y consiguieron poco;
-contemplan fracasada su vida como pareja y como padres. Especialmente cuando abandonaron su hogar o cuando reconocen que fueron los más culpables de la ruptura de su matrimonio y del daño causado a los hijos;
-contemplan su gran irresponsabilidad religiosa, en el trato con Dios y en la ayuda a la Iglesia. Tuvieron muchas ocasiones que no las aprovecharon;
-palpan su frialdad religiosa, el orgullo que les impide reconciliarse con Dios pero no tienen ánimos-ganas-deseos para rectificar;
-reconocen internamente que su agnosticismo o la misma pérdida de fe, esconde muchas incoherencias. En el fondo-fondo, imitaron a la zorra…”están verdes” por su comodidad que no aceptan y que no saben cómo combatirla
Como padres y abuelos
Los abuelos sufren de manera más intensa:
-la ingratitud: cuando los hijos ni les visitan, ni les llaman por teléfono, ni les permiten disfrutar de los nietos;
-el fracaso de sus hijos divorciados. Con silencio prudente han seguido los conflictos conyugales y con miedo para dar consejos;
-la responsabilidad de educar a los nietos cuando son abandonados de sus padres divorciados;
-el temor fundado al comprobar que con su pensión y escasos ahorros no pueden ayudar como ellos quisieran a los hijos sin trabajo;
-la desunión y peleas entre los hijos. Sobre todo cuando critican a los padres por la “injusta” distribución de la herencia;
-el problema de la droga en los nietos que tantos sufrimientos provocan a los padres. Siempre: el sufrimiento de hijos y nietos repercute en ellos, en los abuelos, que los sienten como propios
Como pareja de personas mayores
El pasado, la jubilación y el estar, ahora, mucho tiempo juntos, es ocasión para que el diálogo conyugal sea un obstáculo serio para la felicidad.¿Cuándo?
-cuando surgen la crítica por infidelidad o malos tratos en los años pasados.
-cuando uno de los dos enferma gravemente y necesita cuidados intensivos en el hogar. El cónyuge sano comprueba cómo su libertad queda hipotecada las 24 horas. Y en su dignidad sufre cuando el enfermo-a es exigente, ingrato y de malos modales.
-cuando desapareció la gran fortuna del pasado por la mala gestión o por los gastos excesivos. Todo es motivo de continuas quejas “y de peleas matrimoniales”;
-cuando socialmente bajó su situación social. Ahora, sin amigos, despreciados, fracasados, y sin poder alternar en la vida como antes sí lo hacían. De ricos pasaron a pobres.
-cuando se acentúa la situación de miseria. Les falta dinero para los gastos más elementales y no se atreven a comunicar su situación a los hijos….que podrían ayudarles.
-cuando, enfermos y muy limitados, tienen que abandonar la casa en la que vieron nacer a sus hijos. Por la comodidad de hijos y nietos, los abuelos no pueden seguir en la casa. Tienen que vivir e otra casa de peores condiciones;
-cuando los hijos deciden el ingreso de la persona mayor en una residencia donde les aseguran “que lo tendrán todo”…Ignorando que les faltará lo más necesario para su edad: la compañía de hijos y nietos
Como católicos practicantes
La fe práctica, una de las columnas que sostuvieron la felicidad como padres y “jóvenes abuelos”, ahora se ve amenazada. Y ellos sufren porque:
-no pueden asistir a los actos del culto religioso. Les cuesta mucho tener que pedir el favor de que los lleven y traigan;
-faltan a la misa del domingo que consideran pecado grave. Y juzgar estar apartados de Dios por estas ausencias;
-siguen tentados y caen en pecado ante los enemigos del alma: mundo, demonio y carne;
-la vida moral, religiosa y de comunión católica es cada vez menor. Y cada vez son mayores los enemigos de la Iglesia a la que siempre defendieron;
-palpan su debilidad al caer en varias tentaciones sobre los pecados capitales.
-crece el pesimismo ante los peligros del mundo moderno que amenaza con destruir la moral, los valores evangélicos y la misma fe;
-están desconcertados, como fracasados y con sentimientos de culpa, porque algunos de los hijos o nietos (a veces, todos) se apartan de la fe que ellos inculcaron. Y Ni siquiera admiten que les recuerden la asistencia a la misa
¿Cómo superar cuanto hace sufrir a los abuelos? O de otra manera: ¿qué recursos y ayudas necesitan los ancianos para ser felices en la última etapa de su vida?
Como personas
La persona mayor siempre trabajó por la felicidad de los suyos y por su realización personal, impulsada por una esperanza o deseo profundo. Su esperanza, que incluye la de hijos y nietos, pide la realización de los deseos y la satisfacción de las aspiraciones más profundas del ser humano. Aunque ahora, la esperanza de los abuelos siempre será la razón de su vivir. Mientras exista el equilibrio entre el objetivo difícil y las posibilidades, aparecerán sus ilusiones y esperanzas como fuente gozosa de fortaleza y confianza.
No faltan abuelos-as que no ven sentido para seguir viviendo. Experimentan gran remordimiento cuando hacen balance de lo que ha sido su vida. En algunos, el sufrimiento es intenso y permanente, porque.
-se ven fracasados en su vida profesional. Aspiraron a mucho y consiguieron poco;
-contemplan fracasada su vida como pareja y como padres. Especialmente cuando abandonaron su hogar o cuando reconocen que fueron los más culpables de la ruptura de su matrimonio y del daño causado a los hijos;
-contemplan su gran irresponsabilidad religiosa, en el trato con Dios y en la ayuda a la Iglesia. Tuvieron muchas ocasiones que no las aprovecharon;
-palpan su frialdad religiosa, el orgullo que les impide reconciliarse con Dios pero no tienen ánimos-ganas-deseos para rectificar;
-reconocen internamente que su agnosticismo o la misma pérdida de fe, esconde muchas incoherencias. En el fondo-fondo, imitaron a la zorra…”están verdes” por su comodidad que no aceptan y que no saben cómo combatirla
Como padres y abuelos
Los abuelos sufren de manera más intensa:
-la ingratitud: cuando los hijos ni les visitan, ni les llaman por teléfono, ni les permiten disfrutar de los nietos;
-el fracaso de sus hijos divorciados. Con silencio prudente han seguido los conflictos conyugales y con miedo para dar consejos;
-la responsabilidad de educar a los nietos cuando son abandonados de sus padres divorciados;
-el temor fundado al comprobar que con su pensión y escasos ahorros no pueden ayudar como ellos quisieran a los hijos sin trabajo;
-la desunión y peleas entre los hijos. Sobre todo cuando critican a los padres por la “injusta” distribución de la herencia;
-el problema de la droga en los nietos que tantos sufrimientos provocan a los padres. Siempre: el sufrimiento de hijos y nietos repercute en ellos, en los abuelos, que los sienten como propios
Como pareja de personas mayores
El pasado, la jubilación y el estar, ahora, mucho tiempo juntos, es ocasión para que el diálogo conyugal sea un obstáculo serio para la felicidad.¿Cuándo?
-cuando surgen la crítica por infidelidad o malos tratos en los años pasados.
-cuando uno de los dos enferma gravemente y necesita cuidados intensivos en el hogar. El cónyuge sano comprueba cómo su libertad queda hipotecada las 24 horas. Y en su dignidad sufre cuando el enfermo-a es exigente, ingrato y de malos modales.
-cuando desapareció la gran fortuna del pasado por la mala gestión o por los gastos excesivos. Todo es motivo de continuas quejas “y de peleas matrimoniales”;
-cuando socialmente bajó su situación social. Ahora, sin amigos, despreciados, fracasados, y sin poder alternar en la vida como antes sí lo hacían. De ricos pasaron a pobres.
-cuando se acentúa la situación de miseria. Les falta dinero para los gastos más elementales y no se atreven a comunicar su situación a los hijos….que podrían ayudarles.
-cuando, enfermos y muy limitados, tienen que abandonar la casa en la que vieron nacer a sus hijos. Por la comodidad de hijos y nietos, los abuelos no pueden seguir en la casa. Tienen que vivir e otra casa de peores condiciones;
-cuando los hijos deciden el ingreso de la persona mayor en una residencia donde les aseguran “que lo tendrán todo”…Ignorando que les faltará lo más necesario para su edad: la compañía de hijos y nietos
Como católicos practicantes
La fe práctica, una de las columnas que sostuvieron la felicidad como padres y “jóvenes abuelos”, ahora se ve amenazada. Y ellos sufren porque:
-no pueden asistir a los actos del culto religioso. Les cuesta mucho tener que pedir el favor de que los lleven y traigan;
-faltan a la misa del domingo que consideran pecado grave. Y juzgar estar apartados de Dios por estas ausencias;
-siguen tentados y caen en pecado ante los enemigos del alma: mundo, demonio y carne;
-la vida moral, religiosa y de comunión católica es cada vez menor. Y cada vez son mayores los enemigos de la Iglesia a la que siempre defendieron;
-palpan su debilidad al caer en varias tentaciones sobre los pecados capitales.
-crece el pesimismo ante los peligros del mundo moderno que amenaza con destruir la moral, los valores evangélicos y la misma fe;
-están desconcertados, como fracasados y con sentimientos de culpa, porque algunos de los hijos o nietos (a veces, todos) se apartan de la fe que ellos inculcaron. Y Ni siquiera admiten que les recuerden la asistencia a la misa
¿Cómo superar cuanto hace sufrir a los abuelos? O de otra manera: ¿qué recursos y ayudas necesitan los ancianos para ser felices en la última etapa de su vida?