La Fundación Chávarri por el Bien Común apoya a decenas de fundaciones de la Iglesia a mejorar su gestión David López Royo: "Hay que buscar modelos nuevos ante circunstancias nuevas, porque si no, estamos muertos"
Anuncia proyectos a largo plazo, poniendo a disposición de distintas instituciones alrededor de 600.000 euros
La Fundación apuesta por los modelos de consorcio o concierto social para el futuro de muchas obras educativas, sociales o sanitarias
Visita la Fundación Chávarri por el Bien Común
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India, Guatemala, Togo, Honduras. Seguramente, en los próximos meses, también Colombia o Tanzania. La Fundación Chávarri por el Bien Común se viste de largo y anuncia proyectos a largo plazo para mejorar la vida de las personas aquí, y también en los países más necesitados, financiando proyectos en sanidad, educación y cooperación, fundamentalmente de instituciones de la Iglesia católica.
Así lo ha anunciado esta mañana su vicepresidente y director ejecutivo, David López Royo, durante una jornada de formación para analizar el impacto de la nueva Ley de Contratos del Sector Público celebrado en la sede de Bankinter, y que unió a una treintena de responsables de instituciones religiosas sin ánimo de lucro. Un proyecto, el de la Fundación Chávarri por el Bien Común, que acaba de arrancar, y que está poniendo a disposición de distintas instituciones alrededor de 600.000 euros.
Dignidad a través del café
El último, en Honduras, donde López Royo viajó hace unas semanas, y donde se encontró con el cardenal Rodríguez Maradiaga y con responsables de empresas y cooperativas del sector cafetero del país, con el fin de proponer alternativas empresariales respetando la economía de mercado. El viaje, de dos semanas de duración, se enmarca en nuevo proyecto, todavía en fase inicial, que tiene como base fundamental la dignidad de las personas.
“Hemos creado una marca de café, no de comercio justo, sino a su precio justo”, subrayó David López, quien anunció que el 35% de los beneficios van a ir directamente a Honduras. El responsable de la fundación también recalcó la importancia de la Cátedra por el Bien Común, ya en funcionamiento, con la colaboración de la Universidad Nebrija.
La jornada en sí giró en torno a nuevas propuestas para mejorar el rendimiento del acceso a fondos públicos y un mayor conocimiento de la normativa española y europea. “La Iglesia tiene un problema, ante los cambios políticos o de administraciones, pero hay un camino, y las cosas pueden cambiar”, confió López Royo.
Más de cien mil instituciones sanitarias en el mundo
La ponencia marco, sobre 'modelos de gestión eficiente', corrió a cargo del gerente del Hospital Gregorio Marañón, Joseba Barroeta Urquiza, quien arrancó subrayando que la Iglesia católica “tiene mas de 100.000 instituciones sanitarias en el mundo, con cuatro millones de personas trabajando en ellos. ¡Qué oportunidad para intercambiar la riqueza con la pobreza para proyectar un mundo un poco más igualitario!”
¿Tendrán sentido los grandes hospitales en el futuro? , se preguntó. “Rotundamente no, porque tendremos la necesidad de establecer dimensiones más confortables y cercanas para intervenir más eficazmente con los pacientes”. Así, Barroeta abogó por “una gestión participada, como nueva forma de dirigir y orientar”, y una clara apuesta por los modelos de consorcio, o el concierto social. “El Vaticano podría ser el modelo perfecto para aplicar los modelos de consorcio”.
Precisamente, el consorcio es una de las apuestas de la Fundación Chávarri por el Bien Común, y así lo explicaron a los gerentes y responsables de fundaciones de la Iglesia. “Hay que buscar modelos nuevos ante circunstancias nuevas, porque si no, estamos muertos”, recalcó David López Royo.
Álvaro Iglesias y Josefina Machado, de Chávarri Abogados, explicaron los beneficios del consorcio y del concierto social, y de las sinergias entre instituciones públicas y fundaciones o asociaciones para el bien común. Con el objetivo claro de que la obra siga adelante, algo especialmente relevante en un momento en que las vocaciones a la vida religiosa disminuyen, y hay que apostar por la corresponsabilidad de los laicos, también en la cogestión.
Otras fórmulas son las de Prestación Económica Vinculada, un modelo que piensa en la persona y le da una asignación para pagar algunos servicios sociales. Un modelo que tiene un problema con el actual articulado de la Ley de Dependencia.
Un trabajo en común
David López Royo cerró la jornada convencido de que la Iglesia "tiene que ponerse a trabajar de manera conjunta, porque hay soluciones y se pueden buscar". En el ámbito educativo, social, sanitario... "No nos deben asustar los nuevos tiempos, sino al contrario. Aquí estamos y seguimos trabajando".