Roma acoge el III Encuentro de Iglesias Hospital de Campaña 2024 Sor Lucía Caram: "Lo nuestro es el Evangelio, y del Evangelio no te pueden echar"
La monja tucumana, el padre Ángel, el padre Carlos o Peio Sánchez, acompañados por medio centenar de 'locos' impulsan toda una cadena de hospitales de campaña en parroquias de España, Italia, Asia y Latinoamérica, con el aval del Papa Francisco
El primer sacramento de San Antón fue el de la escucha. Después llegaron los enchufes para cargar los móviles, o las sillas de ruedas eléctricas, o la WIFI... Se pusieron unas cortinas para que los sin techo pudieran desayunar. "Convertimos ese lugar en una casa de todos, que los cepillos estuvieran abiertos -Deja lo que puedas, pide lo que necesites-, que todo el que necesitara un hogar lo encontrara en San Antón"
El padre Carlos Jhalil, que desde su parroquia en el centro de Ammán, en Jordania, atiende a centenares de familias de Líbano y Tierra Santa. No de Gaza, porque "no les dejan salir. Más de 42.000 muertos, y no hay un solo lugar seguro", explicó. "No sé qué va a pasar en invierno"
El padre Carlos Jhalil, que desde su parroquia en el centro de Ammán, en Jordania, atiende a centenares de familias de Líbano y Tierra Santa. No de Gaza, porque "no les dejan salir. Más de 42.000 muertos, y no hay un solo lugar seguro", explicó. "No sé qué va a pasar en invierno"
| Jesús Bastante enviado especial a Roma
En su primera entrevista, el Papa afirmó que veía a la Iglesia como un hospital de campaña, "con heridos buscando a Dios". De la mano de esas palabras de Francisco, varias iglesias 24horas de todo el mundo decidieron unirse, y trabajar en pos de una Iglesia en salida. De la mano de varios locos maravillosos: el padre Ángel García (parroquia de San Antón), Peio Sánchez (Santa Ana, en Barcelona) y sor Lucía Caram (Fundació Convent Santa Clara), este domingo arrancó, en la Casa san Juan de Ávila de Roma, el III Encuentro de Iglesias Hospital de Campaña, que ha congregado a medio centenar de personas, provenientes de distintas iniciativas en Madrid, Barcelona, Manresa, Roma, Jordania, México o Argentina.
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“Iglesia Sinodal e Iglesias Hospital de Campaña al servicio de la humanidad”, es el lema de este encuentro, que abrió el padre Ángel García, de Mensajeros de la Paz, quien recordó el primer momento en el que el Papa soñó "una Iglesia pobre y para los pobres". Desde hace décadas, y a través de Mensajeros de la Paz, el sacerdote habla, hace y trabaja por una Iglesia que pide perdón en lugar de pedir permiso. Una de las primeras iglesias abiertas las 24 horas fue la de San Antón, en pleno centro de Madrid, con el apoyo del cardenal Osoro y del Papa Francisco.
San Antón: "Pedimos las llaves y no las volvimos a entregar
El sacerdote recordó cómo recorrieron cerca de medio centenar de parroquias vacías de Madrid, "pero casi todos miraban hacia un lado". La de los escolapios, propiedad de los escolapios, estaba cerrada desde hacía diez años. "Hace diez años que abrimos la llave para verla, y no la volvimos a entregar", señaló. En un principio, buscaban un templo que pudiera dar misas a todas horas. "Al principio llegaban los periodistas a rezar, pero acabó convirtiéndose en un lugar al que llegaban los que no tenían dónde dormir".
El primer sacramento de San Antón fue el de la escucha. Después llegaron los enchufes para cargar los móviles, o las sillas de ruedas eléctricas, o la WIFI... Se pusieron unas cortinas para que los sin techo pudieran desayunar. "Convertimos ese lugar en una casa de todos, que los cepillos estuvieran abiertos -Deja lo que puedas, pide lo que necesites-, que todo el que necesitara un hogar lo encontrara en San Antón", explicó el padre Ángel.
Hoy, en San Antón, junto a los santos "de siempre", hay un santoral de hombres y mujeres que nos dejaron, como Almudena Grandes, Gloria Fuertes o Pedro Casaldáliga, pero también nuestro añorado Antonio Aradillas. Y otros que aún no han muerto, como la propia Sor Lucía. "A veces pensamos que los santos mean colonia, y son santos del día a día. Y también están los que nos acompañan cada día, los pobres, que son nuestros santos".
"Lo nuestro es el Evangelio"
Por su parte, sor Lucía Caram explicó las razones que le llevaron a fundar la Fundació de Santa Clara que, señaló, "no nació conmigo". Cuando comenzaron a trabajar con los más pobres, abandonados en la gran crisis de 2008, comenzaron los problemas identitarios. "Decían que no eran lo nuestro, pero lo nuestro es el Evangelio", recalcó la religiosa tucumana. De hecho, desde la orden y el Vaticano quisieron echar a la religiosa, pero "la comunidad fue a una".
"Francisco nos dio la clave cuando él va a visitar, a los pocos días de ser elegido, una comunidad de Roma, y dice que todos los conventos cerrados o infraocupados, pertenecen al cuerpo de Cristo, y que el cuerpo de Cristo son los más pobres. Y que no es el amor a las piedras, sino a las piedras vivas", rememoró sor Lucía, quien tuvo claro que "del Evangelio no te pueden echar", y que cada vez había más personas que venían a pedir.
Y es que, señaló la monja, "los pobres siempre molestan, los pobres te desinstalan". Porque son los pobres los que nos evangelizan. "Se trata de estar disponibles las 24 horas del día para los pobres, se trata de tener una Iglesia en salida pero también tener las puertas abiertas". Y un proyecto así, explicó, "no se explica sin una comunidad de vida". Hoy, la comunidad son cinco monjas, pero otros veinte comparten, rezan, comen juntos. "Una comunidad al servicio, una comunidad inclusiva, y abierta al diálogo interreligiosa". Hoy, en la comunidad conviven cristianos de otras denominaciones.
"Somos una comunidad de vida contemplativa, que vive la contemplación dejando que la realidad impacte en nuestro corazón. Cuando partimos, repartimos y compartimos hay para todos, y encima sobra".
Cincuenta años sin un día de paz
"Llevamos cincuenta años trabajando por la paz en nuestra tierra, pero no llevamos ni un día de paz", arrancó su intervención el padre Carlos Jhalil, que desde su parroquia en el centro de Ammán, en Jordania, atiende a centenares de familias de Líbano y Tierra Santa. No de Gaza, porque "no les dejan salir. Más de 42.000 muertos, y no hay un solo lugar seguro", explicó el padre Carlos. "No sé qué va a pasar en invierno".
El padre Carlos, presidente además de Mensajeros de la Paz Jordania, mantiene una escuela en la que estudian decenas de menores que no podrían ser escolarizados en el país. También, una sastrería. Dessde hace un tiempo, una clínica abierta todas las semanas, que "atienden a todo aquel que lo necesita". También musulmanes: "No podemos decir que no, estamos para servir a todo hombre y mujer que sufre".
"La fe nos llama a actuar, al acompañar a los vulnerables reconocemos la presencia de Dios en los demás y en nuestras vidas", señaló el sacerdote, quien evidenció las dificultades logísticas, económicas y sociales de la acogida, desde una parroquia católica, a refugiados que huyen de la guerra, la persecución y la pobreza, y que en su mayoría son musulmanes. En Líbano, que ahora está sufriendo los ataques israelíes, la situación es totalmente precaria.
La Iglesia, desde el Papa Francisco a los que trabajan, como el padre Carlos, a pie de calle, "hemos enfatizado los valores cristianos de acogida y solidaridad, y pidiendo a la comunidad internacional que intervenga para proteger a los civiles, que son la mayoría de los muertos". "Gaza está totalmente destruida", lamentó el sacerdote. Cuesta más mantener la esperanza, admitió, entre lágrimas, el religioso.