Celoso custodio del proceso, el teólogo alerta sobre preservar el método sinodal del discernimiento y la escucha Carlos Schickendantz: "La escucha y la participación debe llegar hasta el final del proceso del Sínodo de la Sinodalidad"
Del viernes 9 al domingo 11 de agosto se llevará a cabo en la sede bogotana del Celam el Congreso Latinoamericano y Caribeño "Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal"
En esta entrevista, el sacerdote y teólogo argentino Carlos Schickendantz alerta sobre los riesgos que enfrenta el proceso del Sínodo de la Sinodalidad, que se acerca al final de esta fase
| Virginia Bonard
(ADN Celam).- Del viernes 9 al domingo 11 de agosto se llevará a cabo en la sede bogotana del Celam el Congreso Latinoamericano y Caribeño “Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal”.
Entrevistamos para ADN Celam al sacerdote y teólogo argentino Carlos Schickendantz*. Sus alertas sobre cuidar que el proceso de discernimiento y escucha se preserven hasta el final de esta fase del Sínodo, que la teoría no deje espacio a la praxis que llegue a todos y a todas, su elogio al Documento Síntesis por lo valioso de su estilo, son algunos de los andariveles por los que circuló nuestra conversación. Compartamos los frutos con nuestros lectores.
PREGUNTA.-Padre Carlos, nos estamos preparando para vivir el Congreso de Teología Sinodal que abordará una serie de ejes temáticos muy claros. Uno de ellos tiene que ver con la importancia de analizar los temas que se proponen en el Documento Síntesis de la primera sesión de la Asamblea del Sínodo. ¿Cómo lo recibió, ha podido ir profundizando a partir de las conversaciones espirituales de los padres sinodales recogidas en el Documento?
RESPUESTA.-Elaborar un documento síntesis al final de una reunión es una tarea bastante difícil porque mientras se están desarrollando las conversaciones y todo el proceso, hay que empezar a poner por escrito en un texto lo que se va dialogando, lo que se va decidiendo. Es una tarea súper exigente. Por eso uno muchas veces debe ser bastante tolerante con los textos que provienen directamente de la asamblea y no como un fruto de un trabajo de comisión, teórico, bien pensado, sino que se trata de un texto que sale como pan caliente del horno. Afortunadamente este texto fue muy logrado por los temas escogidos, por la forma de pronunciarse y también por la forma en que abría el juego a una nueva fase de conversación. Por tanto considero que ese texto —hay muchos textos, quizás demasiados en el proceso sinodal— puede ser leído con mucho provecho y me parece que ofrece una buena imagen de lo que está en juego en el proceso sinodal.
Asuntos complejos que requieren debate
P.-Uno de los propósitos de este Congreso de Teología Sinodal es que puedan aportarse, como herramientas para los participantes de la Segunda Asamblea, contenidos desde lo teológico al ejercicio de la sinodalidad, pero también desde lo pastoral, lo espiritual y lo canónico. ¿Cómo lograr hacer realmente esos aportes desde la Teología para no quedarse únicamente en lo teórico?
R.-La cantidad de los problemas y la seriedad de los asuntos que están en debate son de lo más diversos: algunos afectan más a la visión social y política vinculada a la opción por los pobres, otros a la situación de las mujeres en la vida de la iglesia y cómo incrementar sus participaciones allí, o cómo regular mejor las distintas instancias de las conferencias episcopales, o la relación con las iglesias orientales.
Se trata de una cantidad de asuntos extremadamente complejos y esto no se puede resolver solo con una conversación espiritual. Aquí hacen falta argumentos fundados en la tradición de la Iglesia, en la escritura, en el pensamiento contemporáneo, en el aporte de otras ciencias. En fin, como trabaja la Teología.
Estamos frente a asuntos complejos que requieren debates con argumentos en orden a escoger aquellos mejores para hacer progresar estos temas que tenemos en la mesa de la conversación en el proceso sinodal. La Teología está llamada de una manera completamente necesaria a esta tarea y en esa línea se ha pensado el Congreso de agosto, como un aporte más en este proceso de clarificación, profundización de cada uno de los asuntos que, a su vez, tienen una dinámica y problemática específica.
Enfrentar los riesgos
“Es uno de los múltiples riesgos que hay: que sea solo teórico y no tenga la repercusión de vida en el pueblo de Dios, otro es que los mismos participantes queden insatisfechos por la forma en que fueron tenidos en cuenta, es decir, si en ese proceso consultivo resulta que las consultas no terminan en decisiones compartidas sino que alguien al final toma una decisión independizándose de la conversación realizada”, explicaba Schickendantz, sobre si se puede esperar el paso concreto de lo consultivo a lo deliberativo y continuó:
“Este proceso abierto de conversación que ha incluido a tantas personas es complejo, exige una gran coherencia para que esa escucha inicial novedosa, tan rica, tan acertada verdaderamente mantenga ese material recibido y que sea llevado hasta el final. No que otro grupo finalmente tome decisiones en el nombre de los demás. El fenómeno de la escucha y la participación tiene que ser llevado hasta el final del proceso”.
Aprendiendo de los otros
El padre Schickendantz ha abordado con mucha profundidad otras experiencias como por ejemplo el camino sinodal en Alemania, “son experiencias son muy distintas. Alemania ha vivido —además de tener ya, desde hace muchas décadas, preguntas y cuestiones muy arraigadas en la vida de la Iglesia como las que se han manifestado ahora en el sínodo alemán— el problema de los abusos en la Iglesia lo que hizo la conversación sinodal aún más urgente y ellos han realizado su propio camino con responsabilidad”.
Marcó el teólogo cordobés que “nos corresponde a nosotros aprender de las experiencias de los otros. Cada vez más nos damos cuenta de la importancia de las Iglesias locales y regionales, de respetar la idiosincrasia, la cultura y las costumbres también eclesiales de cada lugar. La Iglesia es una suma de pluralidades, de experiencias de fe que están local y contextualmente ubicadas. Por eso es tan importante estudiar los distintos procesos sinodales, por ejemplo, el que usted nombraba de Alemania comparándolo con las experiencias múltiples de diversos niveles que hay en América Latina. Hoy en día hay muchas experiencias sinodales en curso en distintas diócesis mediante asambleas, sínodos de diocesanos. Así que tenemos que aprender unos de otros en una Iglesia plural, ‘Iglesia de distintas velocidades’ en los distintos contextos culturales. Una pluralidad en la unidad”.
Están todos invitados
P.-Por favor, nos gustaría que formulara su invitación a la participación activa en este Congreso de Teología Sinodal, sobre todo buscando que disciplinas como la Teología sean más cercanas a la gente.
R.-Sí, ahí tenemos la doble tarea. Por una parte, la complejidad de la Teología con su investigación, su estudio, su precisión conceptual, su trabajo sobre las fuentes, su relación con las otras ciencias, el estudio de la situación contemporánea, toda la seriedad del trabajo teológico como una disciplina científica.
Por otro lado, su servicio al pueblo de Dios, la inserción de este servicio como otros servicios de la Teología al pueblo de Dios en orden a compartir las riquezas de lo que se estudia, de lo que es, de lo que se aprende en el campo teológico. Por eso la Teología siempre tiene que estar navegando en esos dos frentes: por un lado la profundización para entender mejor y por otro lado la comunicación más amplia al pueblo de Dios. Esperamos que el Congreso pueda ofrecerlas trayendo ideas de muchos participantes y ofreciendo a un público más amplio desde la riqueza de la reflexión de colegas de distintos lugares de América Latina.
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