El motivo central que celebramos el próximo domingo, día 23 de octubre,  es la fiesta del DOMUND: Domingo mundial por la Evangelización de los Pueblos.

En nuestro país hay una larga y preciosa tradición de solicitar ayuda económica para las misiones. ¿Quién no recuerda aquellas huchas que tenían forma de cabeza africana o asiática y que paseábamos por todas las calles cuando éramos niños? Era el día de “Los chinitos.” España es un país muy sensibilizado con el mundo de las misiones y uno de los que más aporta para ayudar en la misión. Felizmente.

España es adelantada en la fiesta del DOMUND; no sólo por lo que recauda, que es mucho, más de 15 millones de euros sino, sobre todo, por la cantidad de misioneros españoles que trabajan y evangelizan en países de misión. En mi visita a Roma al Cardenal Prefecto para la Evangelización de los pueblos, cuando yo era presidente de CONFER, recuerdo que nos decía: “La iglesia española es muy generosa en su compromiso misionero; seguid alentando el amor y el compromiso con las misiones.”

He tenido la dicha de visitar a lo largo de mi vida a muchos misioneros en distintas partes del mundo. La última vez ha sido este pasado verano como voluntario en la misión de mis hermanos mercedarios en La República Dominicana. Y no están en la zona turística de Punta Cana o Samaná sino en los barrios más pobres y desprotegidos de Santo Domingo Oeste, en el barrio de Las Caobas. Allí están tres hermanos misioneros que se destacan por vivir desde la gratuidad absoluta. Su vocación es ser y vivir para servir a los más pobres. Ellos hacen realidad aquella famosa frase de santa Teresa de Calcuta: “Quien no vive para servir no sirve para vivir”

En este día del DOMUND deseo que estas palabras sean un homenaje de gratitud y cariño a mis hermanos misioneros mercedarios manchegos de Santo Domingo:

Pepe: misionero en África muchos años, en campos de refugiados y amenazado por las guerras y ahora en Santo Domingo, en el pobre barrio de “Las Caobas”.

Santiago: un magnífico músico que ha logrado evangelizar a través de la música y con la formación de un coro de niños, llamado el “Corito Chichigua” que ha llegado a ser conocido en todo el país y ha publicado varios CDS que son una delicia para el oído y para la fe.

Tomás: Un quijote de la fe y la entrega, que está logrando rescatar de la calle a muchos “Niños Limpiabotas” y niñas vulnerables, a través de la Fundación “La Merced-Niños Limpiabotas”. Niños sin futuro y sin dignidad que no tienen posibilidad de poder estudiar y poder vivir con dignidad.

El DOMUND tiene nombres propios y yo hoy he querido nombrar a algunos de los más de 8000 misioneros españoles que evangelizan a muchos pueblos y llevan, además, dignidad, cultura, derechos humanos y lucha por la justicia. Muchos de estos misioneros, cada vez más, son jóvenes voluntarios, como yo mismo he visto en Dominicana. Ayer mismo, veía, como cada viernes,  en la Trece TV, el programa que dirige mi amigo, el magnífico periodista Asell Sánchez, con el apoyo de la OMP: (Obras Misionales Pontificias) y me impresionaba gratamente ver la labor que hacen los salesianos en la educación de los niños y jóvenes y los dominicos, defendiendo a los trabajadores de la caña de azúcar, nuevos esclavos del siglo XXI en el mismo Santo Domingo. ¿Qué sería de unos y otros sin los misioneros?

“Seréis mis testigos” es el lema del DOMUND de este año. Y en verdad los misioneros lo son.

Ojalá la Palabra sea nuestra luz en nuestros caminar diario, como lo es para los misioneros, y esta Palabra nos vuelva cada vez más testigos, más humanos, más hermanos, más misericordiosos como el Maestro. Y ojalá seamos muy generosos en el día del DOMUND para que ese don precioso de la fe pueda llegar a todos los hombres nuestros hermanos.

 El latido de la calle nos invita hoy a no pasar del largo ante el drama terrible de tantos niños que no llegan a ver la luz por culpa de estas leyes injustas e inhumanas del aborto. La vida y la muerte de esos inocentes no nacidos se elevan hasta Dios pidiendo justicia. Hay mucho sufrimiento cerca de nosotros.

En el libro el “pájaro solitario” de Martín Descalzo hay un soneto que muy bien puede expresar eso del hombre de sufrimientos:

A veces en la noche hay un crujido

de nieve sucia, galopando, muerta,

que deja el alma extremaunciada y yerta

y ya no sabes para qué has nacido

Y ya no sabes para qué has vivido,

y se queda la sangre tan desierta

que te sientas perdido ante tu puerta,

ante tu puerta, sin por qué, perdido.

¿Quién eres? ¿Dónde estás? ¿Por qué tus huesos

se obstinan en ser polvo enamorado?

¿Por qué tienes en lista tantos besos

que nunca diste, que jamás te han dado?

¿Por qué todos tus sueños nacen presos

dentro de un corazón encadenado?

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