"Esperanza en el avispero de Oriente Medio" En el agua del Jordán
(Jesús Bastante).-Caía la tarde cuando llegamos a la orilla del río Jordán donde, según la tradición, Jesús fue bautizado por su primo Juan. El cielo se cerraba al paso de la peregrinación organizada por Viajes Ánfora, a través de la cual hemos podido acompañar a un grupo de sacerdotes a lo largo y ancho de Jordania. Un país roto por el cruel asesinato de su piloto por el Estado Islámico, y orgulloso de sí mismo, como lo demostraron las manifestaciones que recorrieron el país este viernes. Siguiendo los pasos de Jesús, el mismo que cambió la doctrina del ojo por ojo por la del amor sin medida. Desgraciadamente, no surgen soluciones, siquiera éticas, para para frenar a los demonios degolladores sin utilizar las armas más mortiferas.
Apenas cinco metros de Jordán separan el reino hachemita de Israel. Un tímido soldado jordano, que no habla el inglés (mucho menos el castellano), se entretiene esperando que arrancara el derby Atlético-Real: apenas conocen más de nuestro país. Al otro lado, ni un alma. Febrero no es un mes de peregrinaciones y el escenario del Bautismo de Jesús (Israel cuenta con otro memorial, pero éste es el único con dos orillas) resulta casi fantasmagórico desde el otro lado. Sería fácil pasar a Israel desde este paso, al menos hoy.
El lugar donde Jesús fue bautizado es uno de los ejemplos de colaboración entre dos países, pequeñas briznas de esperanza para un futuro de convivencia pacífica en el avispero de Oriente Medio. Pocas horas antes, desde Aqaba, la vista nos dejaba contemplar Arabia, Egipto, Israel y Jordania. Un poco más al norte, Siria, donde los bombarderos jordanos seguían descargando su furia contra un enemigo invisible, pero muy real, especialmente para los auténticos musulmanes. En aquel rincón, entretanto, los pájaros siguen cantando, y el silencio resulta abrumador. Una gran pila de piedra redonda nos invita a renovar las promesas del Bautismo.
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