El desafio del hambre
Me cuesta entender y reflexiono, cómo en pleno siglo XXI podemos seguir aún hablando de lugares en la tierra que carecen de comida, de agua, de colegios, de hospitales, de tantos derechos de primera necesidad… de niños que “viven” en los vertederos, que comen lo que sacan de ahí, que se ponen a trabajar apenas empiezan a sostenerse, etc, etc… imágenes impactantes que no se borran de nuestra retina y que hemos visto todos últimamente en el cuerno de África y en tantos otros lugares de América latina. El problema es que la información es tanta y tan constante, que la olvidamos en seguida para dar paso a otra información peor o simplemente diferente.
Millones de personas siguen pasando hambre y es muy probable que la crisis generada en Europa por la ambición, sea la moneda de cambio para un empeoramiento de la situación en estos países.
Parece dar la impresión de que decidimos ignorarla, y no me refiero al pueblo llano, que es el que siempre está ahí aportando todo lo que puede, sino a las opciones económicas de los dirigentes y responsables, al igual que a los productores y consumidores, porque en nuestra forma de vivir, también tenemos responsabilidad.
No olvidemos que la madre tierra dispone de recursos suficientes para todos, pero el problema recae en su utilización. Los alimentos disponibles por habitante han aumentado cerca de un 18% en los últimos años, entonces ¿Qué es lo que está pasando?
Pueblos enteros condenados a morir en la degradación siendo el hambre su principal amenaza y no solo para la vida de las personas, también para su dignidad.
Cada vez tenemos más conciencia de la situación, los medios de comunicación nos lo meten por los ojos y sabemos perfectamente que el hambre constituye un escándalo que seguimos permitiendo. A partir de aquí, mi pregunta es: ¿hasta cuándo?